Hacía tres semanas de la muerte del pastor alemán de la chica. Se había ahogado. La chica no conseguía olvidarlo. Se sentaba en el porche de la casa que su novio tenía en la playa y miraba el agua. No era la misma agua. La casa miraba al golfo de México. El pastor se había ahogado en la bahía. Su novio había comprado la casa hacía solo una semana. La había comprado amoblada, con platos y vasos