Tierra negra, árboles en llamas, cadáveres carbonizados de animales salvajes asados ​​hasta quedar crujientes. El olor acre del pino y el eucalipto permanece en el aire.

Escenas tan horribles se repitieron una y otra vez por toda España, desde Mijas en la Costa del Sol hasta las selvas salvajes de Zamora en el noroeste de la península y las colinas a las afueras de Madrid.

Docenas de Incendios forestales han engullido decenas de miles de hectáreas y obligado a miles a huir de sus hogares en lo que es el verano de 2022, el peor brote de incendios desde que comenzaron los registros.

Se estima que ya han sido arrasadas unas 200.000 hectáreas del campo español según las últimas cifras del Sistema Europeo de Incendios Forestales, superando la masacre de 2012 cuando se destruyeron unas 189.000 hectáreas en el que fue, con diferencia, el peor verano registrado.

A pesar de que las temperaturas descienden a medida que disminuye la última ola de calor, la mayor parte de España permanece en alerta máxima por incendios forestales, convirtiendo su campo en una peligrosa caja de pólvora.

Los bomberos de la isla canaria de Tenerife luchan en estos momentos contra un incendio de 27 kilómetros de circunferencia, las llamas invaden la biosfera protegida de Doñaña, mientras que en Valencia emergen montones de humo de la Costa Blanca mientras los bosques arden en Calis.

Dos incendios forestales han dañado las colinas sobre la Costa del Sol en la región de Mijas durante el último mes, y el martes se informó de otro nuevo incendio.

La tragedia fue aún mayor en Lusacio en Zamora donde dos personas fallecieron en un incendio que destruyó más de 13.000 hectáreas de tierra en tan solo dos días.

El bombero Daniel Golon Farra, de 62 años, murió lidiando con las llamas, mientras que Victoriano Anton Raton, un agricultor de 69 años, se prendió fuego mientras intentaba poner a salvo a sus rebaños después de que cambiaran repentinamente de dirección.

Si bien se ha culpado a las temperaturas inusualmente altas, los bosques han sido descuidados con años de mala gestión y la variedad habitual de pirómanos, trabajadores descuidados e idiotas responsables de los incendios, pocos niegan el papel del calentamiento global.

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, enfatizó las consecuencias de la emergencia climática mientras investigaba las secuelas de un incendio en Extremadura la semana pasada.

“Quiero dejar algo claro”, dijo. “El cambio climático está matando: está matando personas, como hemos visto; también está matando nuestro ecosistema, nuestra biodiversidad y también está destruyendo las cosas que apreciamos como comunidad: nuestros hogares, nuestros negocios, nuestro ganado”.

Irónicamente, incluso aquellos dedicados a combatir el cambio climático desempeñaron su papel en la reciente devastación después de que se descubrió que una empresa holandesa encargada de plantar árboles para compensar las emisiones de carbono era responsable de un incendio forestal.

Land Life, una empresa de reforestación con fincas en Aragón, ha admitido que uno de sus trabajadores es responsable de un incendio que destruyó 14.000 hectáreas en las afueras de Ática cuando una excavadora mecánica que preparaba el terreno para las plántulas provocó una chispa.

Una de las imágenes más claras de los incendios de este mes fue la milagrosa huida de un agricultor que intentaba cavar una trinchera cortafuegos para proteger su localidad, Tabara en Castilla y León, cuando su tractor se incendió.

Ángel Martín Arjuna fue captado por la cámara corriendo del Infierno con su ropa en llamas. Sobrevivió a quemaduras en el 80% de su cuerpo.

Sorprendentemente, las autoridades creen que el 85% de los incendios forestales son el resultado directo de acciones humanas, ya sea intencionalmente por pirómanos o debido a un error o negligencia humana.

El domingo en Cataluña, un hombre fue arrestado por iniciar tres incendios mientras estaba en Mallorca el lunes, y un ciudadano alemán está bajo custodia bajo sospecha de iniciar siete incendios en la región de Calvia durante el fin de semana.

Si bien la salud de los incendios de este año puede ser más fuerte de lo esperado, no debería ser una sorpresa.

“Llevamos mucho tiempo advirtiendo que el cambio climático significa olas de calor más intensas y más incendios forestales en el Mediterráneo”, dijo Nuria Blázquez, portavoz de Ecologistas en Axion. “Pero pueden haber llegado antes de lo que esperábamos”.

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