Esta celebración es una moda que empezó a surgir hace unos treinta o cuarenta años. Antes, las pastelerías no se llenaban de chocolates con forma de corazón ni exhibían grandes caramelos rojos con la misma figura. Corazones en las cajas, corazones en las porcelanas, en todas partes hay corazones que recuerdan que, hoy, hay personas enamoradas que cenarán juntas, o se harán un regalo, o que estarán solas porque no son correspondidas.
En medio de esta fiesta del consumo, me he acordado de que quise muchísimo a Víctor, mi marido y mi amor, y que le recuerdo al inicio de nuestra relación intentando convencerme de que a él le gustaba hacer regalos por sorpresa pero no en Fechas Concretas. Por si acaso... no se le fuera a ocurrir no comprarme nada por mi cumpleaños, Reyes, etc., yo le insistía que no dejara pasar las fechas señaladas conmigo porque eso me entristecería.
No debió cambiar de opinión, pero la realidad es que yo siempre tuve un detalle en las fechas concretas, como en el día de hoy.
Después de casi ocho años sin Víctor he sabido que el dolor sonoro va enmudeciendo, se arrincona en el alma y, como todo lo que queda en un rincón, apenas se aprecia, pero sigue siempre ahí. Y desde ese rincón, late siempre el corazón rojo de las chocolatinas, caramelos y tantos recuerdos que me hicieron amarle.
Abimis 2 es Giovanna Tagliavía
