Después de más de 50 años alimentando un horno,
que no solo dulcificó los mejores momentos de nuestra vida,
sino que con su carácter, humor y cercanía,
se convirtió en la mejor consulta de psicología,
Cari, cerró una puerta,
que aunque el descanso,
todos se lo merecían,
no nos acostumbramos todavía,
a pasar por su puerta,
y no intercambiar con ella,
un saludo con esa alegría,
que ella para los demás, siempre le ponía,
con su delantal puesto,
y siempre en la masa, las manos metías,
magdalenas, almendrados,
bizcochos y roscos salían,
que en poco tiempo se perdían,
porque no solo eran los ingredientes,
no sólo amasar con ese arte que tenía,
sino, cómo a todos nos acogía,
y cómo todo lo vendía,
con esa gracia y sencillez,
a pesar de que por dentro,
una gran procesión había,
pues su corazón a todas horas,
por el cielo latía,
por ese cielo en dónde el nieto,
a su familia, da tanta vida.
Este Domingo que viene,
a las 8 de la tarde,
celebrando la Eucaristía,
junto a Cari,
junto a su familia,
daremos gracias a Dios,
por haberla puesto en nuestras vidas,
y por enseñarnos tanto,
con su trabajo, con su humor,
con su fe, con su ilusión y alegría.
Y seguro que le acompañamos,
tantas personas que cada día,
a su vera hemos comprobado,
la fuerza de la fe,
y compartirla siempre con alegría.
Ella aún no sabe nada,
pero sí, toda su familia,
que emocionados preparan,
este momento, esta Eucaristía,
dándole gracias a Dios,
por toda su vida.
Este Domingo, a las 8 de la tarde,
en la Parroquia de Íllora.
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