En el cartulario de Lebanza ya aparece mencionado este lugar en el 932, situado en la localidad de Cervera de Pisuerga, próximo a la pedanía de Vado, al que los estudiosos consideran como uno de los grandes restos eremíticos españoles en el Alto Pisuerga. Pequeño santuario excavado en un promontorio, en torno al cual se han descubierto una veintena de tumbas antropomorfas.
Constaba de una sala rectangular de unos siete metros de longitud que, según describen distintas fuentes, "desembocaría en origen en una estructura absidal horadada en la roca actualmente desaparecida". Ambas, la ermita y la necrópolis, pudieron formar parte de un complejo en el que se encontraban así mismo otros edificios hoy desaparecidos, donde vivieron las primeras comunidades monásticas en la época alto medieval.
La ermita de San Vicente conservó su función como tal hasta mediados del siglo XIX.
Técnicos de la Fundación Santa María la Real han restaurado la cueva dentro del Plan de Intervención Románico Norte. En esta zona norte se localizan cerca de 40 eremitorios, pero ninguno con la particularidad de esta cueva horadada en un gran peñasco y labrada sobre piedra arenisca.
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