Hace ya mucho tiempo, cada fin de semana mi casa se convertía en un calvario. Después de estar toda la semana trabajando, tocaba hacer la limpieza semanal. Y menos mal que sólo somos dos personas para manchar y también para limpiar.

Decidimos acabar con aquella situación, que de otra manera hubiera acabado posiblemente en divorcio, contratando a alguien. Nos suponía un pequeño esfuerzo económico y sobre todo una gran desconfianza, ya que no conocíamos a nadie "con referencias" para meter en casa.

Finalmente llamamos a uno de esos teléfonos de las farolas y contratamos a la polaca hija y posteriormente a la señora Jodoroski.

Nuestras discusiones (por ese asunto), acabaron. De repente volvimos a tener fines de semana libres, para dedicarnos a nuestras cosas.

Desde entonces implantamos la norma:

• Prohibido discutir por las tareas domésticas.

Y más tarde descubrí otras tantas cosas por las que se discute sin sentido, y añadí nuevas normas, que por lo menos me aplico a mi misma:

• No discutir por cosas que no tienen solución.
• No discutir por cosas que tienen solución.
• No discutir por cosas que el dinero soluciona.
• No discutir por culpa de terceras personas.
• No buscar culpables, buscar soluciones.

Y con eso es suficiente, porque ya se sabe que dos no discuten si uno no quiere.

Si la gente se aplicara esas normas, discutiría menos.

Y el otro día me entero que en España hay un divorcio cada cinco minutos y que el consejo para evitar llegar a esa situación es "vivir como divorciados": Tener un tiempo para cada uno, salir con los propios amigos, en definitiva: tener vida propia, que muchas veces cancelamos cuando nos metemos en la burbuja de "la pareja" o "la familia" y el YO pasa a ser NOSOTROS...

Vaya.. hoy me he levantado filosófica. Me voy a hacerme el pasaporte.