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Portugal: Lagos y las playas del Algarve y el antiguo puerto de Belem

 ¡Hombre libre, siempre adorarás el mar! 
Charles Boudelaire en "Las flores del Mal"

DE LISBOA A LAGOS 


Muy temprano por la mañana salimos de Lisboa con dirección al Sur para visitar las playas de Lagos, en la zona del Algarve Occidental.
 En auto son unos 300 km por autopista impecable. Cruzamos Rio Tajo por  el Ponte 25 de Abril y el camino un rato después  acompañaba con una estepa amarilla consistente.
En Lagos se fusionan a la perfección la cultura tradicional portuguesa y las preciosas playas con magníficas instalaciones turísticas, tiene un centro histórico deliciosamente conservado, rodeado por las antiguas murallas árabes, que se prolonga siguiendo el precioso estuario del puerto.


 Sin paradas unas tres horas después estábamos en la playa elegida. La zona costera tiene una importante cantidad de playas de distintos estilos, nosotros elegimos al azar una llamada Praia do Camilo ( simplemente por el nombre) y no nos arrepentimos. 
Es realmente impresionante mirar desde arriba la rocosa playa con su color aguamarina y sus  acantilados recortados.. Allí el Atlántico Norte se convierte en una descomunal piscina cristalina. 
La temperatura era perfecta  y nos divertimos mucho jugando y nadando entre las piedras. Es muy particular también pasar por las cuevas y túneles entre los grandes peñones para moverse de un lugar a otro en la playa. 
Cabe aclarar que para acceder a la playa se necesita bajar una escalera muy alta ( un poco mas de 200 escalones)  que obviamente será bastante mas exigente al regresar en subida. Pero para quien lo puede hacer no se arrepentirá en los mas mínimo. 



Para la tarde elegimos mudarnos de playa y buscamos una mas tradicional la Marina de Lagos. Con un extenso banco de arena clara mas parecida a las playas del Atlántico Sur que frecuentamos en Argentina pero con aguas mas cálidas. Cuando el sol comenzó a bajar salimos a pasear por la ciudad y observamos las típicas construcciones ya sean modernas o antiguas con los mismos detalles de chimeneas de igual diseño. 

Realmente es un lugar para dedicarle mucho mas que un día. Quien pueda tomarse unas vacaciones de al menos una semana en el Sur de Portugal en la zona del Algarve lo disfrutará sin ninguna duda. Por lo que vimos hay muchísimas opciones de alojamiento no solo en hostelería sino en camping y cabañas. 



De regreso vimos un bellisimo atardecer en la ruta. Entrar a Lisboa nuevamente por el magnífico puente. pero con toda la ciudad iluminada fue encantador. Era de noche y  nos dió la bienvenida con sus más de 28 metros de altura, el Cristo Rey de Lisboa (Cristo Rei) con los brazos abiertos que nos recuerda, inevitablemente, al emblemático Cristo Redentor de Río de Janeiro. De hecho, se creó inspirado en el mismo y no al revés, al contrario de lo que muchos piensan. Es imponente y de noche iluminado mucho mas. 


Llegamos al hotel justo para la hora de la cena en uno de los barcitos de los alrededores de Marques de Pombal acompañado por los exquisitos caracoles que en este viajes se volvieron un ritual. Portugal dos dias después de nuestra llegada nos estaba regalando unos días fantásticos. 

Les dejo un video de nuestra ruta desde Lisboa hasta Lagos con imágenes de la increíble Playa de Camilo



DE LISBOA A BELEM 

Al día siguiente salimos rumbo a Belem, era una mañana muy nublada y calurosa que avecinaba tormentas. Es una ciudad cercana y en auto se tarda aproximadamente media hora. 
Belém lleva largo tiempo asociada a las embarcaciones y los primeros exploradores portugueses, por lo que muchos de los monumentos históricos que encontramos en el distrito bien conmemoran este glorioso pasado, o bien fueron financiados con las abundantes riquezas que por entonces llegaban a Portugal desde las colonias. En lo personal encontré esta ciudad mucho mas encantadora que Lisboa, a pesar de haberla visitado un día muy gris. 


Llegamos y fuimos directamente a la Torre de Belem tal vez considerada su atracción principal y es obra de Francisco de Arruda y Diego de Boitaca, y constituye uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura manuelina con influencias islámicas y orientales. Cuando dejó de servir como defensa de invasores en el estuario del río Tajo se utilizó como prisión, como faro y también como centro de recaudación de impuestos para ingresar a la ciudad. Se convirtió a partir de allí en uno de nuestros monumentos preferidos. Es realmente bello y su enclave en la bahía y sus vistas son espectaculares. No se si fue aquella mañana tan oscura pero sentimos como un viaje en el tiempo a la época de las conquistas portuguesas. 



En el Primer Piso está la Sala del Adornador con techo abovedado y cubierto de cal. En las esquinas noreste y noroeste están los accesos a las torres de vigilancia.
En el Segundo Piso está la Sala de los Reyes con techo elíptico y chimenea decorada con semiesferas. La sala accede al balcón con vista al sur, hacia la terraza del baluarte.
En el Tercer Piso está la Sala de Audiencias en la pared sur de la sala hay dos ventanas con balaustrada y arco semicircular con arquivoltas, con vista a la terraza del baluarte.
En el Cuarto Piso está la Capilla sala que albergaba el oratorio tiene una cúpula polinervada con símbolos reales manuelinos: una esfera armilar, la Cruz de la Orden de Cristo y el escudo real.
En el Quinto Piso desde lo alto de la torre se pueden observar la terraza del baluarte, el estuario del río Tajo, la Capilla de San Jerónimo, el Monasterio de los Jerónimos y el Monumento a los Descubrimientos. Una vista deslumbrante!

Disfrutamos de cada piso y tomamos todas las fotos que fueran posible. El clima se mantuvo muy nublado pero afortunadamente no llovió y nos permitió disfrutar mucho la visita. 
Cuando salimos un muchacho que parecía alemán nos hablaba sin parar en un ingles bastante confuso y nos señalaba una pared de la torre. Insistió tanto, hizo señas, fue una escena tan extraña que hubiera jurado que estaba frente a un loco. Finalmente logramos entenderlo. Nosotros nos estábamos tomando una foto con la torre detrás y él quería que cambiáramos de posición porque no salia....el rinoceronte!! Y además nos explicaba el significado!! Finalmente él nos tomó la foto que quería y aquí la dejo para que la vean. Es la fachada Oeste donde se puede ver muy chiquito el rinoceronte. 


En la torre balcón que se ve mas a la derecha se puede observa la figura del rinoceronte si hacen zoom a la foto


Sobre la fachada oeste aparece la figura de un rinoceronte, homenaje a un ejemplar que fue llevado a Lisboa poco antes de que se iniciara la construcción de la torre. El rinoceronte fue un presente del gobernador de la India portuguesa, Afonso de Albuquerque, al rey Manuel I. El 20 de mayo de 1515 llegó el animal al puerto de Belém, cerca de donde más tarde se erigiría la torre, en medio de gran interés dado que era el primer rinoceronte en suelo europeo en más de mil años, desde la época del imperio romano. 
El animal fue tan popular en aquellos días que no solamente se incluyó su figura en la decoración de la Torre de Belém, sino que el impresor Valentim Fernandes representó y describió al detalle la anatomía del ejemplar, lo que inspiró al pintor alemán Alberto Durero (quien jamás vio un rinoceronte) a realizar la famosa xilografía conocida como Rinoceronte de Durero.



Cuando nos fuimos de la torre caminamos por la costanera hasta el imponente Monumento a los Descubrimientos data de la época salazarista (mediados del siglo XX) como un homenaje a los descubridores y navegantes portugueses. Se construyó originalmente para una exposición de la lusofonía ( países que utilizan el portugues de lengua) y el monumento actual es una réplica en hormigón de 50 metros de altura, a la que se puede subir con un ascensor. No subimos porque la vista no difería mucho de la torre pero fundamentalmente porque cada vez estaba mas oscuro y amenazante de tormentas. 
Caminamos hasta el Monasterio de los Jerónimos y su iglesia, ambas visitas nos maravillaron. Estábamos dentro del monasterio cuando se largo a llover copiosamente y si algo le faltaba a ese lugar tan sombrío era ese clima y unas aves negras que  merodeaba a gusto. 


Diseñado en estilo manuelino por el arquitecto Juan de Castillo, fue encargado por el rey Manuel I de Portugal para conmemorar el afortunado regreso de la India de Vasco de Gama. Se fundó en 1501 sobre el enclave de la Ermida do Restelo en lo que fue la playa de Restelo, ermita fundada por Enrique el Navegante, y en la cual, Vasco de Gama y sus hombres pasaron la noche en oración antes de partir hacia la India. La primera etapa constructiva de la iglesia nueva comenzó en 1514 y fue ampliándose y modificándose hasta el siglo XX. Se financió gracias al 5% de los impuestos obtenidos de las especias orientales, a excepción de los de la pimienta, la canela y el clavo, cuyas rentas iban directamente a la Corona.




La Iglesia del Monasterio de los Jerónimos es totalmente distinta a todas las iglesias que hemos visto hasta el momento. Su única nave cuenta con seis columnas perfectamente talladas que parecen no tener fin.

Los puntos de interés más importantes de la iglesia son las tumbas de Vasco de Gama y de Luís de Camões.

El Claustro del Monasterio de los Jerónimos es aún más impactante que todo los que hayamos visto. Además de la compañía de la lluvia constante y todos los detalles góticos y renacentistas del estilo manuelino hicieron que realmente se nos erizara la piel.  Sus dimensiones y su perfección marcan la diferencia con cualquier otro claustro.

En el recorrido por el claustro se puede ver la iglesia desde su parte superior y la tumba de Fernando Pessoa. También hay una sala dedicada a la evolución del monasterio comparándolo con la historia de Portugal y del mundo muy interesante. Creo que junto con la Torre de Belem este monasterío fue lo que mas nos gustó de Lisboa. Nos permitió además mucho después en nuestro viaje a Salvador de Bahía entender la influencia de la colonización en aquel lugar y poner en valor lo que vimos en el nordeste brasileño. 
Al salir era un diluvio, esas lluvias de verano intensas por la alta saturación de calor por lo cual no pudimos caminar por Belem pero si recorrerla con el auto. Aún bajo la lluvia los lugares donde se venden los famosos pasteles estaban llenos de gente haciendo cola. Decidimos no probarlos y volver a Lisboa para visitar el Barrio Alto. 



Afortunadamente cuando llegamos a Lisboa ya no llovia y el tiempo fue mejorando con el transcurso del día.
Subimos con el auto y resultó un lugar muy pintoresco. Vanguardista, moderno y vibrante, el Barrio Alto es, por excelencia, la cara nocturna de Lisboa pero de día se disfruta de esa mistura entre lo antiguo y el modernismo, el lujo y la onda relajada, la locura pero también la serenidad de ciertos lugares como los miradores. Luego de recorrer las calles angostas y llenas de guirnaldas nos acercamos al mirador de San Pedro de Alcántara donde las panorámicas de Lisboa te dejan sin aliento, caminamos por sus jardines impecables y vimos como el sol comenzaba a caer sobre los viejos tejados de las calles de la Baixa. El cielo con nubes pintadas de acuarela nos regalo sus mejores pinturas. El tranvía o funicular que sube desde la baixa es muy pintoresco y recomendable. 



Bajamos felices y primero recorrimos el Parque Eduardo VII y llegamos hasta su mirador, pasamos por su invernadero una jardin fantástico, el clima era ideal ya que la temperatura no superaba los 30 grados y la tormenta había quedado atras.  Mas tarde volvimos por nuestra última tarde de bares en Marques de Pombal a despedirnos de los caracoles y la cerveza local. Por la noche volábamos a Paris para disfrutar los ocho días que nos quedaban por delante. Pero eso es motivo de otros posteos que por supuesto....continuarán! 



Como conclusión de nuestra estancia en Portugal diré que Lisboa no nos cautivó de entrada, con el correr de los días y sobre todo nuestra visita a Belem y a Sintra nos dieron una mano para ponerla en valor. Por otro lado, las playas del Sur de Portugal , la zona del Algarve Occidental y Lagos nos pareció un verdadero paraíso como destino de playa como pocos hemos visto en Europa.


Mirador del Parque Eduardo VII hacia Marques de Pombal 
















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