El martes de la pasada semana, ayer hizo ocho días, en la política venezolana ocurrió algo que los informativos no han hecho, según mi parecer, ni caso, o al menos no el suficiente.

La mesa de diálogo instalada en República Dominicana, en la que se decía que era el último, quiero creer más en el penúltimo, intento para encontrar la salida a la crisis en Venezuela, estalló. Dicen que por un acuerdo unilateral del gobierno de Nicolás Maduro.

Al parecer en algunos medios, se ha criticado al mediador español, José Luis Rodríguez Zapatero, por decantarse hacía la posición de Maduro, en unas conversaciones en las que el régimen del Presidente, según tengo entendido, forzó sus condiciones, en las que sale favorecido ante los próximos comicios electorales.

No tengo, ni suficiente información, ni conocimiento de la crisis venezolana para formarme una opinión con base firme, no obstante, si creo que es una injusticia el sufrimiento que desde hace unos años está soportando la ciudadanía, por el empecinamiento de la clase política, sobre todo de la que ostenta el poder, que es la que debe ser más flexible, según mi criterio.

La oposición dice que hay presos políticos, seguramente los hay, ya que es muy fácil desde el poder encarcelar. Maduro es un dictador, también es fácil que así sea. La oposición quiere desestabilizar al gobierno, lógico. Que la oposición no juega limpio que lo único que busca es el poder, lo más probable. Que el pueblo sin tener la culpa esta en medio, y es quien lo sufre, ni se puede dudar.

Pienso que el día 22 de abril, puede ser un día catastrófico, para Venezuela principalmente, y acto seguido el desastre, poco a poco se puede ir subiendo a los países colindantes. No nos olvidemos que el pistolero yanqui, ese que siempre tiene dispuesta la mano derecha para efectuar el saludo militar, es de dedo fácil a la hora de apretar el gatillo.

Cuidado con lo que puede pasar en Venezuela.