Durante la media hora previa de la sesión de la Cámara de Senadores, el representante de Cabildo Abierto Raúl Lozano homenajeó este martes al médico militar Nelson Fornos, procesado por violaciones de derechos humanos en Trinidad, Flores, durante la dictadura, quien falleció el jueves pasado.

En 1986, la Federación Médica del Interior denunció a Fornos ante la Justicia por torturas cometidas en el Grupo de Artillería N° 2 durante la dictadura, pero la causa fue archivada en el marco de la ley de caducidad. Años más tarde, en 2011, se reabrió la causa y en diciembre de 2020 fue procesado con prisión. El fiscal de Crímenes de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe, explicó en esa oportunidad a la diaria que tanto él como el coronel retirado Mario Ramos habían sido procesados por delitos de abuso de autoridad porque durante la dictadura la tortura no era una figura delictiva.

En la sesión Lozano dijo que Fornos se constituyó en una persona “muy conocida y muy querida” en Flores. Contó que coincidió cinco años con él en el Grupo de Artillería N° 2 luego de su egreso en la Escuela Militar y que era “muy querido por todos en el cuartel y por los vecinos, al cual le decíamos cariñosamente ‘el gordo Fornos’”. Años más tarde, cuando asumió como jefe de la unidad, Lozano continuó trabajando con Fornos y sostuvo que “jamás” observó en él “nada reñido con la ética ni los derechos humanos. Todos lo queríamos en el departamento de Flores y en el cuartel”.

El senador dijo que fue procesado por abuso de funciones por “supuestos” hechos sucedidos casi 50 años atrás y que, pese a que “el supuesto delito de abuso de funciones no es considerado grave, tiene una pena máxima de 24 meses y es excarcelable, el doctor Fornos, con 81 años de edad, fue mandado a prisión”. Según Lozano, Fornos padecía problemas físicos, tenía alzheimer y había tenido accidentes cerebrovasculares.

“En plena pandemia se lo condenó a muerte en prisión a este viejo doctor y servidor público. No hubo compasión ni por su edad, ni humanidad ni respeto de derechos humanos, ni ninguna organización se preocupó por su vida. En febrero es trasladado al Hospital Militar y el 8 de abril fallece acompañado por su hija, una nueva víctima de la vergonzosa venganza de la cual los legisladores somos simples espectadores y no hacemos nada por concluirla”.