En la cama: el beso, de Toulouse-Lautrec

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Déjame derramar mis penas en el cáliz de tu boca
Que sea ella quien reciba de gota a gota mi tristeza
Dejar en ti yo quisiera este hálito que me sofoca
La dulzura de tus labios lo transformaría en cereza

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Deja que en tu pecho descansen mis soledades
Tan vacías de contenidos y de esperanzas ociosas
Tú has de saber convertirlas en cuantas valiosas cosas
Que yo no ponderaría pues me han pesado las edades

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En tus frágiles latidos hay un compás que me anima
A rendirte algún tributo por tu esbeltez y belleza
Pero más que lo de afuera tienes la gran entereza
De ser parte de los cielos a donde mi alma encamina

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Ni qué decir de tu corazón lleno de vida y encanto
Amando como ninguno purificando de savia mucha
A mi corazón ansioso y desalentado por la lucha
Que el débil pasar cotidiano, me produce desencanto

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Para salir de lo malo a lo bueno de los días
Que me amaras un poquito sólo de ti, yo pidiera
Así únicamente escucharía las melodías
Que jamás en mis dolencias alguien me las dijera

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GONZALO MERINO PÉREZ,
DERECHOS RESERVADOS,
Ecuador.

GONZALO MERINO PÉREZ

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