"Cuando a un espejo, o al agua, por ejemplo, se acerca cualquier objeto, lo reflejan como cuadrado o redondo, torcido o recto, según sea el caso, con Perfecta Tranquilidad. De la misma forma, el corazón del sabio refleja, con naturalidad, los principios del Tao. De allí que el sabio no necesita oír sonidos ni ver formas pues es consciente de ambos, incluso en medio del silencio y del vacío.La quiescencia de es