En un tiempo del peregrinar del pueblo de Israel bajo la guía de Moisés la gente  se desanimó y comenzó a quejarse y protestar contra Dios y Moisés a razón de las incomodidades y condiciones de subsistencia que tenían que experimentar. Nada les había faltado en verdad hasta el momento pero la falta de gratitud y de respeto para con Dios y Moisés pudo más que el respeto para con Dios y su siervo.

Como todo pecado, la protesta se volvió generalizada y contaminó el sentir de todo el pueblo, por lo que el Señor juzgó y castigó su pecaminosa actitud. Lo hizo enviando numerosas serpientes venenosas que en medio del camino les atacaban y mordían. La mortandad no se hizo esperar. Sólo así se detuvo la murmuración. El pueblo entonces reconoció que había pecado contra Dios y contra Moisés y le rogaron a este que intercediese por ellos ante Dios para que quitara las serpientes.

Moisés oró por el pueblo pero Dios no quitó las serpientes, sino que ordenó a Moisés que hiciese una serpiente brillante, tal vez rojiza (ardiente) y que la levantase en un asta de manera que estuviese visible ante todo el pueblo. Esa serpiente de bronce levantada en alto sería la salvación para todos los que fuesen mordidos por las serpientes en el peregrinar por el desierto. Si alguno era mordido por una serpiente al mirar la serpiente de bronce en lo alto del asta viviría y no moriría. El pasaje en cuestión es Números 21:5-9.

La serpiente de bronce no se mencionó más en el resto de las jornadas del pueblo por el desierto. No es sino hasta los tiempos de la monarquía, muchísimos años después, cuando se menciona nuevamente. La mención está en 2Reyes 18:4, y allí se nos dice que el rey Ezequías la destruyó (la serpiente de bronce) porque se había vuelto un objeto de idolatría para el pueblo de Israel. En adelante, en el resto del relato bíblico del Antiguo Testamento jamás se volvió a mencionar. Sería el Señor Jesucristo quien rescataría la imagen de la serpiente de bronce y la utilizaría como imagen de su propia persona y propósito.

Fue durante la conversación del Señor con Nicodemo cuando entre otros comentarios el Señor le refiere las siguientes palabras:

“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”

(Juan 3:15)

El “Hijo del Hombre” es una de las designaciones que más utilizó el Señor Jesucristo para referirse a sí mismo (cerca de 80 veces). Designación esta que escondía tras un velo de humanidad su esencia divina y su carácter mesiánico. 

Como Moisés levantó la serpiente así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado. Y fue levantado en varios sentidos. El primero en la cruz, para que por medio de su emblemática y significativa muerte, todo aquel que se reconozca en peligro de muerte por causa de sus propios pecados para con Dios, tenga la posibilidad y oportunidad de mirar al Señor levantado en la cruz como el remedio y la respuesta de Dios para todos los sentenciados a muerte de este mundo. El segundo sentido en que fu levantado es el de la exaltación que el Padre le concedió cuando le resucitó de entre los muertos y le ascendió a su diestra (Efesios 1:20-21; Filipenses 2:9-11)

Para que todo aquel que en Él cree…Un creer que es como el mirar de los israelitas para con la serpiente de bronce.

No se pierda, mas tenga vida eterna. Es una constante en el trato de Dios para con la humanidad el que se fije posición de cuál sea la condición de esta: bajo bendición o bajo maldición, en paz o en enemistad para con Dios, en luz o en tinieblas, en salvación o en la condenación, poseedores de vida eterna o perdidos.

Vida eterna

-          46 veces en la Biblia (2 en el A.T. y 44 en el N.T.)

-          21 veces por el Señor Jesucristo. 11 Pablo. 6 Juan.

Algunas implicaciones de la vida eterna

1.- Tiene una connotación presente y otra futura (Juan 5:24; Lucas 18:29-30)

“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”

“De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, ³⁰ que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna”

2.- Los que la reciben pasan de muerte a vida (Juan 5:24)

“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”

3.- La reciben quienes creen en el Señor Jesucristo (Juan 6:47)

“De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna”

4.- Los que la tienen serán resucitados en el día final (Juan 6:54)

“El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna;

y yo le resucitaré en el día postrero”

5.- Los que la han recibido no perecerán jamás (Juan 10:28)

“Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”

6.- Es una realidad en la que los creyentes se pueden afirmar (1 Timoteo 6:12,19)

“Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado”

“…atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna”

Una definición autorizada de vida eterna

“Y esta es la vida eterna, que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”

(Juan 17:3)

De qué se trata el Evangelio

El evangelio se trata de conocer al único Dios verdadero. El Señor Jesucristo se encarnó y entregó a muerte voluntaria y sacrificial en aquella cruenta cruz para ofrecernos la posibilidad de conocer al único Dios verdadero.

No hay más que un solo y único Dios, el verdadero. El Dios de la Biblia. El Padre del Señor Jesucristo. Él es el único Dios. Y no existen muchos ni pocos caminos o puertas para  llegar a conocerle, sino que sólo hay un camino y una única puerta de acceso para conocerle y acercarse a Él, y es a través del Evangelio de Jesucristo.

A la luz de las palabras del Señor Jesucristo y del testimonio de la Biblia es completamente falso el dicho popular de que todas las religiones adoran al mismo Dios.

El Dios verdadero, el Dios de la Biblia, el Padre del Señor Jesucristo, nos es el mismo dios de los mormones, ni de los hinduistas, ni el de los musulmanes, ni de los budistas, ni el de los shamanes, ni el de los espiritistas, ni el de los masones, ni el de muchos pseudo-cristianos que tienen una fe cuyo basamento está tomado de los principios de la nueva era, la metafísica y el ocultismo. Si lo anterior nos parece muy intransigente y tajante, tendremos que atribuir tal postura al mismo Señor Jesucristo quien dijo:

“El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama”

(Mateo 12:30)

Qué significa creer en Cristo

1.- Aceptar el testimonio de la Biblia sobre Cristo Jesús (Juan 20:30-31).

“Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 31 Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”

2.- Reconocer el valor de su muerte en relación con nuestro pecado (1Pedro 2:24).

“…quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”

3.- Reconocerse en necesidad de salvación, es decir, condenado y merecedor del castigo divino (Romanos 3:23).

“…por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”

4.- Renunciar a toda otra esperanza, seguridad y posibilidad (1Timoteo 2:5).

“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”

5.- Confiar en la promesa de perdón, justificación y salvación que por gracia ofrece el Evangelio a los pecadores (1Juan 2:25).

“Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna”

6.- Reconocer su autoridad sobre nuestras vidas (Lucas 6:46)

“¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?”

7.- Agradecerle, honrarle y adorarle como Señor, Rey y Salvador.

En mayo de 2022

Antonio Vicuña.