"Los temas de conversación con tus amigos surgen en torno a lo que ves en línea", esta frase describe perfectamente en lo que se ha convertido nuestra realidad. Ya no sabemos si vivimos para disfrutar lo digital o si lo digital es lo que nos permite darle sabor a nuestros días.


Despertamos viendo una pantalla, comunicándonos a través de carácteres, símbolos cada vez más animados, trabajamos en una pantalla, amamos a través de una pantalla, recibimos malas noticias a través de audio, video o fotos, en fin, todo gira dentro de un pequeño espacio en forma de pantalla que solo se apaga cuando vamos a dormir, una especie de "muerte digital" por al menos ocho horas.

Aunque parezca exagerado estamos conectados a un mundo digital que practicamente nos alimenta y además, nos ayuda a superar ciertos miedos y a ser valientes. Con la tecnología podemos enfrentar el terror a una separación, la sospecha de una infidelidad, también podemos convertirnos en alguien más para conseguir nuestra pareja ideal, tener herramientas para proteger a nuestros seres queridos.

En lo digital podemos hacer lo que queramos, sin medir ciertas consecuencias o sin darnos cuenta que vivimos en un mundo que nos absorve.

Black Mirror, una serie producida por Netflix ahonda en una sociedad dominada por la innovación, por la tecnología futurista que controla nuestros pensamientos, los protege y nos permite ver lo que otros ven.

Es una critica, pero a la vez un reflejo oscuro, a lo que podemos llegar a ser si confundimos la realidad con lo digital. Nos muestra lo que probablemente será nuestro mundo si continuamos viviendo dentro y fuera de la pantalla.