El Síndrome de Sensibilidad Central es un conjunto de síntomas multisistémicos derivados de una disfunción inmunoneuroendocrina y mitocondrial.

Este síndrome puede provocar agotamiento, dolor neuropático y/o una Sensibilidad exagerada a estímulos (ruidos, olores, calor, luz, sol…), al estrés, a alimentos, neumoalergenos, tóxicos ambientales, radiaciones electromagnéticas medioambientales -REM- (wifi, antenas de móviles), a determinados fármacos, etc.

Se ha descrito una hipersensibilidad inmunológica y neuronal así como alteraciones en el sistema endocrino de estos pacientes (tiroides, gonadal, suprarenal, Melatonina, Insulina…).

Suelen existir factores epidemiológicos precipitantes con un contexto fisiopatológico y clínico común pero sin marcadores biológicos concretos (Yunus, 2009).

Patologías dentro de la Sensibilidad Central

Dentro de este síndrome se encuentran otros síndromes y patologías como el Síndrome Químico Múltiple (SQM), el Síndrome de Fatiga Crónica, el Síndrome de Intestino Irritable, el Síndrome de Piernas Inquietas, la Fibromialgia o las Migrañas.

La cronología de síntomas suele comenzar en una de las distintas esferas (dolor, fatiga, intestino irritable y/o sensibilidad química) y van sumándose si no se trata el síndrome de forma integral.

Factores desencadenantes del Síndrome de Sensibilidad Central

En la siguiente figura se recogen los factores desencadenantes de Sensibilidad Central en individuos genéticamente predispuestos.

Neurosensibilización y Síndrome Sensibilidad Central

El concepto fisiológico de neurosensibilización o desregulación sensorial, fue propuesto en 1990 por Woolf en el contexto de la fibromialgia, como un incremento anormal  por amplificación de la respuesta sináptica sensorial nocioceptiva percibida a nivel central ante un estímulo inocuo. Otros autores han seguido esta línea y la han aplicado a la amplificación de otros  estímulos diversos como la fatiga o la sensibilización a químicos inhalados.

Este mecanismo de sensibilización central puede ampliarse por la sensibilización periférica previa desencadenada a nivel cutáneo, endotelial o medular.

El sistema límbico actúa como una red detectando y amplificando esta percepción periférica hasta provocar hiperexcitabilidad neuronal. Pero se ha descrito también una disminución de la respuesta inhibitoria nocioceptiva que provoca la persistencia de la activación de un estímulo y desencadena sensibilización ante nuevos estímulos.

Sensibilización límbica

La base fisiopatológica de este efecto de Sensibilización Límbica es el fenómeno de wind-up o de sumación temporal de estímulos –Long-term potentiation– (Staud R).

Consiste en el incremento progresivo y sumatorio de  potenciación sináptica en la transmisión de señales entre neuronas, que daría lugar a una amplificación de la respuesta ante un nuevo estímulo e hiperexcitabilidad neuronal.  Se cree que es debido a supraregulación de neuroceptores sinápticos como el GABA o el NMDA, entre otros.

Otros síntomas Síndrome de Sensibilidad Central

Los síntomas aparecen y desaparecen dependiendo de la exposición a estrés, a productos químicos y tóxicos medioambientales o a alimentos para los que se ha desarrollado una sensibilización. En la siguiente figura se recogen los síntomas más comunes del SSC.

Se trata de una enfermedad multisistémica asociada a una hipersensibilidad del sistema inmunológico. Con frecuencia las personas presentan también fibromialgia, fatiga crónica, sensibilidad química múltiple y síntomas tan variados como:
– Dolores de cabeza
– Fatiga
– Mareos
– Dificultad para respirar
– Dolor muscular y articular
– Pérdida de coordinación
– Náuseas, vómitos
– Diarrea
– Confusión mental, pérdida de memoria, dificultad para hablar
– Migrañas
– Dolor abdominal
– Irritación de mucosas (ojos, nariz, oídos, garganta, pulmones y piel)
– Alteraciones del sueño
– Problemas cardíacos, palpitaciones, cambios de presión arterial…

Cómo afecta el SSC a la vida del paciente

El deterioro en la calidad de vida de los pacientes afectados es considerable, generando con frecuencia pérdida de trabajo o de interacción social debido a los síndromes que presentan que cursan con dolor, inflamación, cansancia o diarreas explosivas o a la  incapacidad de interactuar con otras personas por su extrema sensibilidad a restos de cosméticos, agentes químicos y a tóxicos ambientales.
Si no se trata con una dieta antiinflamatoria que active la capacidad detoxificadora del hígado, así como evitando los alimentos y compuestos que generan la sensibilización, los síntomas se irán agravando con el tiempo, llegando a ser muy limitantes a nivel de la calidad de vida del paciente.

Incidencia

Se estima que el Síndrome de Sensibilidad Central afecta alrededor del 4-10% de la población de los países desarrollados. Descubre en este post sus síntomas y su tratamiento natural.

Las mujeres se ven afectadas en mayor proporción que los hombres, esto puede ser debido a factores hormonales. No es posible predecir quién está en riesgo de desarrollar el SSC por ello es recomendable reducir la exposición a disruptores endocrinos y a productos químicos del entorno:
– Disolventes orgánicos: formaldehído, benceno, etc.
– Plaguicidas: organofosforados y carbamatos, organoclorados, piretroide.
– Metales pesados como Mercurio.
– Sulfato de hidrógeno.
– Monóxido de carbono.

Estos compuestos se conocen como xenobióticos (tóxicos ambientales). Son generalmente lipofílicos, atraviesan las membranas biológicas con facilidad, se acumulan y tienden a acumularse en la grasa corporal, lo cual cronifica la disfunción inmunoneuroendocrina.

No es una enfermedad psicológica

El Síndrome de Sensibilidad Central no es un trastorno ni una enfermedad mental. Diversos estudios han demostrado que se trata una enfermedad real fisiológica. Pese a ello, es normal presentar síntomas de ansiedad y depresión ya que de trata de una enfermedad incapacitante y actualmente incurable que afecta a la calidad de vida del paciente, a sus relaciones sociales y a su carrera profesional.

Tratamiento nutricional de la Sensibilidad Central

Hasta la fecha no existe cura, el tratamiento consiste en la eliminación estricta de los alimentos, tóxicos y sustancias químicas para los que se ha desarrollado una sensibilidad.

Es conveniente hacer un test de histaminosis alimentaria para poder identificar los alimentos conflictivos y mantener la dieta de exclusión al menos 6 meses. Lo ideal es repetir la prueba al pasar esos 6 meses.

Esta prueba es la única indicada en el tratamiento de la Sensibilidad Química Múltiple, pues las de intolerancias alimentarias (miden IgG) o la actividad de la DAO, no aportan información sobre la activación y sensibilización celular de tipo inmune.

Es muy común que estos pacientes presenten permeabilidad intestinal. Por ello es crucial ponerse en manos de un nutricionista con experiencia para mejorar la salud intestinal y hepática y reducir la hipersensibilidad de estos pacientes, mediante una dieta antiinflamatoria que ayude a restaurar la microbiota y la función intestinal.

Tiene sentido una dieta a base de productos ecológicos para reducir la presencia de aditivos, hormonas y fitoquímicos; y evitar los tuppers plásticos, por el riesgo de migración de polímeros que también son considerados xenobióticos (tóxicos ambientales).

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