Dos fragmentos de Una mujer endemoniada, de Jim Thompson:
"Le dije que el mundo estaba lleno de gente agradable. Me hubiera costado demostrárselo, pero de todos modos lo dije."
"Era una vieja con una boca como de halcón y unos ojos pequeños y serviles. Tendría unos setenta años —no creo que nadie pueda hacerse tan feo en menos de setenta años—, pero parecía fuerte y sana."
Y uno de Asesino burlón, también de Thompson:
"Sonó el teléfono. Suavemente, en realidad, si bien pareció estridente y ominoso, como lo parecen todos los teléfonos cuando suenan por la noche en las oscuras habitaciones de hotel."
"Le dije que el mundo estaba lleno de gente agradable. Me hubiera costado demostrárselo, pero de todos modos lo dije."
"Era una vieja con una boca como de halcón y unos ojos pequeños y serviles. Tendría unos setenta años —no creo que nadie pueda hacerse tan feo en menos de setenta años—, pero parecía fuerte y sana."
Y uno de Asesino burlón, también de Thompson:
"Sonó el teléfono. Suavemente, en realidad, si bien pareció estridente y ominoso, como lo parecen todos los teléfonos cuando suenan por la noche en las oscuras habitaciones de hotel."