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Dame Unos Años por Lais Arcos – libros lésbicos

A sus trece años, Alex está completamente enamorada. No se trata de un amor tibio, ni tampoco explosivo por razones de la edad, (pero fugaz debido a los mismos motivos); el amor que ella siente es, simplemente, arrollador, enorme, de esos que se dedican a corretear por las venas hasta que la interesada cree percibir que le va a explotar el corazón. Aunque pudiera parecer lo contrario, los sentimientos que Alex alberga vienen de tiempo atrás, desde niña. Podría decirse incluso que desde el mismísimo día en que la bautizaron, lo cual implica mucha juventud, desde luego. Porque de quién está perdidamente enamorada es, nada menos, que de su madrina de bautizo. A priori ya se puede imaginar por los papeles que ambas jugaron en la celebración, que su edad no es, ni mucho menos, similar.

Denise, francesa, guapa a rabiar, inteligente e interesante, creativa y toda una artista (es escultora). Sólo tiene dos “defectos”: ser una mujer y tener veinte años más que Alex. De ninguna de ambas cosas es culpable, pero los hechos están ahí: la posible relación se manifiesta imposible.

Por su parte, Álex tiene en su contra ser una cría. ¿Cómo conquistar a Denise, que la aventaja en años, en experiencia, en vida, en… todo? Una aproximación en este sentido se le antoja a Alex no sólo inútil, sino hasta ridícula. Ni pensarlo, su amada podría creer que todo son caprichos de niña tonta y reírse de ella; tal vez incluso asustarse de sus sentimientos disparatados y alejarse definitivamente.

Pero no puede evitar sentir lo que siente. Así que opta por permanecer en silencio y aguantar heroicamente los envites de su corazón.

Al final lo único que hacía era quejarme y tener compasión de mí misma. Me sentía cobarde. Era normal que no sospechase la verdad, ya que nunca había sido capaz de confesarle mi amor. Un día u otro tendría que hacerlo, aunque la idea de permanecer en la duda me reconfortaba. Si no revelaba mis sentimientos, no estaría obligada a asumir un rechazo de su parte; si no se lo confesaba, la pequeña felicidad secreta que sentía al cerrar los ojos cuando me acostaba podría durar eternamente. Esa era mi manera de dormir junto a ella.

Álex sabe que esperar a que se le pase es como aguardar a que se derritan las nieves perpetuas del Kilimanjaro. Como válvula de escape, comienza a escribir cartas anónimas a su amada. Para ocultarse mejor, utiliza de traductor al francés a su amigo Nico que, dicho sea de paso, está tan loquito por Álex como ésta lo está por Denise. Esa curiosa forma de comunicación epistolar en un solo sentido sirve de cierto alivio a la enamorada muchacha, aunque, obviamente, sea un alivio muy leve para un sufrimiento que ya describió Quevedo en un famoso soneto.

Mi pensamiento se fue de un salto hasta un poema que me sabía de memoria: pensé en el polvo enamorado, lo que yo sería hasta el fin de mis días. Pero, ¿cómo se podía querer tanto? Ella no había hecho nada, sólo era ella y eso le había bastado a mi corazón para generar toda aquella inmensidad, ese huracán que se movía incontrolable, aquella tempestad en medio del alma.

Denise recibe las cartas, una tras otra, mes tras mes, año tras año. Su desconcierto es absoluto, no puede ni imaginar quién puede ser la persona afectada por un amor tan poderoso. Por otra parte, su vida sigue, hace planes, tiene novio y planea casarse.

¿Cómo podría saber que es su ahijada la autora de epístolas tan encendidas? De saberlo, ¿cómo reaccionar? Aunque Denise sintiera lo mismo por Álex, encima de sí tendría no sólo los prejuicios sociales anti-homosexuales, no sólo el obstáculo de la diferencia de edad. En ella se agrega otro problema más: si llegó a ser madrina de bautizo de Álex fue por la amistad que la ligaba con sus padres. Un eventual acercamiento con fines amorosos por parte de Denise hacia su ahijada significaría una especie de traición a la confianza y el cariño con que ellos la obsequiaron. Como es lógico, para Denise, la simple posibilidad de amar a Álex resulta algo tan turbador como imposible.

No tenía que volver a pensar en todo aquello. Pero había sentido algo, se había despertado en ella algo inexplicable. ¿Qué nombre darle? Poco importaba: fuese lo que fuese era inviable, atroz, vertiginoso e impensable en todos los sentidos.

Denise se casa, justamente en el 18 aniversario del bautizo de Álex. Y, lógicamente, la invita a ella y a toda su familia. Para colmo, Álex será la encargada de llevar las alianzas y entregarlas en el altar. Su sufrimiento llega a extremos inauditos, pero es una misión que debe cumplir. Por si no tuviera ya bastantes problemas, su novia (sí, Álex se ha echado novia porque comprende que no puede esperar nada de Denise) ha descubierto su secreto e insistido en acudir a la boda; nadie sabe qué intenciones lleva, quizá desvelar el amor prohibido de Álex a toda su familia y organizar una catástrofe. Estefanía (que así se llama) es una chica problemática y está celosa: un cóctel explosivo.

Tras la boda, ocurre un suceso terrible. Después, Denise y Álex no vuelven a verse durante bastante tiempo. Álex intenta otras relaciones, con cierto éxito, pero sabiendo quién es su verdadero y único amor. Denise no da señales de vida. Pero las cartas misteriosas siguen enviándose Y su receptora finalmente tendrá que pasar a la acción.

El amor no se puede arrinconar, ni se puede elegir el más conveniente para uno y para la sociedad que nos rodea; no es una elección, sino algo inevitable, y rechazarlo sólo puede llevarnos a morir en vida. El corazón sigue latiendo muchos años, pero nada tiene sentido cuando se da la espalda al asentimiento más profundo de todos. Hacer eso resultaría una herejía: si el amor era un regalo de Dios, rechazarlo era ofenderlo.

Esta novela es un auténtico hito dentro del montón de libros lésbicos que he leído. Y lo es por varias razones: la primera, porque trata del amor entre dos mujeres de edades muy diferentes. Lo que de forma mayoritaria se suele ver en la narrativa lésbica habitual son relaciones entre mujeres jóvenes. Esto no deja de ser una limitación que no debería existir, porque las parejas que se llevan años no son infrecuentes. Como bien refleja la novela, los problemas que pueden surgir por diferencias de edad son más externos que internos (a las críticas sociales habituales, hay que añadir la extrañeza que produce el que haya años de por medio). Vendría a ser como un “plus” para que la gente piense que se producirá el fracaso de la relación. Y estas cuestiones son interesantes para reflejarlas en las novelas. Así que, aunque sólo fuera por esto, ya “Dame unos años” presenta una óptica del amor entre mujeres diferente al más común y, por ello, muy interesante.

La segunda razón por la que este libro se sale de lo habitual es que plantea un amor que, a todas luces, parece verdaderamente imposible. Son demasiados obstáculos, demasiadas diferencias, demasiados sucesos en contra. Conseguir el éxito de este amor puede llegar a ser una verdadera heroicidad. No obstante, ¿no puede el verdadero amor con todo? Como dice Álex:

Quiero decir que el verdadero amor no se acaba, que el amor es absoluto. Las personas desisten simplemente porque no es fácil, pero él siempre está ahí.

Y, dentro de lo que debe ser el amor de pareja, se plantean asuntos de interés, como el de la maternidad no-obligatoria o no entendida como culmen de la relación. Aunque finalmente tienen un hijo, la maternidad no se plantea como un afán irrenunciable o como algo que como pareja necesiten. En palabras de Álex:

La creencia sobre lo que era la culminación de un amor puro e intenso me hacía reír en secreto, porque para ellos el fruto de eso era un hijo. Entonces, ¿qué podía haber más hermoso que un amor que no esperaba nada del otro? Un amor que era el fruto de sí mismo, un círculo, el anillo que culminaba todo sentimiento. Tú y yo sin esperar nada más: tú, ser que llena todos mis vacíos; yo, ser que evapora todos tus miedos. Denise, que ocupa cada uno de mis movimientos, sentimientos, esperanzas y dolores; Denise, reina de un mundo que sólo existe en mí, pero que me gobierna.

La tercera razón por la que se trata de una obra diferente: es una novela realmente emocionante. Y lo es en los dos sentidos de la palabra: por un lado, las emociones que se expresan son reales, verdaderas, llegan al corazón; por otro, leerla es una aventura porque tiene intriga y bastante ritmo. Resulta todo un “page-turner”, como dirían los ingleses.

En realidad, y como valoración final, resulta un verdadero canto a la esperanza: el amor imposible no existe, sólo hay amores que necesitan que se luche por ellos hasta el extremo. El único amor imposible es el no correspondido, todas las demás dificultades se pueden (y se deben) vencer.

Por todo lo dicho, queda recomendada, sin lugar a dudas. Que la disfrutéis, si os apetece. ¡Y Feliz 2017!

Edición que cito: Arcos, L. Dame unos años. Ed. Egales. Barcelona/Madrid, 2005.

El post Dame Unos Años por Lais Arcos – libros lésbicos fue publicado originalmente en Lesbicanarias. por Carmen Sánchez



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