Pocas cosas me conmueven tanto como las imágenes de Nietzsche en su locura. Cuando veo estas fotos, no asoma en mi alma el más ínfimo sentimiento de indiferencia o ironía. Al contrario, me lleno de un profundo sentimiento de veneración, respeto y tristeza. Nunca hubiera dicho nada delante de un Nietzsche destruido a este extremo. Como ante "el espíritu de la Tierra", me mantendría erguido y silencioso; y presto a sostenerle en algún tropiezo.

Para escribir como Nietzsche escribió, y sobre lo que él escribió, Hace Falta tener un valor que yo jamás llegaré a tener. Nietzsche pudo hacer algo que a mí, simplemente, me llena de pánico, y no soporto ni tan siquiera mirar de reojo...: Nietzsche, se quedó sin palabras; pues para mostrarlo todo, hace falta quedarse sin nada; y Nietzsche nos lo ha enseñado todo, sabiendo que lo pagaría muy caro. No sé si ésto lo dice algún biógrafo respetable, pero como nadie realmente pude decir que sabe lo que pensó el filósofo, yo estoy convencido que de eso estaba seguro. Nietzsche para mí, es el Hércules de la filosofía, todos los demás son unas nenas miserables, igual que yo; es el Prometeo, que aún viendo a Vulcano con las cadenas, sigue gritando al cielo que las “verdades no existen”. Y lo que dijo de su Zarathustra: "... con él he hecho a la humanidad el regalo más grande que hasta ahora ésta ha recibido", es para mí, una santa verdad. Todo es oro en ese libro.

Difícilmente rindo homenaje a nadie, quizá, precisamente, porque es a alguien como a Nietzsche a quien sí le debo mucho…

Dejo esta conmovedora imagen del héroe arruinado, como recuerdo de toda mi deuda.