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Los Niños de la Vía del tren en San Antonio

Si andas por el estado de Texas en Estados Unidos, y pasas por la ciudad de San Antonio, puedes someter a prueba tu valentía visitando el cruce de trenes ubicado en la intersección de Villamain y Shane. Cualquiera de los habitantes de la ciudad te dirá que cosas extrañas pasan allí, si te acercas demasiado a las vías del tren.
 
Desde muy pequeños los vecinos de San Antonio conocen la historia del supuesto grave accidente ocurrido hace más de ochenta años, allí en el cruce de Villamain y Shaine, en el que diez niños perdieron la vida cuando el autobús escolar que los transportaba trató de cruzar las vías del tren.
 
Según las historias de la gente, por allá en los años treinta, un autobús escolar tuvo un desperfecto mecánico justo al momento de cruzar las vías quedando varado sobre ellas. Probablemente la niebla y la oscuridad evitaron que el conductor pudiera detectar a tiempo la llegada del tren por lo que los chicos no pudieron evacuar totalmente el autobús antes de que ocurriera el choque. La violencia del impacto arrojó restos del vehículo y cadáveres destrozados a varios cientos de metros del cruce. Según dicen, al menos 10 niños fallecieron en el accidente.

Cuentan los lugareños que el conductor, una monja en algunas versiones de la historia, con una fuerte depresión y con la culpa atormentándole, intentó acabar con su vida parando su auto en las vías del tren, exactamente en el mismo sitio donde años antes había ocurrido el grave accidente. Dentro de su auto, esperando el golpe fatal, el conductor sintió de repente como algo empujaba el vehículo con tanta fuerza que, a pesar de tener el freno puesto, lo movió hacia adelante sacándolo de la vía justo cuando el tren pasaba. De esta manera, el providencial ayudante evitó lo que de seguro habria sido un mortal choque.

Pensando que alguien había adivinado lo que pretendía hacer y decidió evitar su suicidio, el conductor se bajó furioso del auto dispuesto a enfrentar a los entrometidos. Para su sorpresa no había nadie y no logró distinguir un alma en lo que le alcanzaba la vista. En la humedad sobre el maletero, en la parte posterior del auto, logró sin embargo distinguir claramente la marca de múltiples huellas de pequeñas manos que no tardaron en desaparecer. De repente, el mensaje le llegó claro. Por alguna razón, los pequeños aun rondaban el sitio del choque, y no estaban dispuestos a permitir que el accidente se repitiera, por lo que movieron su auto a un sitio seguro.
 
A partir del accidente, los vecinos de San Antonio dicen tener conocimiento de muchos casos en el que vehículos son apartados del peligro por manos misteriosas que mueven los autos a un sitio seguro cuando se aproximan peligrosamente a las vías del tren. Esto aparentemente ocurre en todos los casos, inclusive cuando la gente se coloca a sí misma en peligro para comprobar la leyenda. La leyenda dice que, si se coloca talco para bebes sobre el maletero, las huellas de las manos de los niños se revelan con mayor definición y permanencia.

En algunos casos, la gente dice haber tenido incluso contacto directo con alguno de los niños. En efecto, se cuentan historias de como un niño o niña sube al auto de las personas y les pide que le lleven a algún lugar, siempre lejano a la peligrosa intersección. Invariablemente, al llegar al sitio indicado, el niño ya no se encuentra dentro del auto. Hasta existen supuestas evidencias fotográficas de formas fácilmente identificables como niños, en imágenes casuales tomadas por turistas.

Con el correr de los años, la historia fue contada una y otra vez hasta convertirse en una de las leyendas urbanas más conocidas en los Estados Unidos. Desde los años 80 del siglo pasado, cientos de turistas de todo el país acuden anualmente al famoso cruce, hoy en desuso, tratando de poner a prueba la historia. La mayor parte de ellos, cuentan posteriormente haber vivido algún tipo de experiencia que les convence de que la leyenda es algo real.
 
Algunos de los visitantes cuentan haber comprobado como su vehículo fue empujado fuera de las vías. Otras personas juran haber sentido súbitamente el frio del invierno entrar por las ventanillas. Algunos escuchan las risas de los niños y otros han visto como un grupo de niños los observan desde lejos haciéndoles señas para que se pongan a salvo. Lo cierto es que, todos los que han pasado por el cruce de Villamain y Shane se han convencido de que algo paranormal ocurre allí, tratando de evitar que ocurra un accidente como el que la leyenda dice ocurrió hace ochenta años.

Los ejecutivos de la Union Pacific, la compañía ferroviaria responsable de la vía, han intentado de todas las formas posibles desmentir la leyenda. La masificación de la historia por todo el país, y el interminable flujo de turistas tratando de corroborarla, ha causado un problema de seguridad difícil de manejar. Por lo tanto han establecido un sin número de acciones para tratar de minimizar la afluencia de gente al área. Estas acciones emprendidas por la empresa incluyen el corregir el desnivel existente en el famoso cruce y que, según sus evaluaciones, es el causante de que los vehículos se muevan solos fuera de las vías. Así mismo han colocado señalizaciones y protecciones que tratan de evitar las posibles interferencias de las personas con los trenes. Todo esto aparentemente sin mucho éxito. La gente sigue tratando de vivir su propia experiencia paranormal con los fantasmas de los niños de San Antonio.

Aunque no existen registros de que un accidente real de esa magnitud haya ocurrido en ese cruce, la historia parece estar basada en un hecho que ocurrió realmente por esas fechas, solo que a más de 2.000 kilómetros de distancia en la ciudad de Salt Lake City en el estado de Utah.

La prensa local del año 1938, reseña lo que aun hoy es considerado el más grave accidente vial que involucra a un autobús escolar y un tren. El 2 de diciembre de ese año, durante la primera gran nevada del invierno, un autobús escolar se movilizaba en medio de la neblina. Con escaza visibilidad y las ventanas cerradas por el temporal, el conductor llevó el vehículo por las vías sin percatarse de que un tren de carga con más de 80 vagones se aproximaba por la vía a más de 80 kilómetros por hora.
 
El impacto fue alucinante. Al menos 30 personas, entre ocupantes del autobús y operadores del tren, murieron al instante. Se reportaron 15 sobrevivientes que llevaron toda su vida la carga de graves daños físicos y emocionales
.
A raíz de este grave accidente, se emitieron órdenes y reglamentos que tratan de reducir al mínimo las posibilidades de que vuelva a ocurrir. Es a partir de aquí que se hizo obligatorio el uso de brazos mecánicos cruzados en los cruces de vías. Así mismo, es obligatorio para los choferes de autobús el detenerse en los cruces de ferrocarril y abrir la puerta y ventana del lado del conductor para ver y escuchar los trenes que se aproximan.

¿Cómo fue que un grave accidente ocurrido a tanta distancia pudo fijarse en la memoria colectiva de los vecinos de san Antonio, Texas? Es un misterio imposible de explicar. El hecho es que las evidencias y el testimonio de decenas de personas parece indicar que efectivamente algo ocurre allí en ese cruce. Algo que parece demostrar la existencia de fuerzas desconocidas que no tienen necesariamente que ser malignas sino que están allí para proteger, para ayudar a los que aún permanecen en el plano que han abandonado.

Si te asaltan las dudas y piensas que esta es solo una historia, un cuento que se relata a los turistas para atraerlos a ellos y su dinero, puedes viajar allá a San Antonio, Texas. Colocar tu auto en punto muerto sobre la vía del tren en el cruce de Villamain y Shane y esperar que manos fantasmales te aparten del peligro… Ocurra o no el milagro, tendrás tu propia historia para contar... tendrás tu propio cuento de fogata.



 
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