Enki Bilal
Viajamos.
Al regreso, un día, no sé cuál, cuándo, por qué, te acostaste en el borde de ti misma, sujetaste el cuerpo insumiso y tatuaste la tiranía de los preceptos sobre tu piel austera.
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Llevabas ceniza en los cabellos.
No supe si aquello era un desprecio, miedo, pureza o una espera del sí en la arteria de ser otros.
Ahora, otra vez te has vencido.
Siempre te derrotas.