Constantemente
entre cuatro paredes
que por momentos
se abren
y el espacio se amplía
como un campo de juegos
o un campo minado
según la ocasión.
Y ya no sé
si poner un pie
en la cocina, o sobre la alfombra
si poner un pie
en algún lado
o llamarme a la inmovilidad
por cuestiones
de supervivencia.
No tengo miedo
creo que nunca lo he tenido
es otra cosa
que está en la carne
es otra cosa
que me impide ir
un paso más allá
del lugar donde es sabido
que todo lo que resta
son agujas y lágrimas
son ventanas cerradas
y fotos
que se velan en los rollos
privándote
del placer de descubrir
qué había ahí
donde no había nada
donde seguramente nunca hubo nada
donde fuiste a crear algo
pleno de luz
pero el resultado
fue pura oscuridad
sin aristas, ni dobleces
sólo negrura
inabarcable.