Envuelta en lo frágil de mi ventana, quieta te observo y en ese inter del viento cierro Mis Ojos para no caerme, para no atraerte hasta mi y besarte. Padecen mis manos tu ambigua ausencia, el llanto en mis ojos sufre a tu marcha, y yo, quieta, multiplico la lluvia que corre libre y limpia en tu deceso. Es tiempo de cerrar y dejarte ir, como aquella vez que mire tus manos y encontré unidas dos hojas de parra a los rizos de tus negras pestañas. Marcha antes que mis labios se humedezcan, e intenten retenerte en mi emoción; pero permíteme antes de marcharte, que graben nuestra palabra en mi tez. Luego amor, con mi piel adolorida le inventare a mi aliento un par de engaños y cuando Dios llame a rendir mi cuenta le contaré lo frágil de mi sed. Daanroo