Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

Reseña: Flower. Un amor intenso. Elisabeth Craft. Shea Olsen


« Cuando era pequeña, siempre pensé que el mar estaba vivo, que intentaba arrastrarme hacia él. Está tan… desesperado, como si tirara de ti desde la parte más lejana del fondo del océano. A veces quiero dejarle que… dejarle que me lleve mar adentro, para ir a la deriva miles de kilómetros hasta llegar a tierra en algún continente remoto. Me gusta esa idea.»



Titulo: Flower. Un amor intenso.
Titulo Original: Flower
Autor: Elisabeth Craft / Shea Olsen
Editorial:  ALFAGUARA


                       Sinopsis
Charlotte quiere ser la primera mujer de su familia en ir a la universidad. Pero todo se trastoca cuando conoce a Tate Collins, la joven estrella del rock.



Una historia de amor en la que está prohibido el contacto físico... pero ¿quién puede controlar los juegos de la imaginación y el deseo?

«Esto es lo que siempre he querido: sacar las mejores notas de la clase, que mi abuela esté orgullosa de mí y, sobre todo: ser la primera de mi familia en ir a la universidad.



»Mi madre y mi hermana estaban obsesionadas con los chicos, el amor y el sexo. Tanto, que se olvidaron de lo que querían para el resto de sus vidas. Y lo perdieron todo. Por eso, yo he jurado que nunca perderé la cabeza por un chico.

»Pero eso fue antes de Tate.

»Antes de que el cantante con más éxito del mundo se fijara en mí.

»Antes de los aviones privados, las citas secretas y las letras de canciones sobre nosotros.

»Hay tanto que no sé... como por qué dejó la música, dónde va cuando no estamos juntos, qué secreto oculta su pasado. Pero cuando nos besamos, el resto de mi vida queda muy lejos. Y ahora... ya no sé lo que quiero.»

Charlotte, de 17 años, no está nada segura de las intenciones de Tate, la joven estrella del rock que parece haberse enamorado de ella. ¡Ni siquiera está segura de que él vaya en serio! Pero Tate la visita en el trabajo y le manda flores al instituto, y Charlotte no puede resistirse... Tate acaba estableciendo unos límites hasta que ella se gradúe: nada de contacto físico.

Lo que comienza como una atracción física se transformará en algo mucho más profundo a medida que van poniendo a prueba los límites que se han impuesto.
TODO ESTÁ ABIERTO A LA IMAGINACIÓN

          Mi opinión: 
Este libro fue algo así como la cenicienta que se enamora del príncipe pero el príncipe es también el hada madrina y al mismo tiempo la malvada bruja. Así lo definiría.

Nos cuenta la historia de Charlotte red una chica de 17 años esforzándose por no seguir el paso de las mujeres en su familia que se embarazaron siendo adolescentes sin terminar una carrera y sin poder seguir sus sueños, Charlotte busca destacar ser la primera mujer de su familia en llegar a la universidad en ser profesional en dejar de lado el amor para concentrarse en estudiar, Charlotte tiene una estrategia para evitar relacionarse con el sexo opuesto evita las citas ir de fiesta o simplemente relacionarse demasiado. Pero de forma inesperada conoce a Tate Collins estrella de rock pasando por una etapa de encontrarse a sí mismo para calmar su agitada vida. Todo empieza de forma se diría gradual y Charlotte se deja seducir por Tate a quien poco conoce o nada conoce y de hecho ella no es la chica que se da cuenta de que él es famoso o algo por el estilo porque como dije Charlotte vive en su mundo no se involucra en ser fan de algo de alguien de modo que cuando tate se acerca a ella pues no cae en cuenta de quién es él y así empieza un encantador coqueteo en el cual Charlotte empieza a olvidar lo que se prometió a si misma, La historia está en primera persona Charlotte es la que nos cuenta poco a poco su vida sus miedos sus deseos e inseguridades.

Debo decir que se lee bastante rápido es entretenido pero esta historia toma un fondo extraño porque esta pareja es algo toxica el personaje de TATE es algo oscuro pues su actitud su forma de ser su trato con Charlotte ese peligroso juego en el que se cuenta la historia yo siento que juntos son como algo a punto de estallar él tiene cambios de actitud y ella se deja digamos humillar? No sé si esa es la palabra de modo que si bien se lee rápido y el final es un final que esperas me dejo la sensación de que quizá podrían haber puesto un tercer personaje para darle algo de más trama, en si el libro y la historia es buena los personajes encantadores pero es ese libro que dices que mejor cada personaje hubiera decidido ir cada quien por su lado y no estar juntos, lo bonito es la amistad de Charlotte y Carlos su mejor amigo es una amistad a prueba de todo y es como debe ser una amistad en las buenas en las malas y más en las malas que en las buenas, para dar mejor idea vamos por algunos fragmentos del libro que atrajeron mi mirada:


Había visto a mi madre enamorarse tantas veces que era como si estuviese desesperada por hacerlo, como si el enamorarse fuese aire y se estuviera ahogando.

El amor te puede deshacer. Puede arrebatarlo todo.

Hay que ser disciplinada para ignorar a chicos increíblemente guapos, y estoy orgullosa de mi maestría.

—Me gustan las rosas de color rosa —le digo y tengo la impresión de que está medio paso más cerca de mí. Su respiración es grave y profunda. —¿Por qué? —pregunta. —No intentan ser algo que no son —contesto—. Son sencillas. Pero nadie elige nunca rosas de color rosa.


No hay nada llamativo sobre las rosas rosas: son bonitas sin reclamar atención. Sin duda alguien debería elegirlas.


Su olor flota en el aire; es una fragancia fresca y limpia que no soy capaz de descifrar.


Chloe es guapa. Guapa rollo demasiado arreglada, demasiado maquillaje, pelo perfecto y ropa impecable. Siempre me he sentido simple y deslucida a su lado, como una figura de cartón, vacía de todo color.

—Algún día te enamorarás locamente


Un día encontrarás a alguien que le dará la vuelta a tu mundo perfecto y lo pondrá al revés.


Mia pertenece a cualquier chico que le diga que la quiere y le dé dinero extra para pañales y ropa nueva. Ellos no se dan cuenta, pero ella los usa más de lo que ellos la usan a ella. Para Mia son desechables… de usar y tirar.

Me he encontrado con chicos como este antes: chicos que piensan que me conocen, que piensan que pueden llegar a mí.

Hacer fotos parece más anónimo que redactar artículos y, sin embargo, a veces da la sensación de que es más importante; como si una fotografía pudiese contar más que cuatrocientas palabras a doble espacio.

He trabajado demasiado y estoy demasiado cerca de dejar toda esta vida atrás, mi instituto mediocre, nuestra pequeña casa desmoronada. Hay más, ahí afuera, esperándome, lo sé.


No dice nada durante varias calles y me gusta ese silencio. Tengo miedo de lo que él pueda decir si habla. De lo que yo pueda contestar. Es como si estuviera en un sueño, pero la sensación de nerviosismo que se dispara por mis venas me recuerda que estoy despierta.


Nos miramos a los ojos mientras me besa. Un sencillo beso, el simple roce de labios sobre otros labios.


—La mentira sale con facilidad, sorprendiéndome mucho. Jamás miento. Nunca tengo razones para hacerlo.


Recordar que no quiero ser como mi madre, que no quiero acabar como ella, conduciendo hasta chocar de frente una y otra vez contra el amor mientras el resto de su vida se quemaba en su espejo retrovisor.


He llegado al último curso de instituto sin distraerme por un chico. No voy a dejar que me pase ahora.


—Chai con leche de almendra caliente y una pizca de canela. Mi barbilla se inclina hacia un lado. Sin responder, cojo el vaso de su mano.


Mi abuela trabajó para darle a mi madre una vida mejor, pero entonces nacimos mi hermana y yo. Era demasiado joven y no estaba preparada para ocuparse de nosotras. Nuestros respectivos padres llegaron y se fueron, igual que hicieron el resto de los novios que reclamaron su atención, que se llevaron su dinero, su tiempo y su felicidad. Pienso en Mia y en Leo, el pequeño Leo, que todavía no sabe lo que su madre podría haber llegado a ser, que no sabe que es tan lista como yo, quizá incluso más. Pero Mia no irá a la universidad, su vida se ha detenido, se ha quedado paralizada en el sitio con todo el potencial del mundo. No existe una palabra más horrible que «potencial». Es la historia de todo lo que nunca llegará a ser.

No quiero admitirlo, pero me gusta esta sensación: la emoción en el estómago, la oleada de calor atravesando mi cuello y mis mejillas cada vez que me mira. Solo una cita, me recuerdo a mí misma. Una cita no me va a desviar de mi camino.


Todo el mundo parece tan brillante y reluciente en la tele y en las revistas... La gente no brilla así en la vida real.


—¿Entonces por qué estás aquí? Quiero decir, todo el mundo está en Hollywood por alguna razón: fama, o dinero, o para escapar de otra vida. Las personas no llegan a Los Ángeles por casualidad.



—¿Siempre has querido ser médico? —Bueno, tenía que escoger algo desde el principio, para así poder… bueno, ir por la dirección correcta. —Sé que parece una locura para la mayoría de la gente, pero llevo con un plan para cambiar mi vida casi tanto tiempo como puedo recordar—. Y no me gusta discutir, así que ser abogada queda descartado —termino.


Solo quiero pasar página. Quiero olvidar, que nada de esto haya ocurrido.


La ciudad parece increíble desde aquí, como un paisaje de cuento de hadas que se extiende hacia el océano oscuro a lo lejos.
—Es solo una ilusión. —Extiende las piernas por delante de él—. Desde la distancia, cualquier cosa puede parecer bonita.



—¿Por qué no me dijiste quién eras? Su cara se relaja por un largo instante y finalmente dice: —Te vi. —¿Cuándo? —En la floristería la primera noche. Por eso entré, porque te vi a través de la ventana. —Se lame los labios—. Estabas mirando tu móvil, sonriendo, y después te reíste.


Sus palabras son como chispas que encienden y hacen estallar el espacio que hay entre nosotros.


Tengo curiosidad por saber más de ti. —Pues no la tengas. No soy tan interesante.


—El triángulo es la forma geométrica más fuerte —le digo—. Puede soportar presión por todos los lados.
—¿Necesitas ser fuerte? —Todos lo necesitamos… en algún momento —contesto.


Necesito recordarme la promesa que me hice a mí misma. Mi futuro ya está trazado. Tengo un plan. Y es un plan que no incluye a Tate ni a las miles de mariposas que revolotean por mi estómago.


Cuando era pequeña pensé que acabaría siendo artista de mayor, pero después me enteré de que a la mayoría de los artistas no les pagan por serlo. Ni siquiera Van Gogh ni Monet fueron reconocidos en su época. Así que se me ocurrió un plan más práctico: sobresalientes en todo, prácticas, Stanford, la mejor facultad de Medicina, hacer la residencia, trabajar



El vacío entre nosotros es gélido, como si su cuerpo nunca hubiera ocupado ese espacio, como si me lo hubiese imaginado todo.

Ya han pasado tres semanas desde aquella noche. Tres semanas desde que permití que Tate Collins me humillara. Una vez más.


Sigo esperando verle aparecer por la puerta de la floristería, o que llegue otro ramo de flores al instituto, pero nada llega nunca.


Subo el volumen de la radio más fuerte y bajo la ventanilla hasta el tope, intentando que el sonido ahogue mis pensamientos, que adormezca el doloroso enfado que late dentro de mi pecho.


Los recuerdos florecen dentro de mí antes de que pueda evitarlos; la forma en la que su voz se sentía en mi oído mientras tarareaba esta misma canción, susurrando palabras mientras flotábamos bajo un toldo infinito de estrellas.


Quiero gritarle, decirle es un cabrón, que no tenía ningún derecho a tratarme como lo hizo. Quiero hacerle sentir fatal por lo que hizo a pesar de que la traidora que hay dentro de mí alberga la esperanza de que haya una explicación, una razón para todo lo que me dijo esa noche.


no soy débil. Y puedo tomar mis propias decisiones sobre lo que es bueno para mí o no —le digo. Estoy sorprendida por mi propia convicción. A decir verdad, no estoy segura de lo que quiero.


De pronto, todo lo que tiene que ver con él parece rígido—. Yo pongo los límites… —Continúa—. Yo tengo el control. O hemos terminado.
—Entonces creo que hemos terminado —consigo decir. Ahora doy un paso para alejarme de él, mis ojos no pueden parpadear, mis manos están


Toda mi vida ha girado en torno a MÍ teniendo el control: controlando mi futuro, mi camino, tomando las decisiones correctas. Nunca he dejado que nadie me controle, y desde luego no voy a empezar ahora.


El tranquilo aire de la noche me inunda nada más salir y lo aspiro, imaginando que refresca mi cuerpo ahora ardiendo en todos los sitios que me ha tocado. Los sitios en los que no sentiré sus manos nunca más.


La ventana junto a mi cama está abierta, pero no hay brisa que pase dentro. Solo el ruido y el zumbido de los insectos, un mundo en movimiento.


Me dan igual los límites o las líneas rojas. Me da igual no ser fiel a mis reglas. Solo quiero estar con él.


Por primera vez, tengo un secreto. Por primera vez en mucho tiempo, tengo algo solo para mí.


Quizá la gente normal también puede brillar. Sonrío.


Me voy a dar un atracón de Netflix mañana para olvidar todas mis penas.


—¿Qué pasa con el mar? —El aire —le digo—. Huele a sal y a sol, y también un poco a verde.


Saber que sus ojos están puestos en mí me hace sentir un cosquilleo en todo el cuerpo. Como si me estuviera tocando a pesar de no hacerlo.


Me siento sin ancla, como si me pudiese caer en cualquier momento.


—Obviamente nunca he sido una romántica, pero incluso a mí me encantó Romeo y Julieta.


Renuncian el uno al otro, incluso estando enamorados. A veces la vida hace imposible que uno esté con la persona que ama.


Intento ver algo más profundo en sus fríos ojos rasgados, en la sutil contracción de su mandíbula que hace que los rasgos de su cara parezcan más duros.


Soy normal. Habitual y previsible. No soy «esas chicas». Y aunque tengo absolutamente claro que los vestidos de lentejuelas y los tacones no las hacen ni un poco mejores que yo, hay algo dentro de mí que siente envidia al verlas.



Hay silencio en el trayecto. Pero no es un silencio incómodo, es ese tipo de silencio en el que da la sensación de que las dos personas están como esperando que pase algo. Como si algo estuviera al llegar.



no quiero que el día de hoy se acabe. Es como si mi interior estuviese en guerra: quiere que mantenga la distancia pero a la vez me anima a que me acerque más.


—Buenas noches, Charlotte Reed —dice él, soltando sus dedos de donde habían permanecido en mi cadera. —Adiós, Tate Collins —contesto, mi voz mucho más suave que la suya, y doy un paso para subirme a la acera.



Es algo curioso sobre la vida en Los Ángeles, una casa cutre como la nuestra está solo a unos minutos en coche de las mansiones más grandes del mundo. Una chica como yo puede conocer a un tipo como Tate igual que si nos moviésemos en los mismos círculos. Es difícil imaginar que pudiera ser así y sin embargo, aquí estamos.



No necesitas cosas caras para estar guapa —continúa Tate señalando con la cabeza los toldos rojos—, pero quiero que las tengas de todas formas.




Y no sé cuántas veces te podré repetir lo guapa que eres, pero por alguna razón tú no lo ves.



Siempre le he restado importancia a mi apariencia. No es importante para mí ni nunca lo ha sido.


—Agárrate fuerte, nena, estoy a punto de darte las dos horas más emocionantes de tu vida.



—Chica lista. Nunca se debe hablar de lo que se hace. No en esta ciudad.


Ver el nuevo pelo ha sido como ponerse una peluca en Halloween. Guay, pero de alguna forma, temporal. Sin embargo, verme la cara así, tan transformada, es como despertar de un extraño sueño.


Siento como si estuviera en un cuento de hadas: en alguna escena perdida de Sueño de una noche de verano. Un mundo imaginado por Shakespeare, donde las hadas y los amantes no correspondidos bailan y hacen el amor y se confiesan sus obsesiones por el



Me pregunto cómo solo una mirada puede hacerme olvidar todo lo que me prometí a mí misma, olvidar cada uno de los errores de mi madre, olvidar los errores de Mia.



 No confío en mí mismo. No confío en mí mismo contigo.


Exhalo y cada célula encendida de mi cuerpo se convierte en ceniza, extinguida por sus palabras. Mi corazón cae de golpe a mi estómago.


Nunca he visto la nieve de verdad, pero es tan bonita como siempre la había imaginado.



Piensa que todos sus errores configuran todo lo que él es en realidad. Pero, por supuesto, ella no puede ver lo que yo sí veo.


Soy una chica lista, ¿recuerdas? —Puedes ser brillante y ser una estúpida en el amor —me dice mientras ruedo la maleta por el pasillo—. Las mujeres de esta familia siempre lo son.


Es extraño cómo el deseo puede sorprenderle a una. Nunca supe lo que era sentirse de esta manera, pero cuando estoy con él, mi cuerpo desea cosas que mi cerebro sabe que no debería.


Que si me apetecen tortitas, crème brûlée o avellanas tostadas, la auxiliar, mágicamente, puede prepararlo, que el avión está completamente equipado. Pero yo solo quiero acurrucarme junto a Tate, apoyar la cabeza contra su pecho y mirar por la ventanilla el mundo que hay abajo: casas en miniatura y un patchwork de granjas y blancas montañas que se elevan cubiertas de nieve, y no puedo resistir las ganas de hacer fotos, a pesar de que solo tengo la cámara del móvil.



Respirar su aroma y sentir los latidos de su corazón acelerarse bajo su sudadera hacen que mi cuerpo se inunde con un calor que el frío no puede superar.



En este aterrador, maravilloso y abrumador momento, le dejaría hacer cualquier cosa. Lo que fuera.


Sucedió todo tan rápido que, la verdad, ni tuve tiempo de pensar en lo que estaba pasando.


—Hice cosas que me gustaría borrar —confiesa, ahora más serio—. Pero yo ya no soy esa persona, Charlotte. Quiero que lo sepas.



Quiero que su boca apriete la mía hasta que el invierno se evapore en la primavera. Quiero quedarme aquí, oculta entre estos árboles de Navidad hasta que la noche llegue al cielo y todo el mundo se haya ido a casa.


El día ha sido demasiado perfecto, los ardientes besos contra la pared del cobertizo y después su beso dulce entre las hileras de abetos, con su boca diciéndome con ternura todo lo que él parece incapaz de decir con palabras.


—Sus labios se abren y sus ojos ahora se centran en mí; la mirada de deseo familiar grabada en sus pupilas, el gélido control que siempre parece tan cerca de quebrarse—.



Mi mirada recorre su rostro, pero la suya es dura, oscura, fría e insensible.



Un instante de silencio se extiende entre nosotros. Podría pedir disculpas. Me podría decir que estoy equivocada, que lo siente y que no quiere que me vaya. Pero no dice nada de eso. Deja que el silencio me entierre, que me asfixie para que empiece a odiarle.



Tengo una extraña sensación de adormecimiento. Como si estuviera en un sueño…, pero es un tipo diferente de sueño esta vez.



En momentos como este, me alegro de no tener Twitter, Instagram o Snapchat donde me vería obligada a ver un GIF de mí misma intentando subir la ventanilla trasera una y otra vez.



—Abuela —suspiro—. Lo siento mucho. Ella inhala profundamente y me rodea con sus brazos. —Todo va a ir bien —me dice—. Es bueno que lo hayas descubierto ahora, antes de que todo esto fuera más lejos. Pero allí, envuelta en sus brazos, no puedo evitar sentir que ya he ido demasiado lejos. Demasiado. He sentido demasiadas cosas. Y ahora no sé cómo sentir algo diferente.



ahora todos me miran fijamente. Me miran como si estuvieran intentando ver algo que se han estado perdiendo durante los últimos cuatro años, una parte de mí de la que simplemente no se dieron cuenta. Pero yo sigo siendo la misma Charlotte… al menos, en el exterior.



No estoy muy segura de eso. Pero los días y semanas encuentran la manera de ir pasando, aunque los recuerdos de Tate emerjan dentro de mí:



A veces, cuando algo realmente divertido sucede, nos reímos y olvido por un instante, en el cálido resplandor del fuego, todo lo que ha pasado. Pero entonces vuelvo a tener la mirada perdida en las llamas y no puedo evitar pensar en él. Él. ÉL.



Recuerdo la noche en la que le dije cómo a veces me gustaría poder sumergirme en el océano para dejar que me llevase a una tierra lejana. A una vida diferente.



Me adentro en el mar, dejando que el agua trepe hasta los muslos y después hasta mi cintura hasta que toca el pecho. Después me zambullo y dejo que el mar me lleve.





Me hundo bajo unas olas que rompen sobre mi cabeza. Las burbujas salen de mis fosas nasales y mi boca, y cuando finalmente emerjo a la superficie, dejo escapar un suspiro de aire. Me giro sobre mi espalda y miro el cielo liso y uniforme. Mis labios saben a sal… y pienso en Tate. Meto mi cabeza bajo el agua otra vez, tratando de deshacerme de mis pensamientos, quitarme a Tate de la piel, de cada lugar que me ha tocado… cada lugar de mi carne que sus dedos han marcado. La marea tira de mí, llevándome más lejos, a donde el azul pálido se vuelve negro. La dejo… no lucho contra ella. Solo quiero flotar. Solo quiero olvidar. La noche se extiende a mi alrededor, los minutos y los segundos ya no cuentan. Me dejo llevar por la corriente hasta que no queda nada de mí. Cuando un escalofrío trepa por mis piernas y todo el cuerpo empieza a temblar, dejo caer mis piernas y regreso a la orilla. Él se ha ido, me digo.



Me levanto de un tirón del taburete y cruzo los brazos, recordándome a mí misma que no quiero tener nada que ver con él. —No hay nada que explicar —le digo—. No importa. Esto no puede funcionar… tú y yo... nosotros... somos demasiado diferentes.



—No puedo estar sin ti —susurra. Elevo mi cara para mirarle a los ojos. —Entonces sé sincero conmigo. —Me doy la vuelta, apartándome de la pared y dejo de estar atrapada por sus brazos.



Pero te necesito, Charlotte. Me siento cuerdo cuando estoy contigo.



—Yo solo… quería protegerte. No soy bueno para ti. —Parece atormentado—. Pero no puedo estar lejos de ti. Te necesito, Charlotte.



Todo vuelve a estar en su sitio. Tú. Yo. Mi carrera. Eres exactamente lo que necesito, Charlotte.



—Y prométeme que volverás con tu virginidad intacta —añade de repente. Me río de nuevo. —¿Desde cuándo te preocupa mi virginidad?



No puedo creer que de verdad esté haciendo esto. Ni siquiera sé ya quién soy… una chica que se atraviesa el país de punta a punta para ver a un chico del que se está empezando a enamorar locamente.



Soy Alicia, y esto es el país de las maravillas.



—Soy incapaz de pensar con claridad cuando estoy contigo —dice. Y mis entrañas revolotean hasta casi estallar.



Mi corazón es como una mariposa, rápida y ligera, que late en mi pecho. Tengo todo lo que he soñado y algo que ni siquiera me había atrevido a soñar. No tengo miedo de nada. Sé qué quiero.




Me di cuenta de que la fama es una responsabilidad y de que yo lo había subestimado. Si una noche podía arruinar la vida de una chica… por mi culpa… no quería correr el riesgo de hacerle daño a nadie más.



—Tú eras demasiado pura. Eras… eres… perfecta. No quería destruirte.



—Antes de conocerte pensaba que me había jodido la vida entera; que no había vuelta atrás. Pero contigo… contigo no hago más que pensar que tal vez aún haya una posibilidad. —¿Para qué? —Para tener a alguien en mi vida sin que yo lo destruya.



Este fin de semana ha sido casi perfecto, ha sido casi todo lo que quería que fuera. Y ahora, cuando vuelva a casa, voy a pagar el precio.



—No seas estúpida, Charlotte. Un chico como ese solo quiere una cosa de ti. Pensé que ya lo sabías. Pensé que eras más inteligente. —Todo



Cuando era pequeña solía pensar que si cerraba los ojos lo suficientemente fuerte, desaparecería. Me imaginaba a mí misma en un lugar nuevo, en un lugar sobre el que había leído en algún libro. Ahora, justo cuando el mundo por fin se está abriendo a mí, me siento más atrapada que nunca.


Tengo todo lo que siempre quise. Pero, ¿y si quiero otra cosa?


¿Por qué todo el mundo en mi vida cree que sabe las cosas mejor que yo?—. Por fin estoy tomando decisiones por mí misma —agrego—.



No voy a permitir que me encuentre aquí en su habitación, esperándole como una novia obsesionada que no sabe pillar una indirecta.



Mi cabeza comienza a doler. He hecho el ridículo. Otra vez. Soy tan estúpida… Tan, tan estúpida.



Le odio por hacer que me importe. Le odio por provocar que me enamorase de él. Por hacerme ser tan estúpida como el resto de las mujeres de mi familia. Por hacerme romper las promesas que me hice a mí misma hace tantos años.



Poco a poco, vuelvo a ser yo misma. Cojo mis novelas favoritas de la estantería, leo fragmentos, reconfortándome a mí misma con los textos. Abro mi portátil y me pongo a ver fotos que he ido haciendo para el periódico, intentando imaginar quién era yo el día que las hice, intentando averiguar si soy diferente ahora.



Me digo que debería estar contenta, que podía haber sido mucho peor. Que por lo menos no he arruinado mi vida.



—No he sido una buena hermana. No desde que nació Leo. Creo que… no lo entendía… —Me acuerdo de todas las veces que la he juzgado. No quería ayudarla, aun cuando podía.



—Cada una ha cometido sus propios errores —dice. Y el perdón en sus ojos casi me hace derrumbarme de nuevo.


—Debería haberte escuchado. —No sé cómo, increíblemente, estoy llorando otra vez. Las lágrimas parecen no tener fin. —No. —Sacude la cabeza y me coge la mano—. Pensé que te estaba protegiendo, pero te estaba alejando.


—Te mereces el amor igual que todo el mundo, Charlotte. Te mereces el mejor tipo de amor: el que dura para siempre. Es posible que este no lo fuera… con Tate, pero sé que lo encontrarás algún día. Solo quiero que seas feliz, eso es todo lo que he querido siempre.



Pensé que me quería, aunque no supiera cómo decirlo, pero ahora lo único que sé es que hemos terminado.


Pero sin duda quiero viajar un poco más y fotografiar todo lo que pueda. Todo empezó como lo haría cualquiera que viaja: simplemente como una forma de documentar lo que iba viendo para poder recordarlo todo a mi regreso. Pero se ha convertido en algo más que eso. Observar el mundo a través de una cámara me ha hecho ver las cosas de manera diferente.



—Te pasa a ti y me pasa a mí. —A pesar de nuestras palabras, nada ha cambiado en nuestra amistad. Es maravilloso estar con alguien que conozco tan bien después de estar fuera. Me acurruco junto a él. Carlos toca mi muñeca y levanta mi mano en el aire.



—Fue tu primer amor. Esos son siempre los más difíciles de superar. Y vaya si te has desviado de tu camino para alejarte de él.





—No me marché de Los Ángeles para escapar de él —le digo. —Puede que no haya sido tu única razón, pero si no fuera por él, quizá nunca te habrías dado cuenta de que necesitabas experimentar el mundo. —Sé que tiene razón, pero aun así es difícil admitir que se pueda sacar algo positivo de lo mío con Tate. Da más bien la sensación de que me ha desgarrado las entrañas y que mi corazón ha acabado derramado en el suelo.



He vivido aquí toda mi vida y sin embargo, es a él a lo que todo me recuerda. Me gustaría poder olvidar. Pero no puedo. Creo que nunca lo conseguiré.



—No soy la misma chica que antes. Me hiciste daño, Tate, la cagaste. Te marchaste cuando te diste cuenta de que me estaba enamorando de ti. Cuando estaba dispuesta a renunciar a todo por ti, simplemente me abandonaste.



—Me rompiste el corazón, Tate. Y no hay nada que puedas hacer para arreglarlo.



Pero incluso sin tocarnos, a un milímetro de distancia, mi piel se enciende ante el recuerdo de sus manos sobre mí, de sus labios deslizándose por mi cuello mientras mi corazón late bajo su tacto. Tate me dejó cicatrices por toda mi piel, marcas invisibles que no puedo borrar por mucho que lo intente.



No soy la misma chica que antes, pienso de nuevo. Y es verdad. No lo soy. Soy más fuerte porque rompió mi corazón. Soy más fuerte sin él. Y no voy a permitir que me lo rompa de nuevo.


«Delirio di amore», es decir, delirio de amor.

Casi todas las noches, cuando el puerto está de nuevo vacío y en silencio, me adentro en el océano y sumerjo la cabeza hasta abajo, dejándome arrastrar por la corriente, en un intento por ahogar todos los pensamientos sobre él. Por fin parece estar funcionado, aunque poco a poco.


—Quería asegurarme de hacerlo todo bien contigo, de ir con cuidado… pero al final, he acabado haciéndote daño de todos modos.


Le ha llevado todo este tiempo darse cuenta, ver que fue él quien hizo imposible nuestra relación. Y quizá debería odiarle por eso. Pero no puedo.

Puntuación :  4 / 5  

Y mientras hago esta reseña en mi mente una vocecilla cantaba la canción I loveyou always forever de donna Lewis si Flower. Un amor intenso tuviera una canción sin duda le queda escuchala si ya leíste el libro y si no se te da ingles busca la canción traducida y sabrás de lo que escribo ;) 

Feels like, I'm standing in a timeless dream 
Of light mists, of pale amber rose 
Feels like, I'm lost in a deep cloud of heavenly scent 
Touching, discovering you .




This post first appeared on Lovely Cloud, please read the originial post: here

Share the post

Reseña: Flower. Un amor intenso. Elisabeth Craft. Shea Olsen

×

Subscribe to Lovely Cloud

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×