Manuel Cárdenas Fonseca
Senador
Ahora que nos acercamos a la contienda presidencial para 2018, surge en el escenario nacional la figura del doctor José Narro Robles como posible candidato inesperado del partido en el poder, el revolucionario institucional. Al Doctor Narro se le ha comenzado a nombrar desde hace algunas semanas en los círculos políticos, en los medios de comunicación, entre analistas nacionales y hasta entre la población en general, como una opción bastante viable para el PRI si es que busca ganar las elecciones presidenciales del próximo año o al menos mantenerse como un verdadero contendiente.
Esta consideración del doctor Narro resulta una candidatura inesperada por varias razones: primero porque generacionalmente se encuentra muy alejado de los otros posibles contendientes dentro del PRI y del mismo gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto. Generacionalmente es más cercano a Andrés Manuel López Obrador que a cualquier otro posible candidato de cualquiera de los demás partidos políticos.
En segundo lugar, el perfil académico del doctor Narro contrasta con el de la mayoría de los aspirantes o “suspirantes” formados en la más estricta visión tecnocrática, en donde los temas económicos dominan sobre los políticos y sociales. Narro no desconoce los temas económicos y tiene una trayectoria importante dentro de la administración pública, que muchos desconocen, que le da una sólida preparación profesional, pero su formación es sobre todo humanista y conoce a fondo el impacto de la salud y la educación en el desarrollo nacional y en el crecimiento económico del país.
En tercer lugar, el doctor Narro es un hombre alejado de las estridencias que hoy parecen ser una característica de los políticos de nuestros tiempos que piensan que quien más grita más razón tiene y más poder adquiere. Es quizá su discreción y su apego al trabajo que le corresponde hacer, lo que le ha ganado el respeto de muchos y lo que ha hecho voltear hacia él como una propuesta diferente que mucho aporta a la vida política nacional.
Son precisamente estas razones que hacen inesperada su posible candidatura por el PRI a la presidencia de la República, las mismas que la convierten en una opción refrescante, distinta, serena y más cercana a lo que los mexicanos hoy esperan de sus políticos.
Es un hombre que suena cercano a la población que conoce temas que nos preocupan y nos angustian, un hombre con una amplia trayectoria y en donde nunca ha necesitado levantar la voz para mostrar que cumple con su trabajo. Un militante priista que ha ocupado importantes cargos en su partido y sin grandes estridencias.
En este espectro político nacional que se está dibujando para 2018, en donde los principales partidos ya parecen haber definido la ruta para la elección de su candidato presidencial: el PAN con Margarita Zavala, Ricardo Anaya y Rafael Moreno Valle, Morena con Andrés Manuel López Obrador, lo que queda del PRD que se debate entre Miguel Mancera o la alianza con el PAN; el PRI parece ser el único partido que no ha definido sus “jugadores” y en su tablero suben y bajan posibles candidatos de acuerdo a los cambios del entorno político nacional e internacional.
Lo cierto es que las elecciones del año próximo estarán marcadas por temas y asuntos que hasta hace poco tiempo no se consideraban como es el cambio de gobierno y de políticas en nuestro vecino del norte. Lo cierto es que hay una cierta decepción social por la tecnocracia y sus promesas que la población considera hasta ahora incumplidas. Lo cierto es que los mexicanos hoy no son tan fácilmente seducidos por el “canto de las sirenas”, y esperan políticos más de carne y hueso que les hablen con la verdad y de frente.
Ante este panorama resulta refrescante el que se considere la posibilidad de una candidatura como la del doctor Narro que rompe muchos paradigmas y podría encontrar simpatías entre sectores diversos del PRI y de la sociedad mexicana. Tiempo al tiempo.
¡Muchas gracias y sean felices!
www.manuelcardenasfonseca.mx
@m_cardenasf
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