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Medusa o la mitad del placer por Alicia Pal – Libros Lésbicos

En algún lugar existe un palacio fascinante, exótico, con estancias ricamente adornadas, espacios para el lujo y el deleite de los sentidos, y una característica muy especial: lo habitan única y exclusivamente mujeres. Mujeres cuyo principal objetivo vital es el placer. Es la mansión de Medusa.

Coco, jueza de instrucción, descubre tan extraño lugar por motivos de trabajo: una noche debe acudir allí para el levantamiento de un cadáver. Tras las pesquisas habituales y la ordinaria intervención del forense, Coco se vuelve a su casa a la espera del resultado de la autopsia para decidir si ordena o no incoar diligencias.

Pero su casa, en esos momentos, no es el colmo de lo acogedor: su novia, Mía, la ha dejado. Para ser exactas, deberíamos decir que en realidad ha desaparecido sin despedirse. Coco no sabe qué echa más de menos: si a su novia o a las explicaciones que le debe.

Por otra parte, la mansión ha resultado un tanto perturbadora para nuestra jueza. El misterio que parece rodearla y lo inusual del ambiente que allí se respira la tienen intrigada. Un montón de mujeres viviendo juntas en una especie de templo del placer no es algo que se dé todos los días; de hecho, los policías varones sospecharon como primera opción que se trataba de un burdel (típica óptica masculina: el placer de las mujeres pasa por el de los hombres o está a su servicio).

Pero por encima de todo, lo que más inquietó a Coco fue conocer –siquiera fugazmente- a la dueña del palacio: Medusa.

Todas las mujeres que habitan en la mansión desearían compartir su lecho; pero solo ella elige. Ser la favorita de Medusa es un honor y un privilegio que no todo el mundo puede alcanzar. Pero resulta una ventaja ocasional: no se es la favorita de Medusa para siempre.

Ahora bien, las mujeres que pueblan el singular palacio no necesitan nada más que vivir en él y disfrutar. Medusa se encarga de los gastos, ellas solo tienen que gozar de todos los placeres que la mansión ofrece.

La escena la había conmovido. Se sentía como si se encontrara en un harem: el último que quedaría sobre la tierra; solo que éste estaba construido por mujeres para mujeres. (Pág. 102)

Medusa es simplemente fascinante: una auténtica Femme Fatale. Misteriosa, de hermosura exótica y cuerpo deslumbrante. Hay algo raro en ella, algo que la hace más perturbadora aún si cabe.

Sus pupilas están dilatadas. Es tan extraña. Te juro que durante un instante tuve la sensación de que no era humana. (Pág. 201)

Como la propia Coco manifiesta, las mujeres igualmente sucumben ante las Femmes Fatales. Las Femmes Fatales existen también en el imaginario lésbico, y Medusa es sin duda una de ellas. Una mujer fascinante, perversa, que te lleva irremisiblemente a la perdición. Y el polo opuesto de lo que podría denominarse una “buena chica”, del todo recomendable pero muchísimo más aburrida: las emociones fuertes las proveen las Femmes fatales. Indudablemente.

Medusa es extraña, inalcanzable, un auténtico reto que augura peligro. Medusa –como el ilustrado secretario judicial se encarga de recordarnos- es el nombre de una de las tres Gorgonas (mitología griega). Lleva en su nombre y en su esencia la raíz de lo misterioso y lo prohibido. Ella, auténtica soberana del lugar y adorada por todas las mujeres del harem, representa algo tan desconocido como inquietante: un enigma, quizás, con bastantes posibilidades de que sea siniestro. No olvidemos que hay un crimen de por medio.

Cuando Coco comienza a sospechar que Mía se encuentra en la mansión, su única opción es encontrarla. Si realmente vive allí, ¿lo hace por propia voluntad o algo ha alterado su conciencia? ¿Es de verdad libre, sin ataduras o coacciones?

Coco pide quedarse en el harén con tal firme propósito y Medusa se lo concede, pero con una condición:

…aún no ha comprendido una cosa: el amor carnal es solo la mitad del placer. (Pág. 109).

Coco deberá descubrir cuál es la otra mitad, según Medusa. Pero esa es solo una parte del enigma.

La invito a quedarse aquí hasta que lo descubra. Pruebe todo cuanto la mansión ofrece y, si adivina cuál es la otra mitad del placer, la dejaré marcharse. (Pág. 109) Y mientras disfruta de cuanto la mansión puede ofrecerle, no olvide que el placer es un viaje infinito hacia dentro de nosotras mismas. (Pág. 110)

Coco explora la mansión. Descubre las piscinas, una especie de baños árabes donde el agua huele a fruta y las chicas que allí se bañan están realmente dispuestas a compartir sus placeres. El boudoir es una sala hipóstila absolutamente preciosa donde las mujeres se entregan a todos los deleites que pueden ofrecerse. Toda la casa es lujo, exceso, voluptuosidad, donde la principal y única regla -según palabras de la propia diosa- es Placer.

Todo lo que busco en una mujer es su entrega al placer.( Pág. 263)

En este festín para los sentidos puede disfrutarse de todo: para el olfato, olores a especias, a opio, a perfumes orientales; para la vista los ornamentos, las hermosas mujeres con la piel cubierta por fina lencería; deslizar los dedos por los tejidos exuberantes, de colores ricos y textura acariciadora… Es, en efecto, el placer en todas las sensaciones: un baño fragante en el que dejarse tentar por la lujuria o por el sopor que relaja la mente y el cuerpo. Sabores, olores, tacto, música…todo ello al servicio del placer en todas sus dimensiones.

Pero pronto Coco comienza a encontrarse con acontecimientos menos agradables y bastante más realistas: su investigación avanza. Cada vez se encuentra más cerca de descubrir la verdad que se esconde tras la muerte –aparentemente accidental- y tras otros sucesos igualmente desconcertantes y oscuros. Algo no es trigo limpio en la mansión de Medusa. ¿Encontrará Coco finalmente a su fugada novia Mía en las estancias placenteras del harem? De ser así, ¿querrá Mía volver con ella o preferirá su nueva vida de sensaciones orgiásticas recién descubiertas? Esta es una novela diferente, principalmente por la ambientación: el escenario es de verdad notable, transporta a una experiencia voluptuosa, ensoñadora y apetecible, en la que las referencias a espacios evocadores son constantes. Incluso hay alusiones a obras pictóricas que actúan como elementos que transportan visualmente al entorno que describe:

La arpista había utilizado una palabra francesa: mêlée. No se le antojaba palabra más idónea para definir lo que veía. Penetrar en el boudoir era como entrar en El Baño Turco de Ingres. (Pág. 127)

En cuanto a las escenas “técnicas” (examen forense, principalmente) debo señalar el notable cuidado con que la autora describe los detalles de la situación, con jerga especializada incluida. Realmente ha quedado muy logrado.

Por otra parte, la acción resulta interesante, genera intriga: Coco realiza una búsqueda personal (y también profesional, en cierto sentido). Se trata de descubrir varios misterios, todos ellos en la órbita de Medusa y su curiosa residencia de mujeres.

Si os gustan las investigaciones, el misterio, lo tenebroso y oculto, y además queréis adentraros en la mansión del placer, no hay duda: este es vuestro libro. Que lo disfrutéis, si os apetece.

Edición que cito: PAL, A. Medusa, o la mitad del placer. Autoedición. 2015

El post Medusa o la mitad del placer por Alicia Pal – Libros Lésbicos fue publicado originalmente en Lesbicanarias. por Carmen Sánchez



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