Raúl García Araujo
En Palacio Nacional sorprendió la rudeza innecesaria de un comunicador, que atacó al ex secretario de Seguridad Ciudadana y ahora aspirante a la candidatura de Morena al Gobierno de la Ciudad de México, Omar García Harfuch.
El asunto tomó relevancia ya que vino de uno de los periodistas que en su programa de radio y demás medios en los que colabora, siempre respaldó el trabajo que venía desempeñando en la policía de la capital del país.
Los asesores del presidente Andrés Manuel López Obrador, tienen una hipótesis y creen que el ataque vino del senador con licencia, Ricardo Monreal Ávila, quien curiosamente tiene una buena amistad con el periodista y ha sido uno de sus principales invitados a su medio de comunicación digital.
Los estrategas de Palacio Nacional tomaron nota de lo publicado y le harán saber a la virtual candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum Pardo, que tomé bajo reserva el nombramiento del zacatecano en su campaña, que, si bien tiene dotes y oficios políticos, lo que también es claro es que se le da eso de la traición y como ejemplo recordaron que el presidente López Obrador dejó de desayunar con él, precisamente por tenerle desconfianza sobre todo cuando las cosas no caminan hacia sus propios intereses.
Contrario a 2017 que Ricardo Monreal Ávila amenazó con irse de Morena, hoy sabe que ocupar el número cinco en la encuesta para candidato presidencial no le alcanza para seguir chantajeando al partido y sus líderes, pero eso no quiere decir que no utilice sus influencias en los medios de comunicación para atacar a quienes se perfilan a convertirse en la nueva generación de políticos, de la que tanto habla el presidente López Obrador, y una de esas figuras más visibles es Omar García Harfuch.
Por cierto, algunos morenistas tomaron como una broma de mal gusto la puntada absurda del gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo, de candidatearse al Gobierno de la Ciudad de México, ya que aseguran que no tiene ninguna posibilidad y lo único que busca es conseguir el fuero a como dé lugar, e incluso, su apuesta es presionar en busca de un escaño en el Senado de la República.
La saña contra el fiscal de Morelos
El caso del fiscal de Morelos, Uriel Carmona Gándara, ya pasó de los abusos y excesos, a la burla y la vergüenza pública de quienes, a como dé lugar, lo quieren en la cárcel. Aquí el presidente Andrés Manuel López Obrador queda mal parado, ya que tanto que crítica al Poder Judicial de actuar bajo consigna con algunos jueces, todo indica que su gobierno trae una venganza política contra el funcionario morelense.
Hay que resaltar también la forma descarada y poco profesional de la titular de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, Ernestina Godoy, que lejos de ganar puntos con la detención del funcionario, ha desacreditado por completo a dicha institución.
Varios fiscales del país, consultados por este reportero, ya la califican como “la fiscal desprestigiada” de México, esto por usar el feminicidio de la joven Ariadna Fernanda con una connotación política que tiene en boca de todos la mala actuación de la funcionaria capitalina y su primer círculo de colaboradores.
La pregunta que surge en el aire es saber por qué existe tanta saña contra el fiscal de Morelos, qué sabe el fiscal o a quién puede afectar una vez que salga de prisión.
El primero, sin duda, es al gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo, quién debe pensar dos veces si pide licencia al cargo, ya que de hacerlo, también podría correr la misma suerte del fiscal morelense, quién a pesar de contar con fuero constitucional, lo traen de penal en penal y con más órdenes de aprehensión que abogados.
En Morelos, pesan sobre el gobernador Blanco Bravo varias investigaciones por sus presuntos vínculos con líderes criminales, con quienes, por cierto, se toma hasta fotografías. Pero también hay otras por enriquecimiento ilícito, en las cuáles están involucrados amigos y familiares.
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