Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

No le cuentes a mi madre, el recuento



Allá en la edad de oro del blog mexica (que pensándolo bien suena muy exagerado, más que edad habría que decirle lustro -que repensándolo mejor en años internet un lustro equivale a una edad geológica... bueno como sea-), cuando se acercaba el fin de año era costumbre hacer un recuento de los posts más leídos, más comentados, mejor escritos, etcétera. Nunca hice de esos recuentos con el contenido de este blog. Era un ridículo que no estaba dispuesto yo a hacer.

En cambio el ridículo que sí quiero hacer (tantito por nostalgia chilanga ahora que vivo en otra ciudad y muchote porque ya estuvo bueno de no bloguear) consiste en ponerme a hacer arqueología digital con los archivos xml que Rox me envió a principios de este año cuando anunció que No le cuentes a mi madre, un blog de crónicas de viajes y recorridos al que me invitó a colaborar con contenido, se iba del internet.

Durante el tiempo que estuve participando en No le cuentes, escribí algunos textos, unos buenos y otros nomás cumplidores. A continuación pongo aquí mis tres favoritos -sin fotos-. En un par de ellos también pongo un par de comentarios recibidos -verbatim, sin corregirles ortografía- que fueron de los que me parecieron más animadores para seguir escribiendo.

Ahi van.

Primer post. La Iglesia de San Hipolito en día 28.

Si alguna ocasión, avezados lectores, están en la cd. de México, y si tienen el perentorio e ineludible deseo de contemplar a una multitud de adoradores y adoratrices religiosos, y si ese día es el número 28 de cualquier mes, y si les gusta que les griten en el oido cada medio minuto, entonces son afortunados: en el centro de la ciudad, en el cruce de Paseo de La Reforma e Hidalgo, encontrarán donde satisfacer todos esos "sis".

Hay que ir a pie pues ese tramo de la calzada México-Tacuba está cerrada a la circulación en patas de hule. La estación de metro más cercana es Hidalgo.

Cuando salgan a la superficie miren hacia el templo de San Hipólito. Frente a la iglesia encontrarán una multitud. Acérquense. El miedo que puedan tener de que la gente los muerda es infundado. Además de que la gente que va ahí está concentrada en su rapto religioso, en el perímetro de la congregación hay policías elegantes de centro histórico, dando la apariencia de estar vigilando.

Verán que muchos de los asistentes llevan consigo versiones de varios tamaños, ya estampadas en su playera o ya hechas escultura, de un santo. No es el santo que le da el nombre a la iglesia. Yo me enteré de la siguiente manera de quién era:

- ¿Y este barbón descalabrado al que se le sale el cerebro por la frente como se llama? - pregunté.

- Eso que ves que tiene en la cabeza no es un descalabro, es una flamita - me informaron.

- Ah, entonces se está incendiando - hipoteticé.

- No. Es el espíritu santo - me dijeron.

Más claro ni el agua.

- Bueno ¿cómo se llama? - insistí.

- Es San Judas Tadeo. Uno de los 12 apóstoles. No lo confundas con el Iscariote que traicionó a Jesús. San Judas Tadeo Es El Patrón De Los Casos Difíciles Y Desesperados - me respondieron haciendo énfasis en las mayúsculas.

Hay gente gritando desde varios puestos improvisados. Ofrecen esquites, pambazos, refrescos, gorros, sombrillas, panes, santos, estampitas, cuadros y collares. Muchos collares de colores. Estos últimos son para adornar al San Judas que la gente lleva cargando, Hay de cinco y de a diez pesos.

De ello sospecho que San Judas Tadeo es un santo al que le gusta estar repleto de collares. Muy fashionista pues. La manera en que los fans de Judas Tadeo se enteraron de que al santo le gustan los accesorios es un misterio indescifrable.

Los días 28 es difícil visitar el interior de la iglesia de San Hipólito por la multitud, pero de lo que ocurre dentro, uno no pierde detalle pues las bocinas que ponen en el atrio sirven para que los que están afuera puedan seguir las misas que se repiten desde temprano y hasta la noche. Cada tanto se puede apreciar que los que cargan un San Judas Tadeo lo levantan sobre sus cabezas. Creen que así exponen a su pedazo de yeso o madera, según sean el caso, a los efluvios sobrenaturales provenientes de la iglesia o el cielo. Eso, dicen los entendidos, tiene como objetivo que San Judas Tadeo interceda ante "diositotodopoderoso" para conceder alivio y socorro a la apuración que tenga el creyente.

Nota histórico-culturosa: El edificio que está al lado del templo de San Hipólito se construyó en 1777 y sirvió para dar albergue al Hospital de Convalecientes de San Hipólito. Que es un nombre muy desafortunado pues si uno no estudia historia se queda con la impresión de que San Hipólito era un señor que se la pasaba golpeando gente y mandándola toda morada al hospital. Pero no, el hospital que fundó Bernardino Álvarez en el siglo XVI para convalecientes pobretones pasó a formar parte en el siglo XVIII de la congregación de San Hipólito.

En la actualidad el edificio alberga un café internet, un lugar de artículos religiosos y un restaurante muy reputado al que no he ido porque no tengo dinero (situación que no veo cómo se vaya a resolver adorando a santos, vírgenes, ángeles o a alguna otra criatura ficticia).

Amén.

Bonus info: El día 28 de octubre la devoción al santo es mayúscula. Hay caos vial todo el día.

Comentario animador 1: No se desgasten explicandole a este idiota quien es San Judas Tadeo, ustedes sigan con su devocion y tu controlzape, chingas a tu madre de parte mia y de todos los devotos.

Comentario animador 2: Deberias de tener respeto por las religiones, aunque no seas creyente en nada, porque con tu "informe" o como quieras llamarle, estas agrediendo a todos los que son gente religiosa, Si vas a hacer un informe no te quieras sujetar de las creencias religiosas de la gente, Porque al empezar a leerlo se nota que eres un ignorante mas del mundo, Escribe algo para bien compadre, no algo para mal, y si asi eres de INDIOrante, haz de ser un maldito racista, que no tiene los huveos suficientes ni para subir este comentario que te estoy dejando..Cuidate y mejorate escribiendo cosas coherentes, no queriendo "divertir" a la gente con tus agresiones a los pensamientos de la demas gente..Hasta pronto indio!

Segundo post. Recorrido alternativo en Coyoacán.

La caminata empieza en la esquina que forman la av Universidad y la Calle Francisco Sosa. La estación de metro más cercana para llegar a ese punto se llama Miguel Angel de Quevedo.

Ahí uno puede apreciar una capilla diminuta que sólo he visto abierta los sábados a las 8 de la mañana y un puente que pasa sobre un río apestado. Si voltean para la izquierda verán un bello caserón del DIF donde viven encerradas niñas.

No es lo único que hay que ver en esta esquina de Coyoacan. Frente al caserón del DIF hay otro caserón donde a veces uno puede mirar en su entrada a señores paseándose, rapados, malencarados y vistiendo trajes que les quedan chicos; es el uniforme no oficial de exmiembros del Estado Mayor que cuidan a expresidentes. Su presencia indica que en la Casa está Miguel de la Madrid Hurtado, un presidente que obtuvo su lugar en la historia por pasar los trabajos posteriores al sismo de 1985 contemplándose las uñas. Yo tengo la sospecha de que cuando está en Coyoacan es para subirse a la azotea de su casa y espiar a las niñas de la casa del DIF.

Hay que caminar por Francisco Sosa y examinar las fachadas de las casas antiguas. Hay quien piensa que muchos de los caserones que se pueden ver ahí fueron construídos en el siglo XVI por los amigos de Hernan Cortes quien fundó en Coyoacan el primer ayuntamiento del altiplano (que ya no existe). Pero lo cierto es que las fachadas más antiguas de la calle son del siglo XVIII. Por ejemplo hay una casa que se llama Casa de Alvarado, en donde vivió en sus últimos días Octavio Paz, a la que los más atolondrados achacan sus paredes al conquistador Pedro de Alvarado. La casa de Alvarado en la actualidad es la Fonoteca Nacional y es un sitio a donde uno puede ir a escuchar al general Lázaro Cárdenas diciendo que no les expropiaba el sol a los representantes de las compañías petroleras para no dejarlos a oscuras.

Frente a la Fonoteca Nacional hay una calle que se llama Salvador Novo, mentada así por que ahí vivía el escritor y cronista del mismo nombre. Aquí conviene relatar la siguiente anécdota. Dice Jorge Ibargüengoitia -que también habitó en Coyoacán- que en una de tantas remodelaciones lamentables del centro de Coyoacán se puso furioso porque habían quitado una palmera que estaba frente a la iglesia. Le dijeron que la habían quitado porque a Salvador Novo le parecía antiestética. Ibargüengoitia escribió: "No contesté lo que debí haber dicho, que Salvador Novo también era antiestético y que nadie le dio de hachazos."

Hay que caminar por la calle Salvador Novo. No para mirar la casa donde vivia el escritor sino para llegar a la casa en donde se alberga el Museo Nacional de la Acuarela "Alfredo Guati Rojo". La casa tiene un jardín apacible en donde se puede sentar uno muy a gusto a mirar el paso del aire. A diferencia del acervo de la casa azul de Frida Kahlo, las obras expuestas en el Museo Nacional de la Acuarela fueron pintadas por gente que sí sabía qué estaba haciendo a la hora de agarrar los pinceles. Otra virtud que tiene este museo es que no hay que hacer filas para pagar una tarifa sobrevalorada.

De regreso en Francisco Sosa van a encontrar una plaza que se llama de Santa Catarina. En sus extremos hay una pequeña iglesia y un merendero y un restaurante. En el restaurante se come rico pero caro, en el merendero se come caro y mal y en la iglesia no se come pero si la hallan abierta pueden descansar ahí las tepalhuanas.

Frente a la plaza está la Casa de la Cultura Reyes Heroles en donde hay obras de teatro, exposiciones y talleres donde uno puede aprender a dibujar o a escribir poesía en nahuatl a cambio de razonables cuotas.

Si uno continua por Francisco Sosa notará que las banquetas se ensanchan y que se llenan de gente, comiendo o tomando un café, muy atareada discutiendo cómo arreglar el mundo. Algo están haciendo mal pues yo cada vez que abro el periódico veo al mundo más descompuesto.

En contraesquina de una nevería que se llama Topolinos, a la entrada de una calle cerrada de nombre Reforma, hay una casa que desde la banqueta no se ve que tenga algún chiste. Es la casa donde vivió Jorge Ibargüengoitia. Si se paran ahí esperando que algún efluvio sobrenatural les permita escribir como él, sólo van a perder su tiempo. Mejor consíganse sus libros y leánlos hasta el despedazamiento a ver si algo se les pega.

Francisco Sosa termina frente a una antigua arcada que es el único remanente de la entrada al antiguo atrio del templo de San Juan Bautista. Ahora nomás es una entrada al jardín Centenario y al jardín Hidalgo que están, otra vez, en remodelación. Hay gente a la que le gusta quedarse viendo las artesanías mexicanas hechas en China de los mercachifles que inundan ambos jardines. Como tolero mal la charlatanería y a las multitudes suelo cruzar rápido ambos jardínes.

Del otro lado, a espaldas del templo de San juan Bautista, hay una calle que se llama Caballocalco. En la esquina que hace Caballocalco con la calle Higuera hay un mercado de garnachas. Nomás recomiendo comer ahí cuando no sea fin de semana que está atestado. En la calle siguiente, que se llama Hidalgo está el Museo de Culturas Populares, que se ha convertido en uno de los museos más aburridos del planeta. Si quieren ver los productos de las culturas populares mejor vayan al centro histórico de la ciudad, al Museo de Arte Popular.

(Actualización a dic 2015: El Museo de Culturas Populares ya tiene más onda. Y actualmente sí vale la pena echar un ojo a lo que exponen y a su oferta de eventos.)

Continúen por la calle Caballocalco que se convierte en Allende, hasta la calle de Londres. En el camino se van a encontrar un Jarocho, que es un lugar donde venden café. Si son fanáticos de esa bebida execrable échense uno y si no pues no.

Al llegar a Londres verán la casa azul donde vivía Frida Kahlo. No pierdan su tiempo entrando pues van a arruinar la experiencia del Museo Nacional de la Acuarela y continuen por Londres hacia el oriente, rumbo a División del Norte. La arquitectura de las casas de esa calle no es como la de Francisco Sosa que es más colonial. Verán residencias más modernas, algunas notables y edificios de departamentos.

Cuando arriben a la esquina de Londres y Corina, a una cuadra de la av División del Norte, deténganse. Hay una panadería que se llama Caramel. Entren, compren pan y un sangüiche de prosciutto y cómanselo sentados en la banqueta. Si este recorrido lo hacen temprano, al lado de Caramel pueden desayunar también unos tamales muy sabrosos.

Si este recorrido lo hacen en la tarde del primer domingo del mes, recomiendo que procuren estar a las 18 horas frente al Museo de las Intervenciones, en el antiguo convento de Churubusco. Van a oir gaitas y tamborazos que dan los descendientes de los irlandeses del Batallón de San Patricio que pelearon junto con los mexicanos en la invasión gringa de 1847.

Antes de terminar el recorrido abordando el metro en la estación General Anaya, reflexionen sobre una de las frases más famosas (yo digo que por lo inútil) que se han dicho en la historia de México: "si hubiera parque no estaría ud aquí", pronunciada por el propio general Anaya cuando le fue exigido por el general Twigg que rindiera sus municiones.


Tercer post. La avenida de la Ciudad de México.

Sí uds. vienen de visita a la ciudad de México y le dicen a algún chilango que no conozca “Llévame rápido a pasear por la avenida más emblemática de la ciudad” quizá terminen contemplando algún tramo de Paseo de La Reforma o de Insurgentes.

En cambio, si me hacen esa solicitud a mí, no los llevaría a recorrer Reforma para que contemplaran los bancos de las Lomas, ni las enormes casas rumbo a la salida a la carretera a Toluca, ni el Auditorio Nacional, ni el Angel, ni las nalgotas de la Diana (bueno... esas últimas sí, pero nomás porque están bien redondas y la agalmatofilia rifa). Tampoco los llevaría a mirar las estaciones de metrobús, ni el monumento al Caminero, ni los chingomil changarros de Insurgentes Sur, ni la glorieta de Insurgentes, ni el edificio del PRI, ni Indios Verdes.

A donde sí los llevaría, sería a un recorrido por la avenida México-Tacuba.

“¿Y porqué ahí, si está refea?” quizá se pregunten algunos lectores chilangos.

Es cierto que está refea, pero no nada más está fea; la avenida México-Tacuba es una de las calzadas más antiguas de la ciudad (dicen que por ahí corretearon los aztecas a Hernán Cortés y a sus compinches), y mantiene, además del polvo de los siglos, una de las virtudes de la ciudad: entre lo horrendo se puede uno encontrar joyas urbanas, algunas, en decadencia exquisita. Y es esa amalgama, de desconcierto y asombro ante tanta ruina majestuosa que aún prevalece, la que representa mejor a la cd de México y no esos escaparates para turista obnubilado de Reforma y de Insurgentes.

El recorrido que yo recomiendo y que es ideal para efectuar en una mañana de sábado es el siguiente:

Salgan del metro Cuitlahuac (linea 2, azul) y caminen hacia el sureste por la av. México Tacuba, rumbo al centro. Al principio, van a andar por una banqueta invadida por puestos ambulantes y su clientela. Examinen la oferta, y reflexionen sobre el hecho de que existe gente que en esa media cuadra encuentra todo lo que necesita. Al cabo de unos pasos saldrán del área de influencia de ambulantes y podrán mirar el cielo y respirar, otros aires que no huelen a garnacha, sino a los miasmas de la ciudad.

Continúen y verán a su izquierda un pedazo de carbón que otrora fuera un ahuhuete. Si se acercan a él podrán leer una plaquita que dice que esos son los remanentes del Árbol de la Noche Triste, donde culminó la persecución que mencionaba párrafos arriba.

Más adelante hay un parque, que es famoso por ser objetivo de relumbrón político de los nefastos jefes delegacionales que ha tenido la demarcación, que se llama Miguel Hidalgo. Una de las remodelaciones recientes incluyó que el parque tuviera wi-fi, que hasta la fecha no ha podido ser usado por algún vecino. El parque se llama jardín Cañitas.

Una de las virtudes de este recorrido es que se pueden apreciar casas que originalmente fueron planeadas para que viviera en ellas el Conde Drácula. En la actualidad albergan algún changarro. Sin embargo, eso no ha obstado para que pierdan el aspecto tétrico que su arquitecto planeó.

Una de las grandes desgracias nacionales, en las que casi todos están de acuerdo, consiste en la falta de una industria ferrocarrilera nacional. En este recorrido van a cruzar por una de las vías férreas que aún funcionan en esta ciudad. Conozco a alguien que por estar jugando ahí, perdió las piernas y ahora se translada rodando en patineta y usando un brazo como remo. Yo lo uso de ejemplo viviente para revirar a los que dicen que en México no hay ferrocarriles.

A continuación sigue una de las joyas más grandotas de la avenida. La Universidad del Ejército y Fuerza Aérea o Colegio Militar que fungió como tal hasta 1976, antes de que los estudiantes a soldadito se fueran con todo y chivas a Tlalpan, a la salida a Cuernavaca.

El Colegio Militar tiene en sus terrenos un casino, que es donde los militares hacen sus guateques. A mí me gusta contemplar los adornos que tiene a la entrada, que son unos proyectiles, e imaginarme lo que ocurriría si algún invitado se recargara en ellos. Me recuerda una anécdota ibargüengoitiana en la que a un sargento, que tenía vocación de decorador, se le hizo muy buena idea ocupar una granada de fragmentación como pie de una lámpara. Al encender por primera y única vez su creación, estaban con él su esposa, sus hijos, las esposas de sus hijos y algunos nietos.

Frente al Colegio Militar está un edificio vetusto que alberga la escuela secundaria diurna #96 y que en 1916 sirvió para que Carranza fundará la Academia del Estado Mayor, el primer instituto militar creado por el constitucionalismo. Eso no lo leí en la wikipedia sino en una plaquita que está a un lado del edificio.

En contraesquina está un caserón que está entre los primeros lugares de mi lista de casas en donde quisiera yo vivir; el día que alguien lo remodele me pongo de luto. Como atracción adicional, tiene al lado una funeraria, en la que uno puede asomarse a su sótano a contemplar como embalsaman los cuerpos que van a velar más tarde. Puro entretenimiento de primera.

Si están de suerte, más adelante quizá encuentren abierta una entrada lateral a lo que yo creo que conduce a las interioridades de la Escuela Normal de Maestros. Es un edificio proyectado en épocas en las que los ideales del magisterio había que esculpirlos en las paredes.

Después de eso se van a encontrar con una entrada del metro Normal y su correspondiente isla de ambulantaje permanente. En esa zona, en 1971, un grupo de paramilitares les partió el culo, y el cráneo, a unos estudiantes que estaban marchando rumbo al zócalo, muy quitados de la pena. Están a unos pasos del cruce con el Circuito Interior, en cuya esquina se van a encontrar las ruinas del Cine Cosmos, uno de los cines gigantescos al que muchos chilangos treintones asistimos en nuestras mocedades. Yo, la primera vez que entré ahí, era un mocoso turulato arrastrado de la mano de mis padres, aún más turulatos, a ver Mad Max, en Permanencia Voluntaria (así en mayúsculas porque era un servicio que se lo merecía). Mis padres al ver el cadáver carbonizado del amigo de Mel Gibson, reflexionaron muy prudentes: "esas escenas no son apropiadas para la criatura" y me sacaron a media película. Gracias a ese acto, la criatura se convirtió en fan del gore cuando a su vez reflexionó: "si está prohibido entonces ha de estar bueno".

Cruzando el Circuito Interior está la Capilla Británica, que otrora albergara los servicios religiosos del panteón inglés, hecho hoy jardín. En la actualidad la Capilla funciona como espacio para exposiciones, aunque yo la última vez que ví que estuviera abierta, y en su interior hubiera algo expuesto, fue hace 15 años. La avenida en este tramo cambia de nombre y todos la conocen como San Cosme.

Pasando la estación de metro San Cosme se van a encontrar la Casa de los Mascarones. Es un edificio perteneciente a la UNAM en donde dan clases para computito. Si han leído a Ibargüengoitia, quizá se acuerden que ahí era donde asistía a sus clases cuando dejó ingeniería y empezó a estudiar letras. El que la comenzó a construir fue el conde don José Vivero Hurtado de Mendoza quien quería una casa de campo. Digo que la comenzó a construir porque con la muerte del conde en 1771, la casa quedó a medias hasta que entre ventas alguien la terminó y desde entonces ha servido para albergar algún colegio.

Vayan atentos a la calle que se llama Serapio Rendón y cuando lleguen ahí, intérnense unos pasos en ella para visitar dos puntos de interés. El primero, es el templo de San Cosme y San Damián, dos mártires que tenían dotes médicas. Entren y lean algo sobre la historia del templo y contemplen el retablo churrigueresco. No olviden examinar el altar que le han hecho a San Ramón Nonato, patrón de las mujeres embarazadas y protector contra chismes, murmuraciones y falsos testimonios, al que yo le atribuyo la colección de candados más grande que pueda haber.

El segundo punto de interés en la calle Serapio Rendón, es el Cine Ópera. Este, a diferencia del Cosmos, mantiene aún cierta majestuosidad. (Ahí ví Tron, jo). Majestuosidad que se desvanece cuando uno se da cuenta que hay calzones tendidos a los pies de una de las estatuas.

(Actualización dic 2015: También en Serapio Rendón, en la misma cuadra y acera en donde está el Ópera, están Las Toninas, un changarro de comida sonorense. Hacen las mejores gorditas de nata que he probado en la ciudad. Bonus tip: partanlas por la mitad y úntenles queso mascarpone. De nada.)

Continuando el recorrido por la México-Tacuba se van a encontrar sendos edificios y vetustos edificios de departamentos que parece que se están cayendo, pero que han aguantado más de medio siglo de temblores.

En este punto del recorrido, la avenida cambia, otra vez de nombre y se llama Puente de Alvarado. Aquí hasta al fan más entusiasta de la cd de México ya le estarán chillando los juanetes de tanto caminar. Antes de llegar al parque de San Fernando, donde están el panteón y la iglesia del mismo nombre, hagan un alto: se van a encontrar el edificio del Museo de San Carlos. Pueden entrar con la excusa de que quieren ver obras de arte, y una vez dentro aplastan las tepalhuanas y descansan. Es un edificio notable y tiene un acervo, que se mira en poco tiempo, de obras europeas que eran las que usaban los maestros de la academia para enseñar hace 200 años.

pd1. La avenida México-Tacuba pasa por varias colonias añejas de la ciudad: la Popotla, la Santa María la Ribera, la San Rafael, la Tlaxpana, la Tabacalera. Cada una de ellas se merece post y visita aparte. También dejé para otra ocasión las extremidades de la avenida, una en el centro histórico y la otra en el barrio de Tacuba.

pd2. Me han pedido que dé alguna recomendación de seguridad para andar a pie por estos rumbos de la ciudad. Ahí va: si van con cara de mensos las probabilidades de sufrir un atraco se incrementan. Procuren hacer como yo, que a todos lados salgo poniendo jeta de Clint Eastwood. Con ello provoco que mis posibles atacantes me eviten, no por miedo ni respeto, sino porque piensan que estoy sufriendo un retortijón y estoy a punto de cagarme en los pantalones.

Comentario animador 1: Vaya que eres un verdadero pen dejo al escribir esto: "En esa zona, en 1971, un grupo de paramilitares les partió el culo, y el cráneo, a unos estudiantes que estaban marchando rumbo al zócalo, muy quitados de la pena."
Después de la matanza del 68' llevada a cabo por el dictadorzuelo Díaz Ordaz, en 1971 estos jovenes que marcharon por la México-Tacuba "muy quitados de la pena" como tú cerebro de retrasado mental lo cree, fue po apoyar a la Universidad de Nuevo León, y se unieron nuevmente la UNAM y el IPN.
Tu cerebro de KK te impide entender que esos jovenes que fueron brutalmente asesinados, dieron su vida por defender la libertad de la que hoy abusas al escribir esa pende jada acerca de ellos. HDTPM

Comentario animador 2: Y la Calzada Mexico-Tacuba la conozco de cabo a rabo pues la recorria todas las madrugadas porque me cerraban el metro y la recorría desde San Antonio Abad en Tlalpan la verdadera Calzada Iztapalapa) Pino Suarez, 20 de Noviembre, Madero y de ahi derechito todo México-Tacuba hasta Tacuba.
Y de madrugada, escuchando el verdadero silencio en el Zócalo, escuchar como al pasar por Palacio Nacional te apuntan los soldados vigías.
Y nunca me asaltaron en 20años que tuve un puesto en Tacuba y recorría todos esos rumbos. Y dejame decirte que te faltó muchisismo describir los lugares de los que hablaste, pues demuestras que sólo los has visto por fuera y no te ha interesado conocer más acerca de ellos.
El edificio de la Secundaria 96 es del siglo XVI, y fue la salida para tomar la Nao de China, vía las Filipinas; escuela de Agricultura y que se convirtió en lo que hoy es la Universidad de Chapingo, Colegio del Estado Mayor, lugar de ocupación francesa y gringa; Facultad de Veterinaria de la UNAM y Secundaria 96.
De la Capilla Britanica es lo que queda del cementerio inglés que ahora está por el rumbo del Toreo. Pero detrás de la capilla se encuentra el cementerio delos gringos muertos en la invasión de estados unidos contra México en 1847.
Echale más ganas y sacate la KK del cerebro

Y pues fin. Me gustó mucho participar en nolecuentes.com

pd. Queridos comentaristas que a huevo querían que escribiera como ellos querían: exhaustivo, enciclópedico y aburridote -como guía malviajado de trenecito turístico-, nunca se mueran, por favor.


This post first appeared on Ctrl + Zape, please read the originial post: here

Share the post

No le cuentes a mi madre, el recuento

×

Subscribe to Ctrl + Zape

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×