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The Magnetic Fields – Distortion

The Magnetic Fields
Distortion
(Nonesuch 2008)

A Stephen Merritt siempre le ha gustado jugar con los sonidos de diferentes épocas y estilos, aprovecharse descaradamente de lo que otros músicos han hecho y comentarlo sin el menor rubor, porque en el fondo sabe que todo el mundo lo hace aunque no lo diga (o no lo sepa), sabe que muy pocos son capaces de realizarlo con la maestría con que él lo hace y sabe que nadie inventa nada que no esté basado en lo que otros ya han hecho. No intenta engañar a nadie, con lo cual no se engaña a sí mismo, a partir de ahí el camino de fabricar obras sinceras y personales está allanado.
En esta ocasión ha vuelto a mezclar melodías de los 50 con coros o punteos surf de los 60, feedback y reberb de los 70 con ritmos, acoples o distorsiones de los 80, lo ha metido en la túrmix, le ha añadido un chorro de Phil Spector de alta graduación, una botella de Pop reserva especial, lo revolvió con teclas, guitarras, chelo, banjo y acordeón manejados por sus compañeros habituales (Sam Davol, Claudia Gonson, John Woo, y la colaboración de Daniel Handler al acordeón) hasta que la mezcla quedó a su gusto. Esta vez han querido presentarlo incluyendo el sonido de la batidora. Por supuesto que Merritt sabe que ya otros lo han hecho antes, no ha parado de repetir que Jesus & Mary Chain han sido la base de esta idea, cuando vas por la segunda o tercera canción y ves que el ruído de fondo es una constante en todas ellas es lo primero que te viene a la cabeza (por cierto y aunque los resultados no tengan mucho que ver, esto me ha recordado también a los primeros Penelope Trip cuando grabaron con una aspiradora funcionando como base musical). Pero hay diferencias claras entre ambos trabajos, este es un disco Magnetic Fields por los cuatro costados. Si en el Psychocandy de J&MC el cuerpo era el ruído y la melodía los adornos, en Distortion la melodía es el cuerpo y el ruido un complemento decorativo. En este sentido ha resultado ser mucho más rompedor el trabajo de J&MC. The Magnetics Fields tienen que conformarse con hacer canciones pop impecables y sublimes. La voz de Merritt sigue destacando y encandilando, personalmente me convence más que la de Shirley Simms, quien ya había cantado en el genial “69 Lovesongs”, poniendo la voz para este trabajo en la mitad de las canciones.
“Distortion” es el octavo disco con The Magnetic Fields, y el segundo para el sello Nonesuch Records. Todos los instrumentos han sido grabados con efectos de retroalimentación o feedback (colocando los amplificadores de cada instrumento lo suficientemente cerca hasta conseguir acoples), excepto la batería. Según palabras de S.Merritt para satisfacer a sus fans más rockeros. Empieza el álbum con dos temas surf en toda regla, un logrado instrumental y el “California Girls”, en el que aprovechan para aportar un toque de provocación declarando que odian a las chicas de California. Con bases muy sencillas de bajo y batería, como en la práctica totalidad del disco, nos cuentan en el lento “Old Fools” que los viejos también pueden bailar, cantar y enamorarse. En “Xavier Says” un diálogo de desprecio entre Zsa-Zsa y Xavier es el argumento. Canciones breves, de formato pop clásico, con melodías y punteos sin complicaciones pero maravillosamente encajados, altamente atractivos y adictivos, envueltas en capas y capas de sonido. En “Mr. Mistletoe” Stephen Merritt nos canta una triste canción de navidad con voz de crooner galáctico mecido por tímidos coros doo-wop de ángeles escondidos entre los arboles y la nieve. Con “Please Stop Dancing”, cantada a medias entre Stephen Merritt y Shirley Simms, comienza la serie de canciones más rock y al mismo tiempo más pegadizas y comerciales, junto a “Drive On, Driver”, que me recuerda a los Eurythmics, y a la maravillosa “Too Drunk To Dream”, convencida apología a la borrachera. En “Zombie Boy”, hacen vudú a la luz de la luna en Haití, mientras siguen soñando en noches solitarias en “I’ll Dream Alone”. Shirley Simms vuelve a convencer plenamente en la contagiosa “The Nun’s Litany” cuando canta que quiere ser un conejo de playboy, una modelo de artistas o una actriz porno (aunque para esto esperará a que su madre muera), así como en la que cierra el disco, hablándonos de la vida de las prostitutas, “Courtesans”.
Y es que The Magnetic Fields cantan al amor como nadie sabe hacerlo, desde puntos de vista originales, irónicos y llenos de doble sentido, buscando sorprender en todo momento. Como cualquier obra que no es perfecta (y esta, por mucho que me guste, no lo es), tiene sus defectos. En este caso yo los achacaría al abuso y repetición del motivo ó concepto con que han querido vestir el disco: la base ruido-acoples-distorsión, aunque original, se acaba convirtiendo en ligeramente monótono y previsible, saliendo a flote sin problemas gracias a las excelentes canciones que lo sostienen. Recomendado 100% a los amantes del POP y a los que la perfección se la suda.



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