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La verdad tras la emisión de La Guerra de los Mundos de Welles

Seguro que todos conocen la historia de la emisión radiofónica de La Guerra de los Mundos, que levanto el miedo entre parte de la población. Entre parte de la población, sí. Pero ¿cómo de grande fue esa parte? Siempre se ha dicho que fue una ola de miedo que recorrió Estados Unidos, pero es probable que algunos intereses económicos hicieran que se exageraran las consecuencias de la emisión. Así, la Verdad Tras la emisión de La Guerra de los Mundos de Welles se va tornando con el tiempo en una historia un poco más sucia.

La verdad tras la emisión de La Guerra de los Mundos de Welles parece que está más cerca de la exageración interesada que de la propia realidad

Aquello ocurrió el 30 de octubre de 1938, es decir, hará este mes 85 años. Orson Welles, y su equipo, retransmitieron en directo por la radio una supuesta invasión alienígena, como si fuera un programa de Noticias en directo. En algún momento de la emisión se avisó de que se trataba de una ficción, pero aquello no evitó que la gente se lo creyera.

Es un momento histórico de la radio, sin duda. En los años 40 la Universidad de Princeton hizo un estudio sobre las consecuencias de aquel pánico ciudadano, llegando a la conclusión de que 1,7 millones de personas tomaron el ataque como cierto. De ellos, 1,2 millones se asustaron de verdad.

Dicho esto, en los últimos años han ido surgiendo a su vez estudios y opiniones que apuntan a que el Hecho fue exagerado, y por motivos poco nobles. Ojo, no hablamos de que no existiera el miedo de la gente y que se provocara cierto revuelo, ni que todas aquellas llamadas que se dice que llegaron a la policía sean inventadas. No, ni mucho menos. Lo que dicen algunos estudios es que en aquellos días de 1938 se exageraron las consecuencias del hecho, y que esto se hizo entre otras cosas por un interés concreto.

Se me ocurre que también es posible que justo esas llamadas a la policía no fueran una muestra de miedo, sino de sentido común y escepticismo. Algo como, esto me extraña, voy a contrastar la información llamando a una fuente fiable, en este caso, la policía.

La prensa veía a la radio como un enemigo y aprovechó el hecho para hacer dudar de ese medio como fuente de información

Algunos investigadores han revisado los ingresos en los hospitales de aquellos días de octubre del 38, ya que se decía en las noticias que había aumentado el número de crisis nerviosas. Al parecer, no hay rastro de tal subida de ingresos o consultas por ese tema en los registros.

La radio era un medio todavía incipiente, aunque lo suficientemente popular como para generar un pánico general. De hecho, Welles comentó entonces que lo que había ocurrido era una lección que había que aprender sobre lo que la radio podía hacer en la sociedad. De otra forma, si no hubiera sido la radio tan popular, no habría sido creíble el hecho, ni tampoco se hubiera exagerado, porque el problema estaba en que la radio ganaba terreno a los periódicos.

Sin ir más lejos, el The New York Times hablaba de que los radioyentes habían entrado en pánico al tomar aquella obra de ficción como un hecho real. Años después, ese mismo diario se ponía del lado de los que piensan que todo fue exagerado e incluso citan el caso en algún artículo sobre fake news. Ellos, como parte de la prensa, echaron leña al fuego en los años 30 en el caso de La Guerra de los Mundos, para atacar a la radio. Al fin y al cabo, eran la competencia.

La radio mezclaba distintos tipos de contenidos y eso trató de ser usado en contra de su reputación

El objetivo de hacer más grande el evento de lo que en realidad había sido era dar a entender que uno no se podía fiar del todo de lo que escuchaba por la radio. Que, para estar bien informado, había que leer los periódicos. Recurrir a la prensa de siempre. La radio era un poco tramposa, llevándolo al extremo. Por eso los periódicos jugaron un poco a su favor con la noticia, exagerando lo que había ocurrido en realidad. Y no les fue mal.

Por ejemplo, un ciudadano escribió a la Comisión Federal de Comunicaciones quejándose de lo que había hecho la radio aquel día. Preguntaba cómo se podría saber en la radio cuándo las noticias eran noticias y cuándo no lo eran y por lo tanto era ficción lo que se escuchaba. No olviden que la radio tenía programa de ficción, radio seriales y cosas similares.

Preguntaba ese mismo ciudadano si aquello de Welles era un ejemplo de futuros programas de radio, para poder estar preparado ante el engaño. Acababa pidiendo algún tipo de control para que las emisoras no confundieran o engañaran a los oyentes. No hubo ley al respecto, pero las emisoras sí trataron de separar claramente noticias y ficción para evitar dañar su reputación.

En la actualidad damos por hecho, creo que yo, que muchas noticias en espacios de noticias no son noticias, sino que son opinión. Y a veces ni una cosa ni la otra. Ni son noticias ni son opinión. Son publicidad, intereses, invenciones o incluso maldad. Pero la radio bien hecha es una bendición. Una maravilla. Bendita radio.

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