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Cuento de un señor mayor y Raquel Welch.


 

Érase una vez un señor Mayor que pensaba que siempre se morían los otros (y tenía razón, de momento), que los médicos no tenían ni idea de lo de dentro del cuerpo humano (qué sabrán ellos) y que una vida sin vicios (defíname vicios) y mucho ejercicio físico garantizaban una larga vida sin enfermedades. Este señor era ignorante y atrevido (aunque durante un largo tiempo no le fue tan mal).

Un día, una ventolera, le dio por visitar por primera vez a su médica de Osakidetza (que ya le vale, a estas alturas con el historial en blanco).  Todo bien pero “con tu edad y el colesterol, un electrocardiograma”·. Se lo hace. Todo bien pero “ese pico ¿ves?, a la cardióloga”.  Y va. Todo bien pero “para quedarnos tranquilos, prueba de esfuerzo”. Se la  hace. Todo bien pero “por si acaso, cateterismo”. De acuerdo, dice (cosa rara con lo cabezón que es ese hombre).

“Viaje fantástico” con Raquel Welch (y otros) entrando  en el torrente sanguíneo del profesor Bennet para alcanzar   los tejidos dañados del cerebro y lograr su curación. Pues así mismo, por un agujerito en la muñeca del señor mayor le introducen un…(no quiero ni pensarlo) hasta el corazón (ay) y tiene una arteria coronaria absolutamente obstruida (se la reparan) y otras dos allá que te vi (se las repararán en breve) y después de una noche en observación (por si acaso) sin saber si Raquel Welch está dentro o fuera ya anda por ahí caminando sin pasarse, prudente, pensando que  “hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad”, que  los médicos sí tienen idea de lo de dentro de uno, que olé  la sanidad pública y las bondades de la medicina preventiva, que no hay como ver las orejas al lobo para cambiar de impresión y colorín colorado este cuento no ha terminado (en breve la segunda parte).

Refrán: más vale prevenir que lamentar.

Refrán dos: nadie escarmienta en cabeza ajena.

Refrán tres; cuando las barbas de tu vecino veas pelar pon las tuyas a remojar (resulta que ahora me entero que tengo varios amigos con mas stent que yo, no somos nada).

  



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