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DE FIESTAS

Este año es la excepción que confirma la regla cuando debería ser la regla quién confirme la excepción. (Anónimo) 


Todo el mundo está resaltando que este año no vamos a poder celebrar las fiestas de navidad como cada año por culpa del virus. Nada de reuniones familiares y menos de amigos. Se oye hablar más de las burbujas de convivencia que de las del cava o champán.

Se nota la frustración creciente entre las personas por no poder celebrar juntos la navidad. Y eso hace que la tristeza invada tanto a mayores como a niños.

Y yo me pregunto ¿Qué es lo que celebramos que tanto vamos a echar de menos? ¿Los regalos, las comilonas, las reuniones familiares?

¿Es eso la Navidad? Para este mundo sí.

Y ahí es dónde me doy cuenta que no soy de este mundo si bien vivo en él.

La Navidad, sería más correcto, a mi entender, decir la Natividad, es un momento crucial para el mundo, y este le da la espalda, ignorando su esencia y desplazándola a un mero acto de festividad pagana donde los regalos de unos a otros es lo más importante.

La Natividad es el regalo más precioso, más importante, más necesario para la humanidad porque es un regalo divino. Y no importa que haya sido el 25 de diciembre o en cualquier otra fecha, en Belén o en Nazaret o en cualquier otro lugar. Lo primordial es que Dios se hizo hombre y sacrifico su hijo unigénito para salvarnos. Eso es lo importante de la Natividad.

El hecho de la pandemia, y del virus, no afecta para nada la Natividad. Es más, nos da la oportunidad de reconducir el propósito de esta fecha para que nos podamos centrar todos en lo que realmente importa. La llegada de nuestro Señor y Salvador Jesucristo en este mundo.

Esta noche tan preciosa que lo vio nacer no será, en la mayoría de los casos, paganizada por los regalos, ni las fiestas y jolgorios, no. Muchos estaremos solitarios en nuestras casas, que no solos porque Dios estará con nosotros para celebrar el nacimiento de su hijo Jesús, y podremos dedicarle toda nuestra atención y nuestra gratitud. Nuestros hogares se transformarán en lugares de culto al Señor. De fiesta cristiana que celebra la llegada del Salvador.

Este año tenemos la oportunidad de olvidarnos de lo fútil para concentrarnos en lo esencial, De ser hijos de Dios en lugar de hijos del mundo. La sabiduría popular dice: “no hay mal que por bien no venga”. Este es el ejemplo perfecto que nos brinda esta pandemia.

Pasaremos de ir de fiestas a estar de celebración, porque sin Jesús somos como las piedras, inertes e inútiles de por sí.

La Natividad es el evento más importante que la humanidad puede y debe celebrar, pero no ofreciendo regalos a los demás, sino aceptando el regalo divino de Dios para sus hijos, el nacimiento de nuestro Señor y Salvador. Amén.

30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. 32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; 33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. (1 Lucas: 30-33)

Que Dios os bendiga, Alfons


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