Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

The Plumber, de Peter Weir. Tanto con tan Poco



Originalmente realizada para televisión, The Plumber (Australia, 1979), es una muestra sui generis de la polivalencia de Peter Weir, un director tan interesante como inclasificable.
Con los recursos justos, The Plumber cuenta la historia de Jill, una académica devenida en ama de casa, que se ve forzada a recibir los servicios de Max, el aparente plomero de la administración del edificio, quien día tras día hará de su presencia una experiencia aterradora para Jill, tanto a nivel profesional (porque terminará destrozando el baño de su casa, convirtiéndolo en un laberinto de tubos y goteras) como en lo vivencial, al llevarla a límites emocionales que la desequilibrarán al punto de tener que contravenir sus convicciones morales para intentar librarse del agobiante extraño.

Esta historia puede parecer absurda para todo aquel que no haya tenido que sortear los servicios de un plomero o, peor aún, tener que debatir o defender ante su mujer la impericia, osadía o improvisación de estos profesionales. La mía le tiene una especial animadversión a Tato, mi plomero de confianza, y siempre me pide que llamemos a otro; le revienta que lo solicitemos por una cosa, el goteo de un grifo por ejemplo, y el sujeto acabe desmontando el lavabo, las llaves o haciendo un recambio de todo el aparataje del inodoro. El plomero siempre se excusa diciendo que las tuberías son viejas, que la presión es muy fuerte o que los repuestos no son como las de antes. Yo trato de entenderlo un poco, pero no puedo decir lo mismo de mi media naranja.

De una premisa tan trivial como esta parte The Plumber, un film sin merodeos, que de entrada se adhiere a los códigos del suspense (música de ritmo monótono, primeros planos insinuantes, un personaje de corte siniestro: guantes de cuero negro, chaqueta, pantalones raídos) y, que asumiendo una óptica adecuada y necesariamente femenina, transmite el agobio, indefensión y asombro que la irrupción de un inesperado e indeseado extraño produce en el hogar. Además en un hogar pequeño burgués.

Y aquí quizás esté la clave de la película. El sujeto es un atorrante, arribista, tosco y, por si fuera poco, pésimo como fontanero (en un par de días destroza el minúsculo baño). Si su interlocutora fuese un ama de casa de una zona popular no habría historia: el tipo hubiese sido insultado y golpeado el primer día y ya, a otro lado con sus herramientas y su cháchara. Pero la protagonista es una académica en plan hogareño, tratando de adaptarse al papel de esposa casera mientras da término a su tesis. Su "educación" no le ha preparado para sobrellevar el trato con tipejos sagaces e impredecibles como el Plomero en cuestión. Y, esa misma semana, tampoco encuentra mucho respaldo en su esposo, enfocado en la atención a unos colegas extranjeros que pueden procurarle un ascenso y traslado a Suiza.
El gran mérito de Weir radica en lograr una pieza de humor negro, donde para el espectador común todo parece rozar el absurdo, sin embargo hay una historia interna acerca de los miedos femeninos al abuso masculino y, dentro de este, el desconocimiento de los códigos de expresión y de comunicación entre gente de clases distintas, un enfrentamiento que termina por sacar a relucir lo peor de una protagonista que transcurre toda la historia como víctima y termina convertida en insensible victimaria. El resumen podría ser: "el sueño de la razón produce monstruos" o "no somos todo lo buenos que podemos ser mientras seamos capaces de temer a tanto".
Película breve, de discurso efectivo y fluido, donde se aprecian bien las preocupaciones narrativas y estilísticas de Weir, atraído por el substantivo de las acciones, por los personajes comunes pero de potencia vital impertinente y por esos escenarios cotidianos donde asistimos, con frecuencia y sin notarlo, a lo excepcional.

The Plumber, Australia 1979
Duración: 76 min.
DIRECTOR: Peter Weir
GUIÓN: Peter Weir
MÚSICA: Rory O'Donoghue, Gerry Tolland
FOTOGRAFÍA: David Sanderson
REPARTO: Judy Morris, Ivor Kants, Robert Coleby, Candy Raymond, Henri Szeps, Yomi Abioudan, Beverley Roberts, Bruce Rosen, Daphne Grey, Meme Thorne, David Burchell, Paul Sonkkila, Pam Sanders, Rick Hart
PRODUCTORA: The Australian Film Commission / Channel Nine / South Australian Film / TCN

Peter Weir (Sidney, 1944) es un reconocido director, autor de obras indispensables como Witness (1985), The Year of Living Dangerously (1982), Dead Poets Society (1989) o Picinic at Hanging Rock (1975).


This post first appeared on Filmolibros, please read the originial post: here

Share the post

The Plumber, de Peter Weir. Tanto con tan Poco

×

Subscribe to Filmolibros

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×