Después del trabajo, uno llega cansado sin querer hacer nada, con la esperanza de descansar el cuerpo un rato. Pero no, siempre hay algo que hacer; que si el baño, que los trastes están sucios, que hay que barrer la casa, que hay que recoger la ropa sucia, nombre. No hay momento de resuello. No hay momento de relajación, de inspiración o de sosiego. Que mas da, la vida misma es un ajetreo, "de arriba pa´bajo y de abajo pa´rriba". El momento de descansar sólo la "calaca" lo sabe, es la que un día nos llevará al eterno descanso. Mientras tanto, hay que trabajar, trabajar y trabajar. La tarde se va como agua en las manos, cuando uno menos lo piensa ya se hizo de noche. Y hay que arreglar las cosas para el día siguiente para continuar con la rutina. Planchar la ropa, organizar los papeles del trabajo, ver que todo esté en perfecto orden con la finalidad de tener un buen día laboral.