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La estafa Griega

Podría parecer que la negociación entre Grecia y sus acreedores europeos solo es eso, una negociación cuyo punto de partida es la mala gestión de los primeros, que se han visto abocados por sí mismos a la situación actual. Sin embargo, detrás de esta presentación por parte de los medios de comunicación afines al poder neoliberal que gobierna Europa, se esconde una realidad bien distinta. La Estafa Griega.

Precedentes

Europa nació con una Idea bien distinta a lo que es hoy en día. En un principio, los valores de igualdad, fraternidad y legalidad eran los pilares fundamentales de la construcción de una nueva Europa. El bienestar de sus pueblos no era negociable, siendo este el primer y más importante principio en la carta primigenia de la fundación de la Unión Europea. Durante décadas, Europa fue un ejemplo para el resto del mundo del modelo social, aquel que sitúa por encima de todas las preferencias a las personas, su salud, su educación y la protección de sus mayores. Muchos otros países han intentado imitar el quehacer europeo sin conseguirlo. Por tanto, nos situamos en un logro sin precedentes y de una compleja puesta a punto. Hasta aquí, Europa había vencido.

El cambio de ideología

A principios de los años 80, la líder británica Margaret Thatcher comenzó a inocular en el sistema político y social de Europa la idea de que no había alternativa que no pasara por las ideas neoliberales, basadas en la austeridad, la eliminación paulatina de la soberanía de los pueblos y la imposibilidad de revisar o auditar las deudas de cada país. En un principio nadie se preocupó demasiado, pues los efectos económicos y políticos no serían inmediatos, pero el plan estaba diseñado a medio y largo plazo y es ahí donde nos situamos actualmente. No iba dirigido directamente a los pueblos de Europa aquella proclama, sino a las fuerzas de izquierdas, garantes del mantenimiento de unas políticas sociales que tan buenos resultados habían proporcionado a los europeos. ¿Qué intentaba evitar esta estrategia?:

  • Que las fuerzas de izquierdas iniciasen una ofensiva anti-austeridad.
  • Que nadie pusiera en duda la prevalencia de la Troika a la hora de decidir el destino de los pueblos.
  • Nadie podía discutir que la deuda contraída por los Estados era legítima y, por supuesto, innegociable.

Las repercusiones

En la actualidad estamos siendo testigos de una lucha encarnizada por una idea de Europa. Por un lado las políticas de austeridad, que ha demostrado una y otra vez su eficacia a la hora de ampliar las desigualdades entre los pueblos y, por ende, entre las personas, lo que va en contra frontalmente de la idea original de Europa. Por otro lado, la reacción de los países del sur fundamentalmente, que abogan por un cambio real en el devenir de la idea Europea. Bien es cierto que la Europa del norte, a pesar de su posición de fuerza, también está sufriendo una reconversión hacia modelos más justos para con sus países vecinos.

Y ahí llegamos al asunto griego, un pequeño país que está teniendo un protagonismo relevante en el cambio. La cuna de la democracia en Europa -qué ironía-, es donde más y mejor se están movilizando para sembrar la semilla de la justicia y la solidaridad, aunque ello les cueste sufrimiento. Un ejemplo que no deberíamos pasar por alto y del que deberíamos estar eternamente agradecidos al pueblo griego.

La Deuda de Grecia es irreal, no es cierta, es fruto de la especulación y de la avaricia de gigantes multinacionales financieras con un afán desmesurado por ganar dinero, aún a costa de hundir economías y generar pobreza y sufrimiento. El Comité de la Verdad sobre Deuda Pública Griega, formado por 30 especialistas independientes, ha sido rotundo, no dejando ni un solo resquicio a la interpretación. En dicho informe se señala que, entre las décadas de los 80 y 10 del presente siglo, la deuda griega no se genera por el despilfarro o por la deficinión tan española de hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Dicha deuda se crea por los intereses de usura y desmesurados, un gasto militar que no se justificaba -recordemos que los grandes proveedores de armas a Grecia son Alemania y Francia- y por una gestión de los capitales al margen de la ley.

El informe va más allá y señala que el FMI y la Comisión Europea engañaron de manera traicionera a los griegos, al emitir bonos y obligar al Estado griego a hacerse cargo de ellos, sin tener pudor alguno en incluir bonos privados de deuda bancaria y tóxicos, que no pertenecían al Estado griego, sabiendo de antemano que era imposible, con los intereses impuestos, que Grecia pudiera hacer frente a los pagos.

Conclusiones

Lo que se nos cuenta es falso. No nos encontramos ante una negociación entre honrados acreedores y el Estado griego, representado por extremistas de izquierda descamisados. Asistimos a un juego entre insensibles instituciones transnacionales que NO HAN SIDO ELEGIDOS EN NINGUNA CITA ELECTORAL y un gobierno legítimo que intenta defender a su pueblo de las maniobras genocidas de los primeros. Se llama estafa y en juego están personas. Y que nadie se llame a engaño, después de Grecia, vamos nosotros.



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