Los hijos son regalos; durante el embarazo, sentimos náuseas, mareos, nos da vómito y hasta anemia; mientras que el bebé crece, nos vamos sintiendo más pesadas, agobiadas, agotadas, inquietas y hasta preocupadas, porque no sabemos cómo van a salir las cosas. Estos síntomas, lo sé, no son agradables pero son el anuncio de una gran bendición, lo bueno nos cuesta. No soy pediatra ni ginecóloga, pero sí sé; es que cuando aceptas y agradeces, lo que nace es un gran amor y como el amor es más grande y como tú agradeces, los síntomas pasan a un segundo plano y se reducen porque tu cuerpo se alinea contigo y dejas que las hormonas hagan su trabajo y todo fluye mejor ( En el amor hay paz, o sea se reduce el stress o mejor aún se quita).
Pero lo que sí sé, es que el tiempo pasa muy rápido y no vuelve, lo que quiero decir, es que te debes gozar cada etapa de tu vida, y en especial esta, que es, donde compartes con alguien tan cercano a ti, como tu hijo; ese bebé valiente, que luchó desde el primer momento para ganarse ese lugar, hablale, cuentale como te sientes, dile que los dos están luchando juntos, que tu eres una mamá valiente (porque lo eres) que te vas a esforzar mucho por él, como lo estás haciendo ahora, que lo amas, que lo vas a guiar bien, que no lo sabes todo, pero vas a averiguar quien sí lo sabe y vas a pedir ayuda y cuando lo tengas en tus brazos, lo vas a consentir, cuidar y aunque te va a doler, dile cuando sea la hora que una mamá valiente, también debe corregir, que no le vas a dar todo lo que él quiera, porque no estaría bien, y a medida que vaya creciendo, ve contándole como lo aceptaste y cuanto lo amaste y que fue toda una aventura la que compartieron juntos, yo se que no hay persona más creativa que una madre, narra tus propias historias, a él le encantará.
Para todos los padres y madres valientes ( porque Dios los hizo así, y eso, Son).
Con Mucho Amor,
Adriana Duque Life Coach
