Nunca el sueño de mi vida
cambiaré por ningún oro,
y andando con decoro
por una vereda fluida
de verdor arbolado,
dejaré el fusil de lado,
en la cuneta tirado.
*
Ser cómplice no quiero,
de abanderar injusticias
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de la patria del armero,
dando puestos de quehacer,
y forjando proyectiles
ver unas gentes yacer.
*
Seré fiel, solo a mi sueño
a él mi vida entregaré
y con pasión amaré.
Siempre, será mi dueño.
Eduard Martínez-Lledó
mayo 2017
(derechos de autor)
