Aunque este cereal es una de las fuentes de proteínas más ricas del reino vegetal y era muy apreciado como parte de la dieta en la época prehispánica, los conquistadores lo Prohibieron por motivos religiosos. En las ceremonias religiosas, los mexicas elaboraban figuras de esta semilla mezclada con la sangre de los sacrificados. Después de realizar una danza en torno a esos ídolos, los dignatarios los comían para llenarse de fuerza y vigor. Tal práctica fue prohibida por hallarse muy lejos de la fe católica. Las investigaciones actuales han demostrado que el amaranto también aporta minerales y vitaminas, por lo que promueven su consumo. Sin embargo, éste continúa limitado a las 'alegrías' o palanquetas que se venden en la calle.