Hot seat, Chelsea Gustafsson
Queman los días que no han pasado, la muerte disimula detrás del abanico. Me estoy ahogando en mis propias cenizas de rencor. Vivo en el puro insomnio, en el misterio de una cama desierta, abandonado bajo el rosal muerto, desbrozando un jardín sin ruidos ni musgo, con Hombrecillos barbudos que aparecen y desaparecen gimiendo “aún no es tarde, aún no es tarde”.
Todo iba bien hasta que aparecieron estos hombrecillos.