Ya en el siglo IV se utilizaban artefactos de piedra, mármol o vidrio rellenos con carbón caliente para alisar la ropa. Pero la primera Plancha eléctrica apareció en Francia en 1882, aunque su diseño resultaba peligroso. En el mismo año, el estadounidense Henry W. Seely solicitó la patente de una plancha eléctrica, más eficiente que la francesa, pero que pesaba unos siete kilos y tardaba muchísimo tiempo en calentarse. Además, la mayoría de los hogares no tenía acceso a la electricidad, por lo que su uso tardó bastante tiempo en generalizarse. El primer modelo con termostato fue diseñado en 1924 por Joseph W. Meyers, y en el año 1939 la plancha era un instrumento doméstico habitual.