. . . Buenas Noches, mi ángel de la guarda, el día se alejó a toda velocidad. Haya sido bien aprovechado o no, su historia está escrito para siempre. Y ahora, te pido la protección de Dios, tu imagen pura y brillante, querido ángel, cuida de mí mientras yo duermo. Procúrame un sueño dulce y reparador, para despertar con fuerzas renovadas y enfrentarme con buen ánimo a mis tareas diarias. Y si esta noche Dios decidiera llamarme a su lado, sea tu mano dulce y pura la que lleve ante su presencia. Mi amado Ángel, buenas noches.. . .