En el Año Nuevo chino
hay una procesión vecinal
hasta el lago.
Allí la gente
enciende velas
en farolillos de papel
que flotan sobre el agua
y pide deseos.
«¿Qué quieres?»,
le pregunta una mujer a su marido.
«¿Salud o trabajo?»
Él dice que amor.
«Concedido», dice ella.
El farol navega despacio en dirección
a otro
con el que termina chocando
suavemente.
Es de un niño.
Está mirándoles.
Dice: «Pues yo no tengo ningún deseo».
Yo me lo quedo.
Me quedo su deseo.
Lo pienso bien y pido.
Pido lo que no pide el niño.
Pido no tener la necesidad
de pedir ningún deseo
nunca más.
hay una procesión vecinal
hasta el lago.
Allí la gente
enciende velas
en farolillos de papel
que flotan sobre el agua
y pide deseos.
«¿Qué quieres?»,
le pregunta una mujer a su marido.
«¿Salud o trabajo?»
Él dice que amor.
«Concedido», dice ella.
El farol navega despacio en dirección
a otro
con el que termina chocando
suavemente.
Es de un niño.
Está mirándoles.
Dice: «Pues yo no tengo ningún deseo».
Yo me lo quedo.
Me quedo su deseo.
Lo pienso bien y pido.
Pido lo que no pide el niño.
Pido no tener la necesidad
de pedir ningún deseo
nunca más.