En este día, para mi memorable, desempolvo este escrito que algún día garabatee y publique sobre la historia de este desfile:
El compromiso de los habitantes del denominado “Barrio Abajo” de Barranquilla con el desarrollo, guarda y éxito de las carnestolendas, es intrínseco a su ser. Fieles a su responsabilidad utilizaban a comienzos del siglo XX las horas no laborables de la noche, en la temporada previa a las fiestas, para ensayar sus danzas.
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Nació así, con ello y de allí, la Guacherna cuyo nombre viene de guache pero no del canalla, el villano, el indeseable, sino del instrumento musical ideófono o de forma típica con que los barriobajeros llamaban cuando caía el día y empezaba la noche, en la temporada de precarnaval, a sus vecinos, a practicar las danzas con que al son de tambora y flauta e millo engalanarían las festividades del carnaval.
Para vencer la oscuridad nocherniega, dominante por la falta o precariedad del alumbrado público, utilizaban unos mechones que, cumplido su inicial cometido, adornaban la estancia quitándole con los sones el carácter lúgubre y penumbroso del claro oscuro y dándole un ambiente de total alegría, belleza, colorido y jolgorio.
Vino entonces el desarrollo, la mejora en el alumbrado público, y el incremento del tráfico vehicular con lo cual los ensayos ya no se hacían en la vía publica privándose así de ese gratuito, esplendoroso, e improvisado desfile lleno de colorido y alegría a muchos barranquilleros.
Hasta que apareció Esthercita Forero, secundada por Alicia de Andreis, con el propósito de recuperar la tradición sacando a la calle esa mágica combinación que permanecía viva en su memoria y que posteriormente inmortalizó en canción: “Faroles de lucero girando entre la noche, la brisa es un derroche de sones cumbianberos, locura de colores, las calles de Curramba, tambores de parranda, ahí viene la Guacherna”.
Y lo lograron: a partir de 1974, la Guacherna quedo incorporada dentro de la programación oficial del Carnaval de Barranquilla consiguiendo no solo revivir una importante tradición sino convirtiendo el evento nocturno, por su espectacularidad, en la celebración más importante de los precarnavales en la que a la luz de velas y faroles multicolores desfilan en forma improvisada, como en antaño, grupos folclóricos, disfraces y cumbiambas al son de tamboras y flauta e millo acompasadas armoniosamente con el guache.
En cada presentación de la Guacherna se le rinde un merecido homenaje a Esthercita Forero, precursora con Alicia De Andreis de ese desfile, pero intrínsecamente es en sí y por si un reconocimiento a un barrio, Barrio Abajo, precursor y esencia de las carnestolendas y de muchos episodios en la vida e historia de Barranquilla.
Ricardo Buitrago C.
