Aunque apenas veo lo de afuera, rozo con los dedos el cristal empañado para que desde la calle ella sepa que sigo aquí,.
Acumulo recuerdos de momentos sencillos para dar sentido a la materia, al cuerpo, al amor que dejé antes de este viaje al oeste.
Sé que el monstruo me acecha, está esperando que se vaya el sol para salir, no le temo, ya no.
Sé que voy a morir, pero no todavía.