Ha salido la sentencia y, a José Bretón, lo han condenado a 40 años de cárcel, más que merecidos, pero pocos me parecen, para un crimen tan atroz. El consiguió su objetivo vengarse de su mujer, quitándole lo que más quería, sus hijos y una condena a “Cadena perpetua”, para ella.




Porque, si, Ruth Ortiz, ha sido condenada a “Cadena Perpetua”, y no por un juez, sino por un asesino, porque ni pasen 40 ni 60, ni 100 años, volverá a ver a sus hijos, no los verá crecer, no disfrutará de su sonrisa, llevará esa condena en su corazón, hasta que la muerte la reúna con ellos, podrá tener otra vida, otros hijos, pero ese vacío en su corazón, de mujer y madre, no lo va a llenar nadie, porque a la condena a perpetuidad, de vivir sin ellos, se añade el no poder enterrar sus restos y así tener un lugar donde, ir a decirles cuanto los quiere y cuanto los echa de menos.

 Ruth, quisiera poder decirte, que te entiendo y me pongo en tú lugar, pero no puedo, porque por mucho que lo intento, no quiero, ni siquiera intentar sentir el dolor de la pérdida de un hijo, solo puedo decirte que te apoyo, comparto tu dolor y siento una rabia enorme, por lo leve que me parece la condena de ese malnacido, que fue tu marido, al que creo, que no va a perdonar ni Dios, por muy misericordioso que sea.