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SONIA LUZ CARRILLO Y LA REPARACIÓN DEL SILENCIO. MI POESÍA SEGÚN DIMAS ARRIETA ESPINOZA

Texto publicado en su muro de Facebook el 17 de junio del 2020, escrito el año 2013, a propósito de mi libro Callada fuente.

Cuarenta años han pasado desde que Sonia Luz Carrillo publicara Sin nombre propio (1973), motivo fundamental para hacer un alto y comentar su trabajo pionero, en la Universidad Nacional Federico Villarreal, institución que también este año festeja sus “Bodas de Oro”. Doble celebración, entonces, pero al ritmo del arte mayor que viene hacer la poesía. Como diría Ezra Pound, ser poeta a los veinte años es muy común en los jóvenes, pero ser poeta durante cuarenta años consecutivos, son actos heroicos en una civilización con tendencias a lo material y deshumanización de sus habitantes.

Sonia Luz Carrillo, miembro de la Generación de poetas (60 y 70), con Jorge Nájar, Ricardo Falla, Jorge Pimentel, José Carlos Rodríguez Nájar, Manuel Morales, Antonio Claros, Juan Ramírez Ruiz, entre otros. Poetas representativos en la tradición lírica peruana que salieron de los claustros villarrealinos.

Por supuesto, estas voces emergieron desde la otra orilla académica, poetas que no representaron a la tradición canónica sanmarquina. Por lo tanto, desestabilizaron el canon de siempre, e inquietaron a los críticos para mirar otras voces emergidas desde una pluralidad cultural. Hay que tener en cuenta que, la UNFV, salió como institución académica del vientre de la Universidad Comunal del Centro (Huancayo).

Hoy, celebrando las cuatro preciadas y preciosas décadas, nos dedicaremos con un acercamiento hermenéutico, solo al libro más reciente de Sonia Luz Carrillo: Callada Fuente (Lima: 2011). Un corpus de poemas distinto a los anteriores, donde pesa la sabiduría en el difícil manejo del lenguaje. Por eso, tenemos diálogos con la vida, con la poesía, con el camino recorrido y con todas las sumatorias que la experiencia verbal ha nutrido y ha afianzado para construir un sólido libro.

Sonia Luz, se ha mantenido leal a su estilo y a su manera expresiva, desde su libro inicial. Pues han pasado las modas poéticas, diversas y perversas en formas y en temáticas; nuestra poeta solo recurría a su lealtad en la esencialidad del poema, en la tradición lingüística del poder de síntesis del arte mayor. En su itinerario solo han cambiado los tópicos, la búsqueda de los temas hacia profundidades humanas que el destino nos pone a prueba. Exhibición de circuitos poéticos que están anillados a los sentimientos que salen de la cotidianidad de la vida.

Efectivamente, las mismas modas están en el ir y venir, como decíamos, y la poesía de Sonia Luz Carrillo se ha mantenido firme como los ichus de las grandes cordilleras, por más que los ventarrones de discursos poéticos contemporáneos extraños, no han podido perturbarla y seducirla de su inicial propuesta. Lineamientos verbales en la limpieza estricta del lenguaje, pues toda retórica verbosa está lejos de las aguas transparentes de su poética:

Una bandada

Pinta

Los augurios.

La palabra

Se pule

Se abrillanta.

Herida

de circunstancias mínimas

Ahora,

se recobra

Aparece entre las horas

Arduas.

Es ella

Así es ella

La de manos persistentes y abiertas.

La mañana impecable

La trae de regreso. (Pág. 19).

También encontramos diálogos con otras poéticas, intertextualidad lírica, en tópicos y tratando de licuar temáticas que los grandes maestros han dejado en sus libros de poesía: Martín Adán, Alejandro Romualdo, Xavier Abril, Ricardo Peña, que han hecho retratos de la rosa a su manera y en su sentir. Una especie de suturar las viejas poéticas de los maestros. Mientras tanto, Sonia Luz concebía y se hacía de una poética serena, de armonías interiores más que de estruendos expresivos.

Versos que están hechos, a propósito, a cuenta gotas verbales, con palabras precisas y concisas sirviendo a un objetivo mayor de decir tanto en tan poco espacio textual. Pocas palabras, pero en versos intensos, cercadas por estrictos silencios, pero que así solitarias (las palabras), mojan no las orillas sino las profundidades del alma humana:

Que el júbilo del alba

Resulta emocionante

El alto mediodía

Resuena en su potencia

Y el lento

Alucinado

Magnífico crepúsculo

Reparte maravilla

La noche se espera

Con los brazos cargados

Cantando a lo que crece

Con la misma impaciente inquietud

De la infancia.

El temblor adolescente pervive (Pág. 33).

La tradición de la lírica peruana, valga la redundancia, ya es una tradición de la lírica de la modernidad. Distintas poéticas proponen una diversidad de discursos, y el de Sonia Luz Carrillo es una poética que contribuye y consolida la tradición de la poesía peruana contemporánea. La poesía tiene la edad del hombre en la tierra, antigua y reciente, también como la mar, porque el agua es vida y esa existencia es poesía. Agua de la vida y mar de las emociones, de los sentimientos donde navegan los destinos de los seres humanos. Que quede claro, pues la poesía tampoco consiente la rutina verbal, el repetir la misma manera de nombrar y decir las cosas. Este tópico es tocado con finura y sutileza como suele abordar la poeta:

Entre lo que debió ser

Y lo que fue

Entre lo que debes decir

Entre lo que debes sentir

Y lo que sientes

Entre lo que debes callar

Y lo que callas

Quién sabe

Está lo único

Irrepetible (Pág. 41).

La poesía de Sonia Luz, es una poética, de una mujer, reconciliada con ella misma, con un sello de madurez lingüística. Ella es dueña de su centro, como académica e intelectual, como madre, esposa, como ser humano que padece los climas y tempestades sociales de su patria. Esto lo denuncia en anteriores libros. Una mujer exiliada en los reinos de los parajes verbales, propone una salud espiritual, cuyo objetivo es pacificar y llenar de sensibilidad a quien ingresa en la lectura de sus poemas. Eso propone este libro Fuente callada (2011):

Si hubiera alguien

Ahora mismo

En esta banca

En este patio

Frente a esta callada fuente

Y si yo hablara

Y me respondiera un acento

Sereno

Y si al volver la cara

Encontrar

Una amena sonrisa

Y otra vez la calma

Y no solo

el bello extremo

de esta banca

en este bello patio

frente a esta fuente

callada (Pág. 47),

Poética de estrechos márgenes textuales, como sabemos el poder de síntesis es garantía para suturar un enunciado poético que no describa, sino sugiera una pluralidad de sentidos. La temática mayor, en este libro, Callada fuente, es la vida que se transfigura en signos, en versos que propician el ir y venir del mismo tiempo.

Por otro lado, la construcción textual de esta poética, desafía, a veces, a la exuberancia verbal de algunas tradiciones retóricas, por supuesto, también de importancia y contribución a la lírica peruana contemporánea. Poética, hemos dicho, de respetables silencios, de brutales vacíos de textualidad porque en pocas palabras se ha dicho mucho. Solo basta una palabra, dos, y dan aperturas significativas de trascendencia poética, pues cada palabra concentra la fuerza y síntesis de lo que la poeta nos quiere expresar. Veamos:

Fabricar

Luces

Inventar

Lumbres

Dibujar

Soles

Reparar

Silencios

Levantar

Cielos

Amueblar

Vacíos

Mientras

Se sigue

Aquí (Pág. 63).

La brevedad consigue extractos verbales en laboriosas imágenes. Recurso propio del estilo de la poeta Sonia Luz Carrillo. Una poesía que abre espacios permanentes al diálogo con la ternura, caro objetivo, o acaso el hallazgo más preciado y precioso que pueda encontrar y transmitir un poeta en sus textos. Poética que contiene respiros profundos de madurez, con coloquios permanentes de un lenguaje superior en la tradición lírica de la lengua castellana.

Creemos que, esta poética exhibida en Callada fuente, muestra una sabiduría de enseñorearse con el lenguaje, de poner filtros verbales con toda la maestría que proporciona el oficio con las palabras. En muchos casos vasta solo un solo verso para plantear una poética elevada y sugerente tan solo en una imagen:

El mar que me mira

(Pág.73).

Espeso

De lo inmenso

Vengo a ti

Imantada

Desde siempre

(Pág. 77).

Entonces, Callada fuente, de Sonia Luz Carrillo, es un tono elevado, dentro de su poética, y uno de los libros más altos de poesía escrita por mujeres en el Perú. La tradición de la lírica de este género, por supuesto, tiene un viejo registro, desde la Colonia hasta el Siglo XXI, como lo ha fijado el crítico literario Ricardo González Vigil, en su libro: Poetas peruanas de antología (Mascapaycha Editores, 2009). Nombres como los de Amarilis, Magda Portal, Blanca Varela, Carmen Ollé, Rosella Di Paolo, Rosina Valcárcel, entre otras, integran una fran producción lírica hecha por mujeres en el Perú.



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