La presidenta Cristina Fernández reestructura su gabinete tras la derrota electoral
Las modificaciones realizadas por la presidenta pueden traducirse en la reafirmación de la intransigencia que ha caracterizado al kirchnerismo, necesaria, por un lado, ya que el escenario poselectoral se le ha presentado severamente hostil y, de alguna manera, antojadiza, por otro, puesto que Guillermo Moreno, el cuestionadísimo secretario de Comercio Interior (la cabeza más codiciada por la oposición), sigue en su cargo, pese a que su remoción parecía un hecho.
Hacia el interior del gobierno, estos enroques y ascensos tienen dos claros cometidos: hacer a un lado a aquellos que no jugaron lo suficientemente claro y contar con presencias más sólidas a fin de capear el temporal que desataron las elecciones para lograr una rápida normalización.
Una pequeña purga
Por el lado de los enroques, el más relevante es el de Aníbal Fernández. Deja el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos para hacerse cargo de la Jefatura de Gabinete de Ministros. Este movimiento puede verse como una purga, ya que desde hacía algunos meses había cierto malestar con el saliente Sergio Massa, quien mostró pinceladas de ambigüedad durante su gestión, en particular con una serie de declaraciones que fueron leídas como un guiño hacia el peronismo anti K. Las gotas que rebasaron el vaso cayeron con las elecciones porque en su distrito, el populoso partido de Tigre, su esposa Malena Galmarini (primera candidata a concejal) obtuvo más votos que los cosechados por el binomio Kirchner-Scioli, pese a que ambas listas iban juntas. El corte de boleta fue interpretado como un desganado apoyo de Massa hacia el kirchnerista Frente para la Victoria, razón por la cual desde hoy volverá a la Municipalidad de Tigre, lugar a donde Cristina Fernández lo fue a buscar hace poco más de un año.
Aníbal Fernández, por su parte, aporta solidez al cargo que ocupa desde ayer. Es un peronista militante que no ha padecido un desgaste significativo, pese a ocupar cargos desde el gobierno de Eduardo Duhalde. También es uno de los pocos funcionarios (acaso el único) que soportó y contrarrestó los empellones de la prensa, cosa no menor para este gobierno. Sin perder tiempo, ya anticipó que para 2011 habrá candidatos por el kirchnerismo y que entre ellos no se debe descontar a Cristina Fernández ni a Néstor Kirchner.
Promovidos a primera
Catapultado a las primeras filas tras su exitosa participación en la estatización del sistema previsional cuando regenteaba la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), Amado Boudou es el flamante ministro de Economía. Formado en el Centro de Estudios Macroeconómicos (guarida local de los Chicago boys) y con un pasado que lo vio militando en los años 90 en la derechista y liberal Ucedé del no menos liberal Álvaro Alsogaray, este economista convertido al peronismo progresista es llamado a gestionar con un perfil alto, a diferencia de su antecesor, Carlos Fernández. Boudou ha manifestado tener una buena relación con Guillermo Moreno, por lo que su suerte sería mejor que la del primer ministro de esa cartera en la administración Fernández, Martín Lousteau.
Para sorpresa del elenco de gobierno, desde el directorio de Aerolíneas Argentinas, Julio Alak aterriza en la cartera que deja Fernández. Tal vez como reconocimiento por su trabajo en la reestatización de la aerolínea de bandera, el ex intendente de La Plata se impuso sobre otras figuras con mayor currícula, como el ex canciller Rafael Bielsa. Otras secretarías vieron renovar a sus titulares. Cultura de la Nación quedó en manos del cineasta y renunciante diputado Jorge Coscia, un confeso peronista de izquierda que, estando al frente del Instituto Nacional de Cinematografía y Artes Audiovisuales, logró la autarquía de la institución y la duplicación de su presupuesto. El economista Diego Bossio saltó del directorio del Banco Hipotecario al comando de la Anses, tras una breve pero prolífica carrera que también lo vio asesorando al hoy gobernador de Mendoza.
Así, Cristina Fernández se rodea de funcionarios jóvenes con capacidad de gestión y ausencia de proyecto político para contar con un gabinete competente a la vez que leal, algo que en plena interna justicialista tiene un valor agregado.
Nota publicada en la diaria, Montevideo - Uruguay, el 9 de julio de 2009.
