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Positano .- La perla de la Costa Amalfitana

Positano - La perla de la Costa Amalfitana

Al elegir Salerno como base para visitar la Costa Amalfitana tuve la posibilidad de tener a mi disposición las dos mejores formas de hacerlo, en barco y en bus.
Descarté la idea de alquilar un auto, ya que manejar por la Costa Amalfitana es para aquellos que o bien tienen nervios de acero y paciencia infinita o que definitivamente están mal de la cabeza.
Ir en bus es más barato, el SitaBus sale frente a la terminal de trenes de Salerno y se demora en llegar a Positano unas 3 hs. aprox.
Eso tarda fuera de temporada, en verano andá a saber.

Yo elegí ir en barco, es más caro, pero mucho más cómodo y las vistas de la Costa Amalfitana son impagables. Es la mejor forma de admirar las diferentes ciudades y tener un panorama inigualable de la Costa Amalfitana.

Una vez en el puerto hay que buscar la oficina de venta de Costiera Amalfitana, que está antes de entrar al muelle por donde se accede a los barcos.
Se puede sacar boleto para ese día o para el posterior, lo cual es lo aconsejable ya que los barcos son chicos y se llenan rápido.
Haciendo click AQUÍ entrtás a la web de NLG para ver precios y horarios.
Yo recomiendo ir a Positano via marítima, es más rápido y el paisaje es fabuloso.
A las otras ciudades más cercanas si fui en bus, ya que las líneas de la Costiera Amalfitana te permiten subir y bajar en los diferentes pueblitos con el mismo boleto.

Les dejo a continuación algunas fotos del panorama que se aprecia desde el barco.
Recomiendo sentarse a la derecha, de lo contrario no van a poder apreciar cómodamente el panorama.



Llegar a Positano via marítima me regaló a la vista uno de los paisajes mas bellos que he tenido la oportunidad de apreciar en Europa.
El barquito te deja en un muelle cero glamour, a un par de cuadras de la rambla, de ahí en más solo queda caminar y disfrutar de los paisajes.
ESO SI...apronten las piernas para comenzar a subir escaleras, escaleras, repechos, escaleras, más repechos y muchas más escaleras. 



Welcome to Positano... me hubiese gustado más un  Benvenuti a Positano !!
En estos kioskitos del puerto podrás comprar excursiones a los diferentes puntos de la Costa Amalfitana. Los precios son los mismos en todos lados.

La rambla es espectacular, tiene comercios de todo tipo, restaurantes carísimos y una terminal de buses. Da gusto recorrerla, detenerse en cada esquina y fotografiar el lugar.

Para ir hacia el centro de la ciudad y apreciar las increíbles vistas de la Costa no queda más remedio que comenzar a subir.
Pero como las calles están llenas de casas de venta de cerámicas, restaurantes, venta de souvenirs y la más variada oferta de comida al paso, la caminata se hace muy amena.






Llegado el momento de almorzar hay que calcular unos 60 euros la pareja para sentarse a comer en un restaurante medio pelo, como por ejemplo el del menú que figura en la foto de arriba.
Los precios son de mayo 2019, ahora seguramente estén más caros.
Pero para los bolsillos mas turísticos hay varios locales tipo rotiserías o almacenes en donde podés comprar comida para llevar y así almorzar por menos de la mitad.
En el que yo entré había comida fría y caliente, todo tipo de "paninnos", ensaladas, etc.
Adelante mío unos suecos se mandaron hacer unos sandwiches de mortadela con pistachos y queso que medían medio metro.

Yo preferí pedir que me hicieran uno igual pero de jamón crudo y queso pecorino, que estaba impresionante. Mi señora optó por una porción de ñoquis con salsa bolognesa, de la cual comió solo la mitad ya que era muy abundante.
Lo mencionado más una coca, una cerveza y dos budines con salsa de limón nos costó 18 euros.  Lo comimos tranqui, tipo picnic,  en un mirador, con la Costa Amalfitana a nuestros pies.
Los limones son amos y señores de Positano en particular y de la Costa Amalfitana en general.
Más adelante en las siguientes ciudades que visitaría su presencia también sería constante, desde el famoso licor Lemoncello hasta a los jabones, pasando por sahumerios, jugos, postres, helados y todo lo que se te ocurra se puede hacer con limones.



En la zona media de la ciudad me extrañó ver pasar un bus por sus estrechas callejuelas.
Son los Sitabus que te llevan de pueblo en pueblo, con boleto único estilo Hop on Hop Off.


A mitad de camino el paisaje era cada vez mejor, pero había que seguir subiendo...

Se acuerdan que al principio les había hablado de subir escaleras, bueno, vayan viendo...

Seguimos subiendo, el panorama cada vez más impresionante.
Más escaleras, y cada vez más empinadas.

De repente por unas escaleras nos encontramos con esta escena.
No sabía que se seguían utilizando burros para este tipo de tareas,  pero en la vieja Italia todo puede suceder.


Como pueden ver, usan a los mansos burritos para descargar bloques de piedra y bajarlos hacia otro nivel de la ladera al que seguramente no se puede acceder con camioneta.
Los turistas paraban no solo para sacar fotos, sino para increpar al operario  por el trabajo al que estaba sometiendo a los animales.
El tano ni bola les daba, cargaba los burritos y otra vez a bajar la cuesta.



Llegamos a una altura en que el panorama era hermoso, las piernas nos dolían y hacía un calor bastante pesado, la forma de seguir ascendiendo era caminar por el costado de la ruta, con el consiguiente peligro ya que los autos pasan justos, y te zumban de lo lindo.
Considerado todo esto, nos sentamos en una heladería a degustar los famosos helados artesanales italianos, descansamos un rato y emprendimos la vuelta hacia la playa.

Hallamos una forma más directa de bajar hacia la rambla, por estas escaleras que cortan camino a través de la ladera.
No es recomendable bajarlas luego de haberse tomado unos vinos, los escalones están muy gastados y el riesgo de caer y llegar rodando abajo es bastante grande.


Llegando a lo más bajo de la ciudad, en las calles paralelas a la rambla hay casas de venta de cerámica que tienen objetos realmente espectaculares.
Las contras para comprar y llevar este tipo de cosas son dos, una el precio y la otra el peso.
A este tipo de platones no les hacen justicia las fotos, son hermosísimos, y valen lo que cuestan.
Al final terminamos comprando unos de tamaño "postre" como recuerdo, no tanto por lo que costaban, sino porque nos era imposible trasladar alguno más grande cuando aún nos quedaba mucha Italia por recorrer.




La rambla es realmente hermosa, pero "por suerte" había algo que podíamos criticar, en las playas no hay arena.
Como pueden ver en la foto inferior la playa tiene piedras mezcladas con una especie de arena o tierra amarronada bastante fea.
Quienes se acuestan a tomar el sol lo hacen sobre colchonetas o perezosos de plástico, lo cual no es muy cómodo que digamos.
No todo puede ser perfecto en el paraíso.


El agua si es espectacular, de una claridad absoluta, producto de que no hay arena y el lecho es de las piedritas que se ven en la playa.

De este muelle salen lanchas con excursiones a lo largo de la costa.
Quienes las compran son mas que nada los asiáticos, que pagan lo que sea por cualquier cosa.


Recorrimos la rambla de punta a punta, sacamos fotos de todos los ángulos y a eso de las cinco, antes de que los asiáticos comenzaran a invadir los barcos y hacer de los muelles un infierno, emprendimos la vuelta hacia Salerno.

A la vuelta les recomiendo sentarse a la izquierda para poder hacer tranquilos sin gente en el medio más fotos de la costa.

La llegada al puerto de Salerno también es digna de ser fotografiada, la costa de la ciudad si bien no es tan espectacular como lo que acabábamos de visitar, es muy bonita.
Al otro día partiríamos en bus a recorrer más Costa Amalfitana, pero eso, como digo siempre ya es otra historia.


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