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Saga Alien: Biología xenomorfa

La saga de Alien fue presentada en 1979 dirigida por Ridley Scott. La saga de ciencia ficción y terror sigue a los humanos y su lucha contra una forma de vida alienígena, conocida simplemente como alien o xenomorfo.

“Aún no habéis comprendido a qué os enfrentáis. Un perfecto organismo. Su perfección estructural solo es igualada por su hostilidad. […] Admiro su pureza. Es un superviviente al que no afectan la conciencia, los remordimientos, ni las fantasías de moralidad. No tenéis ninguna posibilidad, pero contáis con mi simpatía”.

En realidad, Ash nunca mostró afinidad con el resto de la tripulación de la Nostromo. Su expresión se debe a un fallo de traducción cogido de la palabra inglesa “sympathy”, que significa “compasión”, y sustituida por una en castellano que sonaba parecido si bien cambiaba el significado de la frase. Con la cabeza arrancada y descubierta su tapadera de androide al servicio de la Compañía, Ash estaba convencido de que el Alien que habían traído a bordo iba a acabar con los que quedasen en pie.

No está claro cuándo la Weyland Yutani tuvo noticias por primera vez de estos Alien, y con el tiempo aparecen más variaciones que convierten la historia en una sucesión de falsos arranques y apariciones no canónicas que hacen muy difícil establecer una coherencia. Esto es comprensible pues toda la información que tenemos de los xenomorfos nos ha llegado en forma de películas, novelas o incluso cómics, y la independencia de los autores en ocasiones ha hecho que detalles que hasta hace un par de años diésemos por supuestos ahora resulten erróneos y deban ser descartados. Esto poco afecta al tema que nos ocupa, ya que el ente xenomórfico siempre ha sido representado de la misma forma y los detalles sobre su fisonomía, desarrollo y comportamiento son claros.

Científicos de la Compañía encargados del estudio de los alien, como el doctor Gropius Lysenko, les dieron el nombre de Lingafoeda Acheronsis, y son una de las especies más singulares de todo el universo conocido. Esto alien de aspecto biomecánico y con un sistema de gestación diferente a todo lo que hemos visto, son un gran activo para la Weyland Yutani, que lleva décadas intentando capturar estos seres para su división de armas biológicas. Hasta la fecha no se ha identificado un mundo de origen ni tampoco un punto claro de la evolución en la que aparecieron, solo que en un planeta sin vigilancia, el LV-426, se encontraron restos de una nave espacial estrellada que contenía varias cámaras con huevos de esta especie sellados y con vida. Una nave comercial que pasaba por la zona recibió lo que creyó ser una llamada de socorro procedente del planetoide y despertó a uno de esos seres que acabó con casi toda la tripulación antes de ser expulsado al espacio. La nave Nostromo ya contaba con órdenes precisas de asegurarse el retorno de ese organismo a la Tierra, así que queda la duda de hasta qué punto los altos mandos de la Compañía conocían la existencia de este arma potencial.

Pero hay otras muchas cosas que los humanos desconocen sobre los alien o xenomorfos, como para empezar cuál es la razón de su existencia. Al no encontrar un punto de origen para la especie, muchos piensan que en realidad son el proyecto científico de una inteligencia alienígena superior a la que denominan Space Jockeys, y de los que se encontró un cadáver fosilizado en la nave siniestrada. Estos seres son considerados bondadosos y más avanzados que cualquier otra especie en el universo, capaces por tanto de crear monstruos gracias a la ingeniería genética que utilizarían para limpiar planetas enteros. También es posible que los Space Jockeys simplemente recogieran huevos en algún lugar desconocido y los trasladasen a otra parte cuando uno de ellos eclosionara e impregnara al piloto, cuyos restos muestran los huesos de la caja torácica rotos desde dentro.

Ciclo de vida del xenomorfo

Explicar la evolución de los alien es muy complicado, ya que se dividen en varias subespecies, cada una de ellas con un claro propósito, actuando por instinto y agrupándose en colonias altamente competitivas. Empiezan su vida como un huevo duro sellado al exterior donde una criatura de color blanquecino similar a una araña o una gran mano dormita a la espera de la llegada de un anfitrión. Cuando lo encuentran, se aferran con fuerza al rostro e inyectan un nuevo embrión a través de la garganta, a la vez que se hacen con el control de las funciones corporales de la víctima tales como la respiración. Cualquier intento de eliminar a este abrazacaras provoca la muerte del sujeto, lo que asegura la impregnación completa. Sus tentáculos son fuertes y no se les puede romper debido a que su sangre es equiparable al ácido molecular, que corroe todo lo que encuentra a su paso, incluyendo objetos de acero y plomo. Por la misma razón su piel muestra una extraordinaria dureza gracias a una mutación especial que permite a sus células cambiar por otras más resistentes.

Una vez el embrión ha sido inoculado, el abrazacaras termina su ciclo vital y muere. El infectado puede regresar a su vida normal, lo que le permite a los xenomorfos esperar a que la víctima llegue a su rebaño o colonia, favoreciendo así la caza de más sujetos. El nacimiento del nuevo ser conlleva la inevitable muerte del anfitrión cuando rompe el pecho para salir por él en una violenta explosión de sangre y vísceras, como comprobaron los tripulantes de la Nostromo en su primer encuentro. El recién nacido es un gusano rápido y esquivo que huye a formar un capullo en el que desarrollar su forma final. El tiempo que tarde en hacer esto depende de muchos factores y jamás ha sido aclarado, pero el periodo de incubación, junto con el hecho de que el alienígena se encuentre solo, son determinantes en su evolución.

Xenomorfos adultos

La forma más básica de los Linguafoeda acheronsis es del adulto guerrero. Miden más de dos metros de alto, tienen la piel negra y les protege, además de la ya mencionada sangre ácida, un exoesqueleto que le da aspecto biomecánico. Poseen una larga cola, brazos con dedos capaces de sujetar sus presas, un cráneo ovalado y hasta una lengua retráctil que utilizan como arma. Carecen de ojos y se cree que se guían por cualquier otro sentido desconocido, y además tienen un oído muy fino.

Existen otras variaciones menores producto del tiempo vivido por el ente, como un cráneo liso o lleno de marcas, o incluso la capacidad de escupir saliva corrosiva. Sirven para proteger la colonia y apresar nuevos anfitriones, y son imparables y casi indestructibles. La única miembro superviviente de la tripulación de la Nostromo, la teniente Ellen Ripley, tuvo que expulsar al alienígena por una escotilla al verse incapaz de matarla, y lo mismo ocurrió en una segunda ocasión en la que regresó al propio LV- 426 acompañada de un escuadrón de marines coloniales.

Otra categoría mucho más pequeña pero también letal son los denominados zánganos. Al quedar claro que los xenomorfos viven en colonias, estos seres más pequeños y de color marrón se encargan de distribuir los huevos y acondicionar el nido con una resina endurecida en la que encierran a los anfitriones. También cuidan de la criatura más importante de la colonia, la Reina, a quien sirven incluso de alimento en caso de necesidad.

Los zánganos y los corredores dejaron claro a los científicos de la Compañía que el xenomorfo no es un ente definido, sino que adopta algunas de las características de los anfitriones, lo que les da una versatilidad casi infinita. Algunos seres nacidos de perros o animales de carga no necesitan entrar en un capullo protector, sino que nacen ya adultos y desarrollados con extremidades largas y un cuerpo más pequeño y ágil.

En la parte superior de este sistema de castas existen dos que son las que se aseguran la supervivencia a largo plazo de la colonia, y son la Reina y los Pretorianos. La primera es la ponedora de huevos, un ser de alrededor de siete metros de longitud con más extremidades y una corona craneal muy ornamentada. Apenas se mueve del lugar donde se encuentra y es muy difícil llegar hasta ella. En caso de amenaza puede controlar a los adultos guerreros o abrir las decenas de huevos de la colonia a su voluntad. Las reinas aparecen cuando no hay otra cerca o se forma una nueva colonia alejada de su lugar de origen, o incluso cuando una reina muere y se necesita alguien que continúe con la colonia. Para entonces uno de los llamados Pretorianos evolucionará hasta desarrollar un aparato reproductor. Estos últimos son reinas jóvenes, más fuertes que los simples guerreros y con algunas características únicas, o también adultos que han vivido lo suficiente como para seguir creciendo. La esperanza de vida de estas criaturas es indeterminada, aunque se calcula que de media pueden sobrepasar los 150 años.

Aberraciones

El comportamiento de los alien o xenomorfos es bastante simple. Más que como una civilización alienígena, actúan como un virus de gran tamaño y no muestran ningún interés en cualquier otra actividad. Experimentos con ellos han demostrado que poseen una gran inteligencia y una habilidad para resolver y recordar puzzles, además de algo conocido como “memoria genética” y que hace posible que los recuerdos de experiencias individuales pasen a los individuos de la siguiente generación. Esto alimenta la teoría de la mente colmena y de que, en realidad, el único ser con conocimiento de sí mismo es la Reina, que además es capaz de controlar telepáticamente a sus servidores.

Su utilidad como arma está clara, pero no tanto la capacidad del ser humano para controlarla. En prácticamente todas las ocasiones que la Compañía o algún miembro de la competencia han intentado criarlos y amaestrarlos ha ocurrido algún desastre. Y mientras tanto, otras especies parecen ver en los xenomorfos algo más que un simple enemigo.

Los humanos han conocido la existencia de los yautja desde mucho antes que a los propios xenomorfos. Usualmente los hemos denominado predators porque son cazadores que visitan distintos planetas en una especie de cacería eterna. Los yautja son muy avanzados tecnológicamente y toda su sociedad gira en torno a pruebas de hombría y madurez, el paso a la edad adulta parece marcarse con la captura de algún alien o xenomorfo, a quienes consideran “la presa definitiva”. Sus cotos de caza pueden encontrarse en cualquier sistema, incluyendo una pirámide enterrada bajo el hielo de la Antártida donde cada varios años aparece un nuevo grupo de jóvenes dispuestos a probar su valía.

Poca relación guardan estos hechos con la fundación de la Compañía Weyland Yutani o la expedición comandada por el propio Weyland al LV-223 a bordo de la nave Prometheus, pero todos estos acontecimientos ayudan a entender la biología del xenomorfo a un nivel desconocido hasta entonces. Como con cualquier otro anfitrión, los yautja pueden ser presa de los abrazacaras y dar a luz a seres monstruosos con su reconocible doble mandíbula. El ser resultante, al que se denomina predalien, está visto por los yautja como un insulto a su especie y su caza es más una cuestión de honor que de deporte. Poco se conoce de estos seres ya que su número es muy escaso, pero sus cualidades difieren de un sujeto a otro y se cree que pueden llegar a producir reinas.

La teoría más desconocida y confusa sobre el origen de los xenomorfos tiene que ver con una desconocida misión arqueológica enviada al LV-223 varias décadas antes de la misión de la Nostromo. En esa ocasión los tripulantes de la Prometheus fueron a buscar pistas sobre el origen de la humanidad siguiendo un impreciso mapa estelar que les llevó a una antigua estación militar en la que conocieron más de los Space Jockeys. Para empezar, su fisonomía difiere mucho del gigante fosilizado a los mandos de su nave que encontraron en el LV-426, sino que son antropomórficos, albinos y sin pelo en los cuerpos. La imagen que teníamos de ellos antes no era más que un exoesqueleto típico de su tecnología similar al de un traje de vuelo biomecánico.

Incluso en este encuentro no se resolvieron las dudas acerca de los xenomorfos ya que los Space Jockeys conservaban unas vasijas con un líquido negro aceitoso que parece ser el origen de toda vida y cuyo efecto sobre otros seres es totalmente impredecible. Es posible que ellos sepan mucho más de los Linguafoeda Acheronsis, pues grabados en las paredes de su base militar aparecen imágenes de una Reina, pero lo importante de aquel encuentro fue la aparición de dos criaturas muy diferentes y, hasta ahora, únicas. Se trata del Trilobita, una especie de pulpo de gran tamaño que la doctora Shaw se extirpó de su propio abdomen y que más tarde crece para infectar al último de los ingenieros del planeta. De su cuerpo muerto emerge un ser al que se conoce como proto alien o El Diácono, de cráneo alargado y una incipiente doble lengua retráctil. No se sabe nada más de esta peculiar especie, y sucesivos encuentros con ellos han arrojado aún datos más extraños.

Se sabe también, por ejemplo, que tras el hundimiento de la Compañía Weyland Yutani 200 años después de la misión de la Nostromo, el Gobierno de los Sistemas Unidos reactivó el programa de armas biológicas xenomórficas clonando a la teniente Ripley, que se sacrificó a sí misma llevándose consigo a una joven Reina. En aquella última ocasión ambas especies renacieron con modificaciones genéticas hasta el punto de que la reina alien desarrolló un sistema secundario de reproducción que dio a luz a un ser pálido y de aspecto mucho más humano, violento y peligroso. Este ser fue destruido una hora después de su nacimiento, por lo que no se tienen más datos. No obstante, la Compañía continúa con su programa de armas biológicas y con distintas expediciones en busca del origen de los xenomorfos.

Fin del informe.

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