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La literatura como mercancía

(30/XII/2015) Hoy si ha estado muy mal la venta: tan solo un libro y muy barato. De repente decido a darle rienda suelta a una idea que ya traía y me pongo a buscar varios Libros con precios entre 45 y 75 pesos. Dicen que no hay cosa peor que un idiota con iniciativa, pero hoy amanecí con algunos gramos de autoestima. Una vez que tengo tres docenas los amontono cerca del aparador con un letrero que dice $50 pesos. Para no verme gandalla con mi empleador, "dono" tres libros míos algo maltratados, uno de Eco y dos de García Márquez (para también correr riesgos y pagar mi parte de responsabilidad). En menos de lo que aletea un colibrí, El nombre de la rosa pasa a otro dueño. El nuevo dueño, en cuestión, es un muchacho de unos 20 años que venía buscando "algo que leer". Le platico someramente la trama de la famosísima novela de Eco y le brillan los ojos, saca su billete y sale disparado; conozco ese comportamiento, hace tiempo yo era así y me devoraba los libros con un hambre de niño de hospicio intelectual.

Viene un señor de edad y me pide algo de algún ganador del Nobel, le ofrezco los de García Márquez y me dice que no, que ya le perdió el gusto, no el respeto pero sí el gusto. Me viene a la mente Solschenitzin para recomendárselo, pero no digo nada. Entre el montón de libros de 50 pesos encuentra uno que se títula Cinco novelas clave de la literatura hispanoamericana de un tal Antonio Sacoto, lo hojea un poco, ve el índice y me dice: -"Este". -"Las he leído todas, sabe usted...creo que va a ser interesante conocer la opinión de otra persona sobre estas maravillosas obras". Le respondo que sí, que seguramente va a ser muy interesante porque "no sólo son cinco novelas clave de la literatura hispanoamericana sino de la literatura universal". Entablamos charla entonces sobre las exquisiteses de las letras y terminamos hablando sobre El Quijote. Me dice:-"Nunca he podido pasar de los molinos de viento". -"Yo sí, pero nunca he llegado al final...¿Sabía usted que en este año se cumplen 400 años de la publicación de la Segunda Parte del Quijote?...¡No! Pues así es, en un inicio, El Quijote no era tan largo como lo fue después y, de hecho, es posible que sea la primera novela propiamente dicha en donde los personajes principales tienen un desarrollo psicológico complejo, antes de eso, los Míos Cid y los Roldanes eran cantares de gestas, siempre de los personajes de la nobleza y siempre de los vencedores...a Don Quijote y a Sancho Panza, el choque con la realidad los va moldeando, los va transformando a lo largo de la trama de sus singulares aventuras, no terminan siendo como eran...".

La presencia de un nuevo cliente me detiene de mis desquiciadas disertaciones y me tengo que despedir del cliente anterior. No me molesto, al fin de cuentas mis esquizofrénicas opiniones no deben ser fomentadas por más de algunos minutos. Me dispongo a atender a otra persona con no sé qué gustos, intereses o manías. Y resulta ser un individuo muy chistoso y muy grosero; me pregunta por un título que no está y luego me pide que le recomiende algo "interesante de a de veras". A todo lo que le sugiero dice que no de forma tajante y altanera. La neurosis ajena me divierte mucho, por eso digo que es muy chistoso, pero después de un rato de intentar atenderlo me comienzo a impacientar tratando de que no lo note. Casi a punto de sacarme de quicio, abruptamente decide irse y yo vuelvo a respirar a todo pulmón. ¿Y esos corajes quién me los paga?

Llega una señora, pone dos bolsas llenas de libros sobre aparador y me pregunta a quemarropa: -"¿Cuánto me da...? Y tenga en cuenta que ya soy clienta...". Reviso el material. Nada extraordinario, sólo una que otra cosa de interés general. De hecho, le devuelvo más de una tercera parte porque son libros de texto escolar, carísimos en su temporada, pero comercialmente insignificantes después de su uso. Hasta abajo encuentro Caballo de Troya 1 y 2 junto con Azteca de Gary Jennings (que se lee en México mucho más que La visión de los vencidos de León Portilla). No es literatura que me atraiga, pero esos tres títulos están en la lista de "cotizados". Le digo: -"Le doy $50"-"No; quiero $100 de menos, fíjese que vienen dos caballos de Troya y un Azteca...". No sé porque carambas, pero me surge un impulso que no puedo detener y con toda la intención de hacerla enojar le pregunto irónicamente: "¿Están buenos? ¿De qué se tratan?". Se me queda viendo como si yo fuera marciano. Me carcajeo para mis adentros, pero no se lo hago notar...-"Le doy 60". -"70 y órale!". -"Va que va". Le pago y me dice: -"El otro señor me daba más". No le creo en lo absoluto, yo apenas soy aprendiz en esto de comerciar con libros y sé que precisamente ese es el negocio de los libros usados: comprar lo más barato posible y vender lo más caro que la demanda de los clientes y la moda lo permita. Pero total, no lo hice tan mal para ser la primera vez.

Llevo los libros al área de nuevas adquisiciones, anoto el gasto y una brevísima descripción del lote comprado; acto seguido, pongo el Caballo de Troya I en el aparador y casi me lo arrebata un cliente. Como está muy maltratado, se me ocurre decirle: -"$70". El individuo saca el dinero y paga sin chistar y se va. ¡Ver para creer!

¿Y yo de qué me quejo si, hace algunos años, para conquistar a una ladie pseudointelectual me tuve que echar tres libros de Coelho al hilo y decirle que eran una maravilla? Además me la pasé muy bien con ella y los libros los canjeé después con un amigo por Las variedades de expériencias religiosas de William James. La vida es muy corta como para asesinar a todo aquel que no haya leído a Nietzsche.

Hablando al chile, también hay veces en que me la creo que el universo entero conspira para que yo logre mi leyenda personal. Nomás que en mi caso, el azotón con la vida real cada vez es peor. Lo que sí es indiscutible es que existe una enorme demanda de literatura como moda, como mercancía en el mercado de las personalidades. Pero aquí no estoy para juzgar las lecturas de nadie, cada quien puede tener las patologías literarias que le vengan en gana y la simple estrategia de venta dio resultado y salvo el día. Mañana otro día será.

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