Dos fragmentos de La mujer de la arena, de Kobo Abe (traducción de Kazuya Sakai):
"Ningún asunto importante. Una torre de quimera construida con ladrillos ilusorios y llenos de agujeros. Pero si la vida estuviera hecha sólo de cosas importantes, sería una frágil caja de cristal, que no se podría siquiera tocar al descuido...Pero la vida cotidiana es exactamente como los titulares de los diarios..."
"Los veranos intensos inundados de sol sólo se encuentran en las novelas o en el cine. Lo que existe en realidad son los modestos domingos del ciudadano común, ese que pasa su siesta sobre la sección política de los diarios, envuelto en el olor del humo de los cañones...Termos con tapas magnéticas y latas de zumo de frutas...Botes de alquiler a 150 yenes la hora, al final de una larga cola, y las burbujas color plomo traídas a la orilla por los peces muertos...Y luego, para acabar, los trenes atestados que se desintegran en el cansancio..."
"Ningún asunto importante. Una torre de quimera construida con ladrillos ilusorios y llenos de agujeros. Pero si la vida estuviera hecha sólo de cosas importantes, sería una frágil caja de cristal, que no se podría siquiera tocar al descuido...Pero la vida cotidiana es exactamente como los titulares de los diarios..."
"Los veranos intensos inundados de sol sólo se encuentran en las novelas o en el cine. Lo que existe en realidad son los modestos domingos del ciudadano común, ese que pasa su siesta sobre la sección política de los diarios, envuelto en el olor del humo de los cañones...Termos con tapas magnéticas y latas de zumo de frutas...Botes de alquiler a 150 yenes la hora, al final de una larga cola, y las burbujas color plomo traídas a la orilla por los peces muertos...Y luego, para acabar, los trenes atestados que se desintegran en el cansancio..."