BRECHA
07-11-2022
Antonio Quevedo Susunaga
En los últimos 30 años de Gobierno en México, han sido los presidentes priistas los que más han alentado la presencia del narco en el país, se han distinguido por tener ligas estrechas con las mafias del narcotráfico, aunque también se han distinguido por sus implicaciones los gobiernos estatales.
Entre los presidentes que se presume estuvieron ligados a los negocios del narco, destaca el expresidente Carlos Salinas de Gortari, que mucho se decía de su relación con el Señor de los Cielos, que alcanzó un auge extraordinario.
En esta misma relación, se dice del presidente Ernesto Zedillo, al parecer hay expedientes que lo ligan.
En el caso del presidente Panista, Vicente Fox, se menciona que fue quien negocio con el Chapo Guzmán para dejarlo libre a cambio de jugosas cifras.
El otro panista, Felipe Calderón Hinojosa, no sólo hizo negocio, sino que convirtió al país en un narcoestado y su operador de esta mafia dentro del gobierno Genaro García Luna, detenido en los Estados Unidos por estos motivos de tráfico y protección al narco.
Esta misma historia continuo con el presidente Enrique Peña Nieto, que al parecer es un secreto a voces, que recibió sobornos de los cárteles de la droga.
Esta historia de relación del narco con los gobiernos federales, explica él porque el narcotráfico tuvo un auge extraordinario en nuestro país, al grado de convertir mafias nacionales en internacionales.
En forma extraoficial, los narcos cuando eran detenido u ocasionalmente entrevistados, decían que el 90 por ciento de las ganancias del tráfico de las drogas era para comprar protección e impunidad en los gobiernos, y ellos, podían vivir en forma extraordinaria con el 10 por ciento que les quedaba.
En los últimos años hemos vistos como los gobernadores narcos han sobresalido en esta relación, el único que se encuentra en la mira del gobierno mexicano es el panista, Francisco García Cabeza de Vaca, que en los expedientes se establece que ha recibido dinero del Cártel de Sinaloa y de otros.
El exgobernador panista, dejó a Tamaulipas, prendido de alfileres por el endeudamiento y un ambiente de violencia complicado.
En la filtración de Guacamaya, resultó que el gobernador de Querétaro está muy infiltrado por el narco que opera en esa región, en donde Diego Sinhue, también gobernador panista está metido hasta el cuello con las mafias que operan en esa región.
De acuerdo los reportes del gobierno federal, es Guanajuato el estado más violento, con mayor número de muertos y una inestabilidad severa, razón por la cual, el gobierno de López Obrador tiene una gran presencia de militares, marinos y de la Guardia Nacional.
En Veracruz, el panista Miguel Ángel Yunes Linares, dejó una compleja red de mafias que ha sido muy difícil combatir hasta la fecha y que le compiten por el poder al gobernador de Morena, Cuitláhuac García.
Los gobiernos de Tamaulipas, Guanajuato y Jalisco, han votado en contra de la presencia militar en dichas entidades.
El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que, aunque la cúpula panista de Guanajuato no haya apoyado la presencia militar, el gobierno federal mantendrá la presencia del ejército para cuidar a la población.
En general la oposición panista se opone a la presencia del ejército, aunque el entonces presidente Felipe Calderón, los envió a matar gente, orden que lo tiene acusado de una matanza absurda y señalado por crímenes de lesa humanidad, en los organismos internacionales.
El asunto es que perdieron los panistas Tamaulipas, porque la población decidió salir a votar por Morena, esto mismo puede ocurrir en dichas entidades señaladas por infiltración del narco, Querétaro y Guanajuato. Al igual que Jalisco.
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